El coque obtenido del tanque 51 se confina en una piscina de la propia base. Autor: Hugo García Publicado: 12/09/2022 | 10:51 pm
MATANZAS.— Cada día cambia la imagen desastrosa que a los cubanos le viene a la mente cuando se habla de la base de supertanqueros. No pocos siguen preocupados por los posibles daños medioambientales al suelo, atmósfera y a la bahía. Pero ese punto del saneamiento ambiental ha sido de los más rigurosos antes de realizar cualquier acción en las áreas.
Del tanque 51 quedan pocos vestigios de su monumental estructura metálica. Tras la extracción de la mayoría del coque de su interior se procedió a cortar con la cizalla las gruesas planchas del piso.
«Mucho hollín y calor», nos dice Lázaro Zulueta Hernández, quien ha extraído decenas de metros cúbicos de coque hacia el exterior del 51.
«Había en algunos lugares más de un metro de altura del petróleo carbonizado, pero ya casi tenemos limpio este primer tanque», nos cuenta el operador de cargador frontal, quien lleva más de 15 días ininterrumpidos trabajando en la base.
«Hemos trabajado en lo que haga falta, primero extrayendo escombros, chatarra y ahora sacando el carbón del tanque 51», continúa este hombre que labora en la Empresa de Materias Primas de La Habana.
Decenas de camiones y equipos pesados no se detienen. Así de intenso es el día a día en la base de supertanqueros.
Presevar el medioambiente
«La empresa le ha dado la importancia que reviste el medioambiente y la recuperación se ha enfocado principalmente en las áreas en las que hay que hacer un proceso de recuperación para la reactivación de las operaciones vitales o básicas, que es donde se ha recogido la mayor cantidad de desechos», asevera la Licenciada en Microbiología Yaima Barrios San Martín, especialista principal de tecnología de la Empresa Comercializadora de Combustibles.
Durante nuestro último recorrido comprobamos la profesionalidad con que se asume una tarea de tanta envergadura, oportunidad en la que conversamos con varios especialistas en temas ambientales.
«Recibimos la visita de los especialistas del Citma y la valoración es que el manejo de los residuos es correcto, con lo que estamos tratando de preservar el medioambiente y de no trasladar la contaminación más allá de lo que ya se generó producto del siniestro», expone Barrios San Martín.
Los residuos se mezclan y se les da un confinamiento temporal, bajo una licencia emitida por la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental, en la que se extendió la dimensión del área donde habitualmente confinamos los residuos que se generan, y se nos dieron otras ubicaciones donde pudiéramos depositar una parte de los desechos, manifiesta la Máster en Tratamiento Medioambiental.
Advierte la especialista que se trabaja con el Centro de Investigaciones del Petróleo, la Universidad de La Habana, y con el Centro de Estudios de Biotecnología Industrial de la Universidad de Oriente, buscando alternativas para el saneamiento con métodos biológicos de los residuos que quedan, sobre todo el semisólido que es un producto viscoso.
«A los residuos sólidos que quedaron después de la quema sí les buscamos alternativas en la industria nacional para utilizarlos en hornos, para encadenar con procesos productivos y que pueda tener algún tipo de valor; no obstante, de no encontrarse empresas interesadas se les buscará un confinamiento definitivo que no afecte al medioambiente más allá de lo sucedido hasta el momento», sostiene.
Revela que en la última inspección del Citma se comprobó que no ha contaminado ningún espejo de agua, ni afectado a la vegetación más allá de la dañada por el incendio.
«Vamos por el camino correcto, aunque todavía queda en algunas áreas contaminación por recoger», afirma Yaima Barrios San Martín. Fotos: Hugo García
«Vamos por el camino correcto, aunque todavía queda en algunas áreas contaminación por recoger», resalta.
El coque (carbón calcinado de petróleo a temperaturas cercanas a los 1 350 grados centígrados) es el subproducto que queda del hidrocarburo quemado, como una roca o carbón; en este caso se le hicieron análisis y se comprobó que tiene todavía un alto poder calórico, con lo cual cuenta con una fuente de energía para los tipos de hornos que puedan utilizarlo.
«En un primer intento contactamos con la fábrica de cemento de Cienfuegos, quienes trasladaron aproximadamente
30 toneladas hacia esa instalación para hacer una prueba en fábrica y ver la efectividad que pueda tener o no, y a partir de esos resultados, de ser positivo, buscaríamos las alternativas de cómo trasladar ese coque hacia esa provincia cumpliendo los requisitos para ser utilizados en esa industria u otras fábricas como las de cerámicas o de vidrios, que usan este tipo de hornos», manifiesta.
Todos los lugares donde se depositan los desechos se impermeabilizaron previamente. A partir de un estudio del Citma se delimitó bien cuál es el área que se puede utilizar, no se mezclan los desechos, los más viscosos se mezclan con bastante tierra para que no filtren con las lluvias. Estos residuos se agrupan y posteriormente se van a tratar por mecanismos de remediación, ya sea por sus mecanismos propios naturales, utilizando métodos físico-químicos o biológicos para su degradación en el tiempo y que estos suelos puedan ser reutilizados con otros fines. Después de haberse tratado los suelos y disminuido a niveles que no sean tóxicos, que no se consideren contaminantes, la carga de hidrocarburo se podrá utilizar.
«También vigilamos de cerca el tema del azufre y el vanadio; por el tipo de compuesto que son, mantenemos una caracterización constante de este tipo de residuos, principalmente con el Centro de Investigaciones del Petróleo que es el que nos analiza las muestras que constantemente les enviamos para definir estos residuos y contener y atajar aquellos que puedan resultar más tóxicos», sostiene.
«Vamos bien y hemos tenido la oportunidad de que se nos hayan ofrecido varios centros de investigaciones y universidades del país para cooperar, eso ha sido beneficioso, lo que nos lleva al punto de una de las cosas que quiere nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel, que es el tema del gobierno desde la ciencia, porque vamos a tener la posibilidad de vincular centros de investigaciones, universidades y empresas para salvar un tema ambiental», recuerda.
«Creo que es algo que se está haciendo bien, la manera en que se está haciendo es la correcta para manejar el volumen tan grande de desechos», cuenta.
«Ni las personas que nos hemos dedicado por años al manejo de desechos ambientales estábamos preparadas para tener de golpe un volumen tan grande de residuos por este impacto, pero lo estamos afrontando en las mejores condiciones posibles», especifica.
Su tesis doctoral Producción, caracterización y aplicabilidad en la industria petrolera de los ramnolípidos sintetizados por Pseudomonas aeruginosa Y3-B1A, presentada en opción del grado científico de Doctor en Ciencias Biológicas, tiene tres aplicaciones prácticas en la industria petrolera, y una de ellas es el saneamiento de los ecosistemas contaminados con hidrocarburos.
«En la tesis se hacen los experimentos a escala de laboratorio, en microcosmos y parcelas, ya está aprobado en las tres escalas y se publicó el resultado en la revista internacional de Contaminación ambiental», cuenta.
Adelanta que cuando estén en el tratamiento final de los residuales contactarán con los especialistas del Instituto de Ciencia e Investigaciones Marinas, que cuenta con experiencias en la aplicación de bioproductos en derrames como el de Bacunayagua y Puerto
Escondido, y ha sido el centro insignia en derrames.
«Su gran fortaleza es en derrames marinos y acuáticos y aquí en supertanqueros estamos hablando de derrame terrestre, pero la experiencia que tienen nos puede ser útil en el proceso», finaliza Barrios San Martín.
Monitoreo constante del citma
El Máster en Ciencias Geográficas Oscar Luis García Martínez, delegado del Citma en la provincia de Matanzas, dio a conocer a este diario que después del incendio le dieron seguimiento a la situación ambiental, en tres etapas: la del incendio, la de recuperación y la de seguimiento, pues hay impactos que ahora no se pueden evaluar y hay que esperar quizá un año o seis meses, sobre todo para evaluar el impacto en los suelos, en la cadena trófica y en el rendimiento de las cosechas.
Por tal motivo creemos que en poco más de un año podremos emitir un informe final sobre esto, señala la máxima autoridad del Citma en Matanzas.
En el área del incendio los parámetros actuales están en el entorno de las normas, acota García Martínez.
«En el caso de la bahía no hemos recibido ningún reporte de la aparición de manchas de petróleo, ni de peces muertos, ni que pescadores se hayan quejado de la situación, ni tampoco en los monitoreos que hemos hecho apreciamos ninguna anormalidad», subraya el experto.
El impacto se evalúa por un equipo a nivel nacional desde Artemisa, Mayabeque, La Habana y Matanzas.
«En la provincia se montaron alrededor de 15 puntos de muestreo, y en el Valle de Yumurí colocamos varios para el aire, suelo, vegetales, aguas subterráneas y la leche de vaca», explica.
Si hubo daño a los cultivos o suelos, ahora no lo sabremos, eso se evalúa más adelante, cuando se produzcan las cosechas, incluso no se aprecia cambio de coloración en los follajes, ni hemos recibido reportes de daños a la salud humana ni animal; no hay afectación severa o significativa a ningún recurso natural, concluyó García Martínez.
Velar porque marche bien
Eddy González Martínez, director provincial de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental, refiere que autorizaron el traslado y los confinamientos finales de los desechos peligrosos que generó el incendio.
Se evaluaron 22 sitios con el propósito de recepcionar los desechos del hidrocarburo, precisa Eddy González Martínez. Fotos: Hugo García
«Los especialistas primero hicieron un levantamiento de las piscinas donde se pudieran depositar como destino final los desechos peligrosos, una de esas piscinas está en el mismo borde exterior de la base de supertanqueros que es donde se mezcla el petróleo con
rocosos para la remediación que luego se hará de ese producto confinado para la construcción de caminos vecinales», nos dice González Martínez.
Igualmente añade que se evaluaron 22 sitios, entre ellos la piscina Yumurí, cerca de Bacunayagua, construida con el propósito de recepcionar desechos de hidrocarburos.
Lázaro Zulueta ha extraído con su cargador frontal decenas de metros cúbicos del coque acumulado en el tanque 51. Fotos: Hugo García
El petróleo tiene determinadas propiedades químicas y con el incendio se incineró totalmente y se convirtió en coque, y una parte no perdió totalmente sus propiedades químicas porque se derramó y no se incendió, cada una lleva un tratamiento.
«Elaboramos la licencia ambiental para el manejo y traslado de los desechos peligrosos, posteriormente inspeccionamos el lugar para verificar el cumplimiento de lo indicado y no hubo problemas», asegura.
«En nuestra misión está supervisar y controlar periódicamente el cumplimiento de las indicaciones establecidas, con respecto a la creación de condiciones para la disposición final de los desechos peligrosos generados», argumenta.
Advierte que mantendrán especial atención ante la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos, tomando las medidas que para estos casos se requieren.
«Luego de la culminación de las labores de disposición final de desechos petrolizados, se realizará un ejercicio de monitoreo del ecosistema de la bahía que incluye el agua y la calidad del aire, repitiéndose anualmente una vez concluido el período lluvioso», amplía el director provincial de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental.
«Se garantizará que las cargas de los desechos sean seguras y que no ocurran derrames durante la transportación, al tiempo que se lleva a cabo la recolección y clasificación previa de desechos sólidos, con el fin de evitar la transportación y disposición final de pedazos de tuberías, válvulas y otros materiales ferrosos, así como desechos de obras civiles provenientes de la demolición de instalaciones, en el área asignada para la disposición final de desechos petrolizados», comenta.
Además del acondicionamiento del área asignada para este fin, se incluyó la creación de un dique en el perímetro del área para evitar escurrimiento del lixiviado y desechos hacia la bahía durante la ocurrencia de precipitaciones», afirma González Martínez.
Después de extraer el coque se cortan las planchas del piso del tanque 51. Fotos: Hugo García