Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, leyó el mensaje, desde la Comandancia general General de La Plata. Autor: Enrique González Díaz Publicado: 18/03/2022 | 12:51 am
Queridos niños, adolescentes y jóvenes del 2062:
En esta mañana y en este lugar entrañable de la historia cubana venimos a reafirmar que, en tiempos de prueba, la juventud no se rindió. La tierra donde dejamos esta cápsula del tiempo cargada de optimismo nos recuerda a otros jóvenes como nosotros, o aun de menos edad, con amigos, amores, ilusiones, proyectos profesionales… que pusieron, por encima de todo, la Patria.
Hay mucho de responsabilidad, de simbolismo, en el tránsito de una generación histórica a otra, con el empeño de fundar, transformar, resistir… y demostrar que padres e hijos seguirán juntos en el complejo y privilegiado camino de hacer la Revolución.
Así lo sentimos los cubanos de 2022, los que vivimos tiempos muy difíciles, de incertidumbre y de crisis, que debimos enfrentarnos a una pandemia peligrosa y letal que cambió muchas cosas, pero tampoco nos doblegó; los que hemos tenido que soñar y defender nuestros proyectos de vida ante un bloqueo recrudecido; los que nos sobrepusimos a carencias, presiones y acosos diversos que buscaron un estallido social y el fin de la Revolución.
Por eso, a ustedes, que ahora regresan a este escenario en un abril distante y próximo a la vez, nos dirigimos en estas líneas, que deberán ser leídas en el centenario de la Unión de Jóvenes Comunistas, la organización que siempre ha asumido su presente para preservar su pasado y asegurar nuestro futuro.
Los que ahora son niños, adolescentes o jóvenes, y los que aún no han nacido, escucharán el sentir de nuestra generación, que no se rindió jamás y que aprendió a hallar la luz cuando la oscuridad insistió en envolverla, una generación que eligió cumplir sencillamente con el deber y que encontró su Moncada, su Sierra y su Girón.
¿Que fuimos diferentes? Sí, aunque fuimos los mismos. Fuimos hijos de nuestro tiempo y nuestra historia. ¿Que nos cuestionamos o debatimos nuestra realidad? Seguro, porque la polémica entre nosotros, la discusión con la verdad de cada uno para construir la verdad de todos es savia que nutre esta Revolución. ¿Que quisimos transformar nuestra realidad? Sí, porque esa es la riqueza del socialismo, y no luchamos por pequeños avances, sino por una
Revolución cada vez superior. ¿Que estuvimos conscientes de nuestros retos? Sí, y los supimos muy grandes, aunque nos animaron el espíritu y las tradiciones de lucha de los cubanos.
Muchos apostaron y apostarán a que la claudicación de los jóvenes sea cuestión de tiempo, pero no lo lograron, ni lo conseguirán, porque siempre entendimos que la Revolución es el camino, la idea del bien del Apóstol en la voluntad del pueblo. No fuimos ingenuos, ni entramos en concesiones: al imperialismo, no le dimos ni un tantico así (justo como lo dijo el Che).
Confiamos plenamente en que ustedes serán herederos de esa hermosa tradición; que no les faltarán los deseos de hacer, de crear, de participar, de obrar todo el tiempo desde la sencillez y que ningún sacrificio les parecerá demasiado grande para preservar la independencia y la obra de justicia social que nos legaron nuestros padres y abuelos.
Sabemos que la Patria no esperará jamás por la juventud, que nuestros continuadores estarán donde más necesaria sea su presencia, que seguirán inscritas en sus banderas de combate no solo las imágenes, sino los paradigmas humanos que representan Mella, Camilo y Che, y sus tres divisas seguirán siendo las del estudio, el trabajo y el fusil.
Hoy y siempre pensemos en que la cubana es una Revolución de los jóvenes, pensemos en Martí, en Fidel, en esa confianza infinita en los jóvenes. Honremos siempre las ideas de los grandes de la historia Patria, su fecundo e imprescindible legado, como una manera de alimentar ese genuino sentimiento de perpetuar su presencia entre nosotros. Que cada fibra de nuestra estirpe mambisa, rebelde, revolucionaria y socialista vibre cuando proclamamos: ¡Yo soy Fidel!
Cuando nos reunamos a la vuelta de cuatro décadas, no será para decir que esta generación dejó caer las banderas. Nos sobran razones, aliento histórico, fortaleza moral y compromiso con el pueblo, para que los ideales del socialismo cubano nunca caigan. Estamos seguros de que a los cubanos que aquí vengan en el 2062, los acompañará, como a nosotros, el orgullo de vivir un pasado glorioso.
Y parafraseando al coronel mambí Juan Delgado, cuando se disponía a rescatar los restos inmortales de Maceo dirán: todo el que se sienta cubano que siga la marcha, todo el que sienta que tiene una mínima razón para dejar sus restos en esta tierra, que siga la marcha, todo el que sienta que nos debemos a las causas justas de la humanidad, que siga la marcha y suene su voz a todos los vientos.
¡Hasta la victoria siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Comandancia general de la Plata, Granma, 17 de marzo de 2022
Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, organizaciones estudiantiles y movimientos juveniles.