En nuestro país hay reportes de afectación en 12 provincias y el Municipio Especial Isla de la Juventud, aunque todavía los daños no son considerables Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:54 pm
LAS TUNAS.— Un indeseable forastero ha sido identificado en predios de esta ciudad. Se trata del caracol gigante africano (CGA), a quien el sector fitosanitario le imputa un currículo de elevada peligrosidad. Tanta, que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza decidió incluirlo entre las cien especies más perniciosas e invasivas del planeta.
Según el Centro Nacional de Sanidad Vegetal y el Laboratorio de Malacología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), en Cuba el CGA mostró, por vez primera, su catadura en un municipio de la capital del país. Ocurrió en 2014, y el hecho alcanzó tal notoriedad que hasta fue publicado en la revista especializada británica Molluscan Research.
Como siempre es mejor precaver, los expertos en sanidad vegetal y los fitosanitarios de las empresas recibieron información en torno al intruso. Se les indicó que, en caso de localizar algún caracol sospechoso, lo notificaran rápido a las autoridades. Así fue como, en abril pasado, se ficharon en un área tunera los primeros tres ejemplares del CGA.
Malhechor descubierto
«Fue en un organopónico semiprotegido de la ciudad. Los trabajadores que los hallaron dieron la alerta y fuimos hasta allá. Después que los observamos, y adoptando las medidas de rigor, los remitimos al Laboratorio Provincial de Sanidad Vegetal, y luego al Laboratorio Central, en La Habana. Ambas instituciones confirmaron lo que suponíamos: eran CGA», asegura la ingeniera Odalys Peralta, jefa del departamento de Sanidad Vegetal de la Delegación Provincial de la Agricultura.
«Orientamos hacer rastreos y ofrecer información a través de los medios. Así, durante el último ejercicio Meteoro, una tunera llamó para comunicarnos que había encontrado en su patio un caracol muy parecido al descrito. Acudimos y localizamos 92 ejemplares, ocultos entre materiales de construcción y una zanja colindante. Desde esa fecha hasta hoy, en ese perímetro hemos colectado algo más de 300».
Ficha personal
Existen diferentes versiones en torno a cómo logró levantar campamento en Cuba este peligroso molusco, el mayor de todos los que se desplazan en tierra. Se habla de que se introdujo con intenciones religiosas; o como resultado del comercio de plantas; o como opción terapéutica; o como mascota doméstica; o para aprovechar estéticamente su valva de siete vueltas… Empero, hay consenso en admitir la amenaza que representa tanto para la salud humana como para la biodiversidad.
En su adultez, el CGA exhibe una concha color marrón de unos diez centímetros de longitud y hasta 20 de ancho. Su esperanza de vida llega a los nueve años, y es tal su fertilidad que, desde su primer semestre de nacido, puede poner hasta 1 200 huevos en 12 meses. Carece de enemigos naturales, y a imagen y semejanza de sus congéneres su traslado es lento, pues no rebasa los 15 metros en una noche, su horario de actividad preferido. En busca de sitios abrigados y húmedos, suele trepar árboles, escalar paredes y hasta introducirse en las viviendas.
Los especialistas califican al CGA como una plaga agrícola de gran voracidad, pues su dieta incluye cientos de especies vegetales, como plantas de jardín, frutales, tubérculos, legumbres, leguminosas, hortalizas y árboles. Y les devora no solo las hojas, sino también los tallos, las raíces, las flores y los frutos. En fin, ¡un depredador! carroñero e insaciable, que no muestra escrúpulos ni melindres en darse un atracón de animales muertos y hasta de heces fecales.
Salud y biodiversidad
«Al ser portador del parásito Angiostrongylus cantonensis, causante de la meningoencefalitis eosinofílica, con sus correspondientes daños cerebrales, el CGA deviene enemigo formidable para la población desprotegida. También puede transmitir la microvirosis abdominal. Si no se tratan a tiempo, ambas pueden representar peligro para la vida. Igualmente puede transferir a las personas parásitos procedentes de los ratones. De ahí la necesidad de estar alertas mediante el chequeo de patios y solares», dice Aldo Cortés, subdirector de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene.
El especialista recomienda que, ante tales amenazas, siempre deben lavarse las frutas y vegetales antes de consumirse, y evitar cualquier contacto físico con los fluidos del molusco, pues son los más virulentos. Las medidas incluyen distanciar a los niños, ya que el CGA, por su forma y color, resulta tentador para sus juegos. También sugerir a los pescadores no usarlo como carnada. Como en la lucha contra otros vectores, la higiene y la vigilancia son los mejores antídotos.
Se le atribuyen también importantes daños al medio ambiente, pues, al ser una especie exótica invasora, puede radicarse y adaptarse sin demasiados contratiempos a su nuevo hábitat. Eso suele traer aparejado su feroz embestida contra la biodiversidad autóctona, en especial contra las poblaciones de caracoles naturales de la zona, que se ven urgidas a cambiar de residencia en tanto no pueden luchar contra un enemigo tan voraz, hiperreproductivo y muy superior en tamaño.
«Estas características ecológicas la convierten en una especie competitiva, capaz de autosoportar sus poblaciones y desplazar a especies nativas como resultado de la competencia por explotación e interferencia sobre los recursos (alimento, espacio…). Debido a ello puede ser considerada una especie invasiva que podría traer consecuencias desagradables sobre la fauna y flora autóctonas de Cuba», alerta en un acucioso informe del IPK.
¿Cómo proceder ante su captura?
Con el encargo de combatir en colectivo la proliferación de este indeseable vector, en Las Tunas se formó el Grupo Temporal de Enfrentamiento al CGA. Lo integran representantes de entidades como Defensa Civil, Servicios Comunales, Salud, Educación, Agricultura, Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Comités de Defensa de la Revolución, Federación de Mujeres Cubanas, Recursos Hidráulicos y la Asociación Yoruba.
El teniente coronel Elfio Martí Beatón, jefe de la Defensa Civil adscrita a la Región Militar de Las Tunas y coordinador del grupo, explicó que se ha activado una brigada multisectorial de pesquisaje y un sistema de avisos para que se alerte ante la presencia de este vector. «Tal vez sea demasiado tarde para su erradicación, pero es posible su control. Y eso depende de que la población sepa identificarlo y cómo debe proceder cuando encuentre algún ejemplar».
Entre las orientaciones de protección figuran manipular al molusco con guantes, tapabocas y botas de goma. Luego se le introduce en una bolsa plástica, a la cual, previamente, se le deposita sal en el fondo, lo cual propicia que el vector se deshidrate. Después se cava un hueco de medio metro de hondura —preferentemente en el área de riesgos biológicos del vertedero local y lejos de las fuentes de abasto de agua, para prevenir su contaminación— y se le echa cal abrasiva. Por último, se quema el maligno paquete y se tapa el hoyo.
Podemos vencerlo
«Donde se cumple estrictamente con las medidas de limpieza y de higiene, el caracol gigante africano no encontrará su hábitat ideal. Debemos eliminar los depósitos de basura, las acumulaciones de madera, las oquedades inútiles… Ante cualquier indicio de contacto con sus fluidos, hay que lavarse las manos con abundante agua y jabón. Y mantener a los niños alejados de su presencia. No hay motivos para la alarma, porque las autoridades del sector se han preparado para enfrentar con éxito esta plaga», asegura la Jefa del departamento de Sanidad Vegetal de la Delegación Provincial de la Agricultura.
Según los informes del IPK, «la fauna malacológica de Cuba es considerada una de las más diversas del mundo, con un endemismo que alcanza el 95 por ciento en sus representantes terrestres». Solo que semejante singularidad, causante de que el famoso biólogo norteamericano Henry Pilsbry, admirado, declarara a Cuba como «el paraíso de los malacólogos», podría encontrarse amenazada «por la introducción de una especie exótica conocida como Caracol Gigante Africano».