Hace 55 años, el 3 de marzo de 1965, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz felicitó a la brigada que en su mayoría estaba integrada por padres, hijos, hermanos, abuelos, sobrinos y primos de una misma familia, la cual logró un éxito productivo nunca alcanzado en nuestra historia.
El suceso fue calificado por el líder histórico de la Revolución Cubana como una significativa hazaña, y lo dijo en un acto público celebrado en una granja en San Nicolás de Bari, en la actual provincia de Mayabeque.
Los miembros de aquella brigada —que con 32 hombres llevaba el nombre de Julio Antonio Mella— cortaban caña para el central Héctor Molina y fue el primer colectivo obrero en arribar a un millón de arrobas derribadas en el país. (Comenzaron los cortes el 18 de diciembre de 1964, y llegaron a esa cifra en solo 66 días).
La iniciativa del millón —hay que decirlo— fue concebida en 1964 en la granja Emiliano Lemes, de Palma Soriano, Oriente (hoy Santiago de Cuba), en la asamblea de balance de un núcleo del Partido allí.
Ya antes de la zafra de 1965 pasaban de cien las brigadas de macheteros en pos de aquella meta que se expandió a las provincias de Matanzas y La Habana. Y ninguno de los 32 integrantes de la primera brigada familiar de macheteros de Cuba falló ni un solo día, hasta el 25 de febrero de aquel 1965 en que conquistaron el triunfo entre un montón de colectivos que intentaron hacerlo.
El jefe de la brigada ganadora fue Esmildo Rodríguez, y el mejor machetero, Fredy Cartaya González, tiró al suelo más de 44 000 arrobas.
Fidel diría entonces: «¿Quiénes son estos hombres? ¿Acaso colosos de la mocha? ¡No! ¿Acaso son demasiado jóvenes? ¡No!». Y más adelante dijo que tenían cerca de 40 años de edad como promedio: ocho con más de 50 años; ocho de 40 a 50; nueve de 30 a 40, y solo siete de 20 a 30 años».
Comentó que mientras en Cuba una familia se unía para producir azúcar, los imperialistas bombardeaban para destruir y matar en Vietnam del Sur y hacían fechorías sin límite en Vietnam del Norte, y aseguró que no tenían nada que envidiarles a las hordas criminales hitlerianas.
Y sostuvo convencido: «Trabajamos para crear, progresar y por una vida mejor. Pero esa vida mejor nunca nos ablanda, nunca nos hará egoístas, ni nos hará cobardes (…) somos un pueblo firme, unido, combativo, trabajador, valiente, invencible».
Uno de aquellos macheteros habló en nombre de sus familiares y dijo que también podrían empuñar fusiles, y aclaró el Jefe de la Revolución: «Eso quiere decir que hay hombres capaces de cortar un millón de arrobas en Cuba y así mismo liquidar a un millón de invasores enemigos».
Fuente: Reportaje del autor sobre la 5ta. zafra del pueblo, publicado en JR, viernes 2 de marzo de 1979.