Jóvenes en Pinar del Río asumen la entrega de productos básicos a familias vulnerables Autor: Cortesía de los entrevistados Publicado: 06/05/2020 | 10:14 pm
PINAR DEL RÍO.— Luisa Baullosa García tiene 80 años. Vive en el reparto Mijares de la ciudad pinareña y está llena de vida.
«¿Quién dijo que el amor tiene edad, periodista? Yo vivo enamorada», son sus primeras palabras luego del saludo cuando la contacto vía telefónica. «Será que después de vivir ocho décadas uno aprende a querer todo lo que le rodea», reflexiona y se le escapa una carcajada.
Ella, que se considera una mujer alegre y con mucha energía, por estos días ha cambiado sus rutinas: ante la expansión de la COVID-19 no le ha quedado otra alternativa que permanecer en casa.
«Mi vida, yo me estoy cuidando, y rogándole al Señor, como dice la gente, para que acabe con este virus, que es una guerra sin tiros. Hay que portarse bien y cumplir con todo lo que dice la ley».
«¿Y usted lo está haciendo?», pregunto. «Sí, claro, aquí estoy. ¿Dónde si no? Deseos tengo de salir corriendo porque a mí la casa no me gusta mucho, lo que me gusta de verdad es estar caminando y luchando», afirma esta vueltabajera a quien la vida le ha enseñado a sobreponerse a las dificultades.
Luisa sabe que el peligro está afuera, por eso aprovecha el tiempo en casa para cocinar y atender a su esposo y cuñado —otros dos ancianos con quien convive desde hace varios años—. Ella está tranquila y feliz, porque ahora, además, recibe constantemente las visitas de Pedro, el joven universitario encargado de entregarle sus medicamentos y apoyarla en lo que necesite.
«Los medicamentos ya me los ha traído en varias ocasiones. Es un muchachito muy bueno. Yo diría que estamos conociendo nueva familia porque él no sabía quién era yo y yo nunca lo había visto, pero ya es un nieto más para mí».
—¿Y qué le parece esta alternativa de que los jóvenes vayan a ayudarla?
—Eso es muy bonito, que la juventud se ocupe de nosotros los viejos.
—¿Y eso la hace sentir protegida?
—Por supuesto, pero sobre todo muy orgullosa de todos. Mira que yo siento amor por esta Revolución… imagínese ahora con esto que están haciendo. No tengo palabras.
Pero Pedro no es el único, en la provincia de Pinar del Río más de 250 universitarios están incorporados a la tarea Llevando salud a tu hogar, una de las iniciativas de la Unión de Jóvenes Comunistas para apoyar las labores de enfrentamiento a la COVID-19.
«Todos tienen mi teléfono para lo que necesiten y yo estoy siempre pendiente de qué les hace falta», comenta Pedro José Ramos, quien cursa el 1er. año de Educación Artística en la Sede Pedagógica Rafael María de Mendive, de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca.
«Ha sido bastante buena la experiencia porque, aunque no los conocía, ellos me han tratado muy bien, además de que agradecen bastante nuestra visita y nos reciben con mucho cariño», explica.
El joven reside en el Consejo Popular Hermanos Barcón y ninguno de los 20 ancianos que atiende vive cerca de su casa. Sin embargo, «a pesar de las caminatas disfruto esas visitas. Cuando me siento con alguno de ellos es como si tuviera delante a mi bisabuela porque sus edades oscilan entre los 70 y 80 años. Realmente ya es como si fuéramos familia, incluso cuando llego ya me dicen: «Qué bueno verte, pasa y siéntate un poco».
«Incluso muchas veces me han preguntado si tienen que darme algo y yo les digo, “No, tranquilos, esta es una tarea de la UJC”», dice orgulloso este joven.
Cualquier gesto cuenta
A sus 19 años, Gabriela González es otra de las pinareñas involucradas en esta labor: «Creo que cualquier acción que realicemos los jóvenes cuenta. Además, la manera en que ellos reaccionan cuando ven que una se preocupa y se interesa por su bienestar… te deja una satisfacción enorme», expresa.
«Yo atiendo alrededor de diez ancianos y hasta ahora las experiencias han sido enriquecedoras, ellos se emocionan y nosotros también, la verdad», agrega.
Para Adriel Chávez, de 20 años, Tomasa, Pepa y el Niño ya no son ajenos: son tres de los cuatro adultos mayores que desde hace dos semanas aproximadamente tiene bajo su supervisión.
«Viven en mi cuadra. Los visito diariamente para saber qué necesitan, recojo los tarjetones para comprarles los medicamentos cuando entran a la farmacia y también estoy pendiente de los productos que vienen a la placita para hacérselos llegar. Además, les traigo el pan de la bodega y, bueno, ya les dije que si necesitan algo del quiosco en divisa yo se los compro», relata este estudiante de 2do. año de Español Literatura en la Sede Pedagógica Rafael María de Mendive.
«En la reunión que tuvimos con los funcionarios de la UJC nos entregaron una credencial que nos da prioridad en las colas. Así es más fácil la labor», añade.
Según explicó Yoel Rodríguez Díaz, primer secretario del Comité Provincial de la UJC en Vueltabajo, «esta es una tarea que hacemos de conjunto con la Dirección Provincial de Farmacias y Ópticas. Hasta el momento tenemos un levantamiento de 5 799 casos en los que, además de los adultos mayores, se incluyen mujeres embarazadas que están solteras, otras con niños pequeños que no pueden quedarse solos y personas encamadas.
«Estamos llegando hasta la comunidad, visitando personas, haciéndoles ver que los jóvenes nos preocupamos por su protección y salud», apunta.
Y es que en Cuba la solidaridad y el amor se multiplican aún más bajo la amenaza del nuevo coronavirus. Así lo percibe la abuela Luisa Baullosa García, quien asegura que esta pandemia solo la superamos unidos y disciplinados.
«Tengo siete nietos y cuatro bisnietos, y la verdad es que pienso llegar a ver a los choznitos si no me lleva el 19 ese… y cuento con la ayuda de Pedro para eso.
«Como decía mi madre, al mal tiempo buena cara, periodista. Eso es lo más importante, y de esta vamos a salir», concluye.
En casa de Luisa, el joven Pedro José Ramos entrega medicamentos para toda la familia.