Acuse de recibo
El 7 de septiembre de 2018, desde San Luis, Santiago de Cuba, Susana Mayet Costafreda contó que su hijo de 20 años, diagnosticado con Síndrome West, encefalopatía crónica, cuadriplejia espástica, epilepsia, relajación de esfínter vesical y rectal y asma bronquial, está postrado y con marcado retardo sicomotor.
Refería que ella es ama de casa, centrada en la atención del hijo, con una prestación de la Asistencia Social entonces de 205 pesos; y su esposo, como custodio percibía un salario bajo. El enfermo consumía muchos medicamentos, y no les daba la cuenta.
Le aprobaron un subsidio en diciembre de 2015 para mejorar las condiciones de la casa, pero de este aún no había recibido la totalidad de los materiales. No tenía baño, cocina ni piso, decía, la casa, a nivel de cerramento y solo dos cuartos techados para la familia completa.
Susana se dolía de la falta de gestión y atención en el municipio, ante cuadro tan vulnerable.
Así, respondió el 26 de septiembre de 2018 Wilfredo Mejías Cardero, director provincial de Trabajo y Seguridad Social en Santiago de Cuba, que el padre del discapacitado vive en la capital y nunca lo ha atendido, el esposo de Susana devenga un salario de 295 pesos, y además convive en el hogar una hija de 16 años, estudiante.
Señala que la vivienda, con paredes de mampostería, tiene techo de placa y piso de cemento en una accesoria, con dos cuartos y un baño, pues sala y cocina están a nivel de cerramento y piso de tierra.
El núcleo familiar, dice, siempre se ha atendido por los Trabajadores Sociales. Se le benefició con refrigerador, colchón, módulo de aseo personal y de combustible para postrados, módulo de cocina de inducción, y silla de ruedas; además de vestimenta. Y fue insuficiente, por lo que en el segundo semestre de 2018 se revaluó el caso, con la necesidad de colchón, artículos de uso personal y otros. Y hasta la fecha de la carta, solo se le había entregado un colchón, tela antiséptica y una cama personal.
A raíz del huracán Sandy, añade, se le aprobó una bonificación por las afectaciones totales de techo sufridas en la casa. Se le bonificó el 99 por ciento de los materiales asignados, y se comprobó que hicieron uso inadecuado de estos. Y además de la bonificación, se hizo el trámite para un subsidio por 50 000 pesos.
«Luego de realizar el análisis de los elementos expuestos, afirma, se concluye que, a pesar de no haber llegado con el 100 por ciento de los recursos que necesita esa familia, no ha dejado de recibir la atención del Trabajo Social… sin dejar de reconocer que nos faltó proceder ante algunas de las dificultades que esta presenta, además de lograr la integración de todos los factores implicados», concluye.
La pregunta la hace Armando Ramírez Pérez, vecino de Calle 23, no. 20-B, batey Jesús Menéndez, Las Tunas, y explica primero que ese producto, elaborado a base de soya, se destina a la alimentación de niños intolerantes a la lactosa, alérgicos a las proteínas de la leche de vaca y con problemas de mala absorción intestinal.
El Prolacsín, afirma, se indica a partir del diagnóstico de gastroenterólogos pediatras. No son muchos los casos de este tipo, refiere, pero los hay; al menos en la zona de Jesús Menéndez y Puerto Padre, provincia de Las Tunas, él conoce cinco casos, incluida su hija.
El Prolacsín se elabora en los laboratorios dietéticos de Bayamo. Y falta desde octubre de 2018, cuando se entregó solo una bolsa. No ha entrado más. Teniendo en cuenta que es necesario para los niños que sufren esas limitaciones, Armando se comunicó con los almacenes de Encomed de Las Tunas, y no hay disponibilidad. Llamó a la Dirección Provincial de Salud y la respuesta fue que estaba pendiente de producción.
Se comunicó también con la Empresa Láctea de Bayamo y realmente le costó mucho trabajo hablar con un compañero del laboratorio dietético, quien le dijo que solo se había dejado de producir unos días porque el horno estaba roto, pero que ya se había hecho la producción y estaba siendo avalada por los compañeros de La Habana y se realizaría la distribución.
«Eso fue a inicios de diciembre. Sin embargo, estamos ya a 16 de enero y aún sigue en falta provincial y con respuesta nula. ¿Será tan difícil producir ese alimento-medicamento para ese grupo de niños? ¿Por qué ni siquiera una respuesta sobre el tema?», manifiesta Armando.