Acuse de recibo
El pasado 16 de mayo defendí que las frases «vino con faltante» o «no alcanzó» son inaceptables mientras exista la libreta de productos racionados con subsidio, que alivia aunque no cubra las necesidades alimentarias de la población.
Lo dije a raíz de lo denunciado ese día aquí por Marcos Antonio González, cliente de la casilla de avenida 26 de Julio, en el barrio Colón, de la ciudad de Sancti Spíritus. Él contaba que varios consumidores se quedaron sin adquirir el pollo que sustituye al pescado en la cuota. Y todo ocurrió a menos de 24 horas de comenzar a venderse el producto.
Afirmaba que ante este mal, que nos sigue afectando sin que tengamos cierta protección como consumidores, habría que preguntarse: «si el pollo es para todos, ¿por qué no alcanza el producto? ¿Alguien podrá explicar algún día cómo se realiza el procedimiento de la entrega de pollo? ¿Dónde están mis derechos?».
Al respecto, responde Magda Luna Triana, directora de Fiscalización y Control del Grupo Empresarial de Comercio de Sancti Spíritus, quien corrobora lo narrado por Marco Antonio; y precisa que al agotarse el producto, el casillero le comunicó al consumidor que se anotaría su núcleo, para establecer la reclamación al suministrador «por concepto de merma».
En documento de respuesta al consumidor por parte del jefe de zona comercial, agrega, se le explicaron los procedimientos de recepción del producto: el mismo es pesado por cajas. Y al final del pesaje se le aplica el cuatro por ciento de merma establecido.
«Pero siempre, al terminarse la venta, afirma, ha quedado demostrado que la merma es superior al porciento aprobado, ocasionando afectación al consumidor. A partir de declaración jurada establecida, el casillero informa los núcleos familiares afectados, y la zona comercial tramita su reclamación a la oficina comercial de la Empresa».
Refiere que la comisión investigadora determinó «con razón» la queja, «ya que es cierta la existencia de faltantes de pollo en nuestras casillas, por lo cual se ha procedido a establecer reclamación al suministrador para su reposición».
Concluye que el cliente comprendió la explicación, pero se mostró inconforme, pues su afectación no había sido solucionada el 12 de julio, cuando Magda Luna respondiera.
Agradezco la respuesta, pero, en el lugar de Marcos, tampoco estaría satisfecho. Sea por lo que fuere, es imposible entender que frecuentemente no alcance el pollo que el Estado subsidia con ingentes esfuerzos financieros para todos los consumidores.
Faltantes… mermas… Nadie podría aceptar ni entender qué hay detrás de esas palabras, ni qué mecanismos originan el faltante, y que haya que reclamar casi siempre al suministrador, si esta situación continúa ocurriendo. ¿Habrá que revisar entonces el cuatro por ciento de merma establecido, si tenemos en cuenta que, al decir de Magda Luna, «siempre al terminarse la venta ha quedado demostrado que la misma (la merma) es superior al por ciento aprobado»?
Enrique Navarro Copello (Edificio 6, esc. A, Ateneo, Vista Hermosa, Santiago de Cuba) tiene amputada la pierna derecha; y desde 2011 tanto la reparación como la fabricación de una prótesis nueva se ha tornado un imposible. ¿La causa? El lector afirma que está en la tardanza en el envío del material desde el Centro Nacional de Prótesis Ortopédica.
La prótesis de Enrique ya no le sirve, pues la cavidad se ha ensanchado. Se ha reparado muchas veces y ya no da más. Cuando se la pone, le produce quemaduras, muy peligrosas para su condición de diabético.
Cada día, Enrique llama a la doctora Alina Ochoa, la funcionaria que atiende esos menesteres en la Dirección Provincial de Salud, y al director del Laboratorio Provincial de Prótesis. Ambos llaman a La Habana, pero el material no llega.
«Todos los trabajadores del Laboratorio Provincial —afirma— son excelentes personas; desde las auxiliares de limpieza, custodios, técnicos, económicos y el director, todos son humanos, altruistas, y con mucha solidaridad con nuestra dolencia.
«Ellos se sienten mal cuando no pueden resolver el problema de un paciente». Y agrega que hay que buscar una fórmula para que no sea tan larga la espera. «Esperamos se resuelva el problema», concluye.