Acuse de recibo
¿Hay pero no me toca? fue el título con que dimos a conocer la queja remitida por quien se presentó como el profesor de Cultura Física Alberto González Rodríguez (Avenida 53 No. 3720, entre 39 y 40, Cienfuegos). Este afirmaba escribir en nombre propio y de otros trabajadores del Inder de su provincia.
Alertaba el supuesto entrenador sobre el hecho de que en el pasado curso se hubiese asignado por el organismo un vestuario deportivo (mono deportivo, zapatillas, pulóver, silbato y gorra) a preparadores del país, y aún en la Perla del Sur no había llegado, ni nadie sabía al respecto.
Cerrábamos el Acuse aquel día afirmando: «Como en otros asuntos de similar índole, llegan primero a los interesados rumores, apreciaciones con disímiles márgenes de exactitud, las dañinas “bolas”, que la información oportuna que las entidades deben brindar por los canales habilitados».
Después de que corrieran mucho las bolas, el pasado 28 de noviembre respondieron a JR Rolando Bello Ruiz y José Santiago Santana Sánchez, responsable de Inspección, Control Interno y Atención a la Población y metodólogo de Aseguramiento, respectivamente, de la Dirección Provincial de Deportes (DPD) cienfueguera.
Aseguran los funcionarios que la dirección del remitente no existe en el municipio ni en la provincia de Cienfuegos, y que, luego de buscarlo por la dirección municipal de la cabecera y por los seis combinados de este territorio concluyeron que no aparece como trabajador del deporte.
«En consulta con la Dirección Nacional de Aseguramiento del Inder que atiende todos los recursos que se les asignan a las provincias (…) (Geban) nos plantea el compañero Mijail Rodríguez que el país distribuyó lo que tenía en esos momentos a las provincias que presentaron afectación por el ciclón como prioridad, y que se les dará a las demás en la medida en que se cuente con disponibilidad», afirman.
Añaden los especialistas, citando a la Dirección Nacional, que por el volumen y costo de los mencionados recursos no se tiene proyección por el momento de entregarlos; que cuando exista la posibilidad se hará llegar a las demás provincias. «También podemos decirle que hace cinco años fue distribuido en el país un módulo para todos los profesores», plantean.
Agregan los representantes de la DPD que en ningún momento se han acercado a la entidad los entrenadores con «esta pregunta u otra interrogante de cualquier índole; siempre hemos ofrecido respuestas claras y oportunas a todo el que las ha solicitado (…); otro aspecto que orientamos es no prometer algo que no está en nuestras manos, para no crear falsas expectativas».
Concluyen los directivos ofreciendo sus disculpas al periódico por la demora de la respuesta, «ya que no era del conocimiento de los compañeros que atienden inspección, control interno y atención a la población, para darla a conocer al director y poderla procesar».
Agradezco la contestación. Y lamento mucho que esta sea una de esas poquísimas ocasiones en que alguien se escuda en un nombre y dirección falsos para denunciar un problema. En esta columna apostaremos siempre por el diálogo martiano: «franco, fiero, fiel, sin saña».
Ahora, no por ello puedo dejar de apuntar algunas lagunas de la respuesta. La carta del ficticio lector se publicó en abril y los directivos cienfuegueros, por ciertas alusiones temporales de su respuesta, se ubican en el problema como si la alarma fuese mucho más reciente. ¿Cuántos mecanismos de la DPD fallaron para que no solo se enteraran tarde de la queja, sino que además respondieran con elementos incongruentes?
Sobre el tema de los implementos deportivos, se trata de un asunto complejo, con múltiples aristas y mediaciones, pero del cual no se puede salir solamente con la mención de un módulo básico para todos los profesores distribuido ¡hace cinco años! ¿Cuántas alternativas, posibles ayudas, convenios, estrategias locales se pueden explorar, y de hecho instituciones en el país exploran con buenos resultados, para resolver esta y otras carencias?