Acuse de recibo
Tras 14 años de haber sufrido un derrumbe total en su vivienda, provocado por los ciclones Lili e Isidore, la pinareña Maribel Carmona Marrero (Carretera de Guane a Mantua, kilómetro 2, s/n) se veía perdida en una larga espera de trámites, gestiones y promesas que, en definitiva, no habían desembocado en la recuperación de su hogar.
Tras 14 años de haber sufrido un derrumbe total en su vivienda, provocado por los ciclones Lili e Isidore, la pinareña Maribel Carmona Marrero (Carretera de Guane a Mantua, kilómetro 2, s/n) se veía perdida en una larga espera de trámites, gestiones y promesas que, en definitiva, no habían desembocado en la recuperación de su hogar.
Así lo contó en estas líneas el 29 de marzo último y apuntó que su núcleo familiar lo integraban dos mujeres, un niño de tres años y un joven de 24, quien trabaja como custodio en una bodega, con un salario de 230 pesos, único sostén económico de la familia. Todos viviendo en una facilidad temporal de cuatro horcones, en condiciones muy difíciles, con un subsidio infructuosamente solicitado.
A propósito responde José Ángel Ledesma Ramos, presidente del Poder Popular en Guane, quien sostiene que ciertamente «la vivienda de Maribel está categorizada como derrumbe total, por afectación de los huracanes Lili e Isidore del 2002, hace 14 años, al igual que 995 viviendas de este municipio pendientes de solución, a las cuales no se les ha podido solucionar la situación por la vía del subsidio o plan estatal».
Señala el dirigente que en su momento se entregó a la familia de la lectora los recursos «para reparar la facilidad temporal, la que solo habita ella y su hijo de 24 años; el resto del núcleo familiar que se menciona en la carta reside en otra vivienda, que cuenta con sala, cocina, dormitorio y baño, construida de madera y piso de cemento pulido, en buen estado». Asimismo, puntualiza que aunque en verdad el salario básico del hijo es de 230 pesos, por condiciones de trabajo este llega a ser de 700.
También se conoció al revisar los pormenores del caso que Maribel «tiene solicitado, en la Oficina Municipal de Trámites de la Vivienda, subsidio con expediente número 140» y que la afectada está «pendiente de entrega del documento que la acredita como propietaria de la vivienda o del terreno, documento este imprescindible para concluir el expediente, solicitado por la interesada a la Dirección de Planificación Física hace solo un mes» (la respuesta está fechada el 7 de abril).
En la visita que una comisión designada para investigar el caso hizo a la afectada, se le explicó que solo en su Consejo Popular aún quedan 277 casos sin solución, categorizados como «derrumbe total de los huracanes», la mayoría «en condiciones más desfavorables que ella», precisa el funcionario.
Y añade que, por tanto, el problema de Maribel «no está en la prioridad de la comisión de circunscripción para ser incluida en el plan de construcción estatal. Se orientó debe concluir con el trámite de legalización del terreno para posteriormente presentar el expediente de solicitud del subsidio al Consejo de la Administración Municipal».
Concluye su misiva el Presidente del Poder Popular comentando que la guanera mostró conformidad con la atención ofrecida.
Agradezco la respuesta y los detalles omitidos. Debo, no obstante, comentar algunos aspectos. Al reseñar la historia de Maribel, en marzo pasado, concluíamos: «Más allá de las penurias económicas que sabemos ha tenido que sortear el país, la política general se ha trazado para que los casos de afectación por ciclones se fueran priorizando. Este es un derrumbe total de 2002. ¿Qué ha pasado?».
Ahora, al leer las palabras del Presidente municipal, con más razón pudiera enarbolarse aquel párrafo, pues muchas otras familias aguardan desde 2002, tras un derrumbe total, por la solución a su problema.
¿En todo este tiempo no ha habido alternativas, formas de gestión, proyectos de colaboración entre las entidades del municipio o foráneas, esfuerzo propio, materiales de préstamo, en fin…, caminos para encontrar la respuesta a estos problemas?
¿Qué se ha detallado y debatido de esto en las rendiciones de cuenta de los sucesivos delegados a sus electores? ¿Cuánto se han elevado estas complejas circunstancias a las autoridades provinciales y nacionales? Y una vez elevado, ¿qué respuesta se ha recibido de estas instancias de Gobierno?
Hay demasiadas preguntas por aclarar tras un panorama como el descrito. Y uno puede intuir que los recursos materiales no son lo único que ha faltado.