Rafael García Sondón preguntó:
Sobre la voz cliente y su género señala el Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2005): cliente. «Persona que utiliza los servicios de un profesional o una empresa». Por su terminación, es común en cuanto al género (el/la cliente): Las vendedoras [...] la tenían por una cliente modelo (Mendoza Ciudad [Esp.1986]). Existe también, y es válido, el femenino clienta, muy usado incluso en el nivel culto: De los países vecinos acudían cada vez más clientas ricas, con gusto exigente y refinado (Mutis Ilona [Col. 1988]). (Depto. Lingüística, ILL)
Liliana sabel Salazar Vilariño preguntó:
Señala el Diccionario panhispánico de dudas (2005) que la voz hipócrita: '[Persona] que actúa con hipocresía o falsedad' y, referido a cosa, 'del hipócrita'; es adjetivo de una sola terminación, válida para ambos géneros: silencio/actitud hipócrita. Aunque en el español clásico se usó alguna vez, referido a cosa, como adjetivo de dos terminaciones (hipócrito, -ta): «Jamás me contenté ni satisfice de hipócritos melindres» (Cervantes Parnaso [Esp. 1614]), hoy es inusitado y desaconsejable el empleo del masculino hipócrito. Como sustantivo, referido a persona, es común en cuanto al género: Eres un/una hipócrita. (Depto. Lingüística, ILL)
fernando preguntó:
En ocasiones no es necesario el desdoblamiento de género. En la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Por ejemplo, en un enunciado como «Los niños llegaron temprano a clase», los niños se refiere tanto a los niños como a las niñas. La Nueva gramática de la lengua española (RAE, 2009) explica que existe una tendencia reciente, y variable según los países, a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: ej. A todos los vecinos y vecinas; La voluntad de los peruanos y peruanas. Esta doble mención se ha hecho general en ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como señal de cortesía: ej. señoras y señores; damas y caballeros. Sin embargo, la Nueva gramática sugiere que no se use el circunloquio cuando el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo. En aquellos casos especiales en los que el contexto podría ser ambiguo reconoce que este desdoblamiento es aceptado. Por ejemplo, en un enunciado como Todos los cubanos pueden entrar al ejército, sería necesario decir todos los cubanos y todas las cubanas, pues es sabido que hasta hace pocos años el ejército era (y para algunos, sigue siendo) una profesión de hombres; y realmente lo que se quiere decir es que «tanto hombres como mujeres pueden entrar al ejército». Referido al tema también hay que decir que desde la década del 70 del pasado siglo emergieron en las ciencias sociales, particularmente en la lingüística, las preocupaciones por la representación en el discurso de las desigualdades entre mujeres y hombres y por la presencia de las normas masculinas como normas generales para la sociedad y el lenguaje. Como resultado de esos cuestionamientos, surgió el concepto de sexismo lingüístico: fenómeno lingüístico que se caracteriza por la presencia en el discurso de mecanismos que reproducen desigualdades entre mujeres y hombres. Desde esta perspectiva el uso del masculino genérico es una clara expresión de discriminación e invisibilización de la figura femenina en el discurso, de ahí que se propongan fórmulas desdobladas, como los niños y las niñas, los combatientes y las combatientes, para combatirlo. Este fenómeno ha dado lugar a que varias universidades y organizaciones elaboren guías de lenguaje no sexista, en las que es común encontrar como sugerencia la sustitución del uso del masculino genérico por fórmulas desdobladas como las mencionadas. En este sentido, los medios de comunicación se han hecho eco de esta tendencia y es por ello que escuchamos con frecuencia esas fórmulas desdobladas en la radio y la televisión nacionales. Como se puede apreciar, este es un tema que no está aún concluido y que es extremadamente polémico ya que no solo tiene que ver con la lengua misma, sino también con un problema social de vital importancia y alta complejidad: la discriminación de género. (Depto. Lingüística, ILL)
Rafael López Arafet preguntó:
La palabra automotor presenta dos categorías gramaticales. En dependencia del uso y significado puede ser un adjetivo o un sustantivo. El adjetivo automotor presenta dos formas de femenino: automotora y automotriz. Sus acepciones aparecen recogidas en el Diccionario de uso del español de América y España (VOX, 2003): automotor, -ra. adjetivo. 1 [máquina, aparato] Que funciona sin la intervención directa de una acción exterior, especialmente un vehículo de tracción mecánica: ej. tren automotor. NOTA Tiene doble forma de femenino: automotora y automotriz. automotor sustantivo masculino. 2 Vehículo provisto de un motor de explosión o combustión que circula por la vía férrea. En el caso del ejemplo «hoy es el día de la técnica automotor» se debió utilizar el adjetivo en una de sus formas de femenino: «técnica automotriz / técnica automotora», pues la concordancia entre el sustantivo y el adjetivo se establece en género y número. Por otra parte, el empleo de los sustantivos gripe y churre en femenino y masculino, respectivamente, es característico de algunas regiones de nuestro país, fundamentalmente en las zonas rurales. No obstante, recomendamos que en contextos formales de la lengua escrita u oral, se haga uso de gripe en femenino y churre en masculino. A continuación ponemos sendas definiciones de los diccionarios consultados: gripe. sustantivo femenino. Enfermedad infecciosa, aguda y contagiosa, causada por un virus, que ataca a las vías respiratorias y produce fiebre, dolor de cabeza y una sensación de malestar general: ej. vacunarse contra la gripe. sin gripa. (Diccionario de uso del español de América y España (VOX, 2003). churre. 1. m. coloq. Pringue gruesa y sucia que corre de una cosa grasa. // 2. m. coloq. Lo que se parece a ella.// 3. m. Cuba. Suciedad acumulada. (Diccionario de la lengua española (RAE, 2001). Por otra parte, el sustantivo masculino dólar, siguiendo las reglas de formación del plural en lengua española, hace el plural en -es (dólares). (Depto. Lingüística, ILL)