Literatura infantil. Autor: Roberto Morejón Guerra Publicado: 21/09/2017 | 05:45 pm
Un camino de sabiduría y color se dibuja en la antigua fortaleza militar de San Carlos de la Cabaña. Es una ruta infinita de conocimientos universales que sitúa a los lectores habaneros en su laberinto, como el célebre general, protagonista del afamado texto de Gabriel García Márquez, y que les propone adentrarse en una ciudad edificada por páginas interesantes, para disfrute de todos.
Quienes se llegan a este paraje capitalino pueden establecer un periplo seductor por la producción literaria foránea. En este tour, que me tomó dos horas aproximadamente y donde de seguro faltaron sitios por visitar, hallarán una ventana al universo latinoamericano y europeo fundamentalmente, aunque descuellan también atractivas miradas a otras culturas como la china y la japonesa.
Es el palpitar de 33 países representados por 82 expositores extranjeros, entre distribuidoras, stands de embajadas acreditadas en la Isla y, por supuesto, editoriales, según indicó a JR el Instituto Cubano del Libro.
El pensamiento progresista, la ficción, la literatura para niños y jóvenes, y los que también pueden denominarse como textos que ayudan a dibujar la vida cotidiana, se organizan en estos stands.
Al emprender su itinerario, usted puede empezar por el área K, donde se conjugan temáticas de impostergable lectura, como esa selección de ocho volúmenes del brasileño Paulo Freire, dedicados a la educación popular. Aunque estos textos solamente se pueden consultar en esa sección del país sudamericano en la Feria, su revisión complementa todo un compendio de paneles y conferencias desarrolladas en la fiesta literaria, relacionados con el destacado pensador e intelectual.
Del proceso revolucionario bolivariano, Hugo Chávez y otros asuntos hace un recuento la selección del Centro Nacional del Libro de Venezuela, representado fundamentalmente en textos facturados por las editoriales Biblioteca Ayacucho, y los fondos del Alba Cultural y El perro y la rana.
Para sorpresa del visitante, la visión de un cubano figura en la llamativa producción literaria que Argentina expone en la Feria. Así, de Leonardo Padura, premio nacional de Literatura, está la edición gaucha de El viaje más largo. En busca de una cubanía extraviada.
Conflictos bélicos de la humanidad en los siglos XX y XXI, lecciones sobre la vida de los dinosaurios y materiales que ayudan a los más pequeños a familiarizarse con la lectura, llegan de la mano de la Distribuidora Editorial Edmax S.A., de México. Aviones antiguos y modernos y reptiles inmensos, así como dispositivos sonoros, acompañan a los libros de esta entidad mexicana que por cuatro años presenta sus cartas credenciales en la Cabaña.
Edmundo Solís, su representante, asegura que una variedad extensa de temas se traen a la Isla para que los más chicos descubran un mundo infinito de saberes. «Principalmente nuestro perfil es infantil, pero manejamos materiales que traen obsequios y gadgets (dispositivos electrónicos), como los libros Crónicas de guerra, donde cada uno tiene un avión metálico, reproducido a partir de los prototipos de las épocas en las que se desarrollaron esos enfrentamientos. Hacemos un esfuerzo por contar con precios más atractivos y que estén acordes con el nivel adquisitivo», subraya.
Esencia de conocimientos universales en formatos diminutos y sugerentes devienen los volúmenes que recogen las editoriales peruanas El mundo de los minilibros y Los libros más pequeños del mundo. Allí se reúnen ejemplares de temáticas como la astrología, el humor, el deporte, la salud, la belleza y clásicos de la literatura —como la colección de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, El principito y nuestra Edad de oro.
Para el final dejo una milenaria cultura: la japonesa, en el sitio de la embajada nipona en la Isla, ubicado en la Feria Internacional del Libro. El público puede apreciar allí páginas de saber infinito que describen desde las prácticas del judo, el modo de hacer arreglos florales y el arte culinario, hasta cómo cultivar un bonsái. Y por si fuera poco, los talleres de origami complementan cada tarde la jornada de la nación asiática dedicada a los lectores antillanos.