Dicen que aunque el anzuelo sea muy evidente, siempre un pez pica. Ese es el caso de un vecino de Naperville —en las afueras de Chicago—, quien por más de dos años creyó que tenía una novia con la que se comunicaba a través de Internet. El señor, cuyo nombre no ha sido revelado, estuvo enviando dinero —¡unos 200 000 dólares!— a su prometida a cuentas bancarias en Nigeria, Malasia, Inglaterra y Estados Unidos, hasta el día en que, arguyendo que había sido secuestrada, la joven pidió más dinero pues, supuestamente, los hampones querían una recompensa. Pero en vez de hacer el depósito, el hombre acudió a la policía para que la rescataran… y tamaña sorpresa se llevó cuando el oficial le explicó que su novia no existía.