Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Libros que invitan a verlos, palparlos, leerlos…

Palabras pronunciadas al recibir el Premio Nacional de Diseño del Libro 2024, el domingo 16 de febrero de 2025, en San Carlos de La Cabaña

Autor:

Ricardo Rafael Villares Alfonso

Recuerdo una foto en la que un niño sentado ante una mesa de dibujo —de aquellas que en los años 70 y 80 usaban los diseñadores y arquitectos— dibujaba o interpretaba el poema Elegía a Jesús Menéndez, de Nicolás Guillén. Detrás del lente estaba Liborio Noval, y se trataba de una sesión de trabajo del Grupo de Expresión Creadora de dibujo infantil, que dirigía la poetisa y pedagoga Rafaela Chacón Nardi, a quien debo los inicios en el mundo del arte y las exposiciones; el haber conocido a personalidades y artistas como René Portocarrero, y el haber estrechado la mano por primera vez a Roberto Fernández Retamar, en ocasión de una entrega de reconocimientos, quien sería mi director y compañero en la Casa de las Américas unos 20 años después.

También recuerdo en esos años 70 al niño que iba con su padre a la revista Bohemia, donde trabajaba como periodista, y se pasaba las horas dentro del departamento de diseño. En ese lugar, en 1984, Antonio Mariño (Ñiko, el conocido historietista de El mejor amigo y director artístico) le abrió las páginas de la revista para aprender y diseñar algunas, durante las prácticas preprofesionales del Instituto de Diseño Industrial.

Poco después, la Editorial Científico Técnica me acogería en el arte de hacer libros, por demás, libros de los más complejos en las diversas esferas de su perfil editorial, y con las enseñanzas y experiencias de Alfredo Montoto, Ángel Sánchez y Emilio García. Durante los siete años transcurridos allí, era recurrente entre los compañeros de diseño mencionar el nombre de Jorge Martell, otro maestro del diseño y amigo, a quien conocí 30 años después.

Por causas y azares, en 1990 llego a la Casa de las Américas para apoyar el trabajo de diseño en su editorial. Años difíciles para el país, y años en que comenzaba el tránsito en la manera de diseñar: desde el método prácticamente artesanal de recorte y pega, a lo computacional o digital.

Desde 1992, la Casa ha sido mi segundo hogar. Allí tuve el privilegio de, siendo un joven diseñador, tener el apoyo, la orientación y la colaboración de Chiki Salsamendi, Silvia Gil y Marcia Leiseca. Lesbia Vent-Dumois me mostró y enseñó el arte latinoamericano en todas sus manifestaciones. Allí tuve la oportunidad de conocer y colaborar, en la realización de la revista Casa, a Umberto Peña y a Raúl Martínez, que indistintamente retomaron su diseño por un breve período; hasta que en 1995 lo asumo en su totalidad, bajo la dirección de Roberto Fernández Retamar y Luis Toledo Sande como subdirector. Hoy lo continuamos con Jorge Fornet al frente, y Aurelio Alonso.

Por esos años, en la Editorial, Eduardo Heras León conformó un equipo prácticamente a partir de cero. Un equipo por el que han pasado valiosos compañeros y que hoy mantiene el compromiso de hacer todo lo posible por promover la cultura latinoamericana y caribeña.

Debo agradecer la estrecha colaboración en el trabajo de diseño de la revista Casa y de los libros de la colección Premio de las compañeras del departamento de Artes Plásticas; y de Música, en los libros del Premio de Musicología y del Boletín Música. Paralelamente al trabajo en la Casa, he tenido la dicha de realizar otras publicaciones. Junto a Desiderio Navarro, el extraordinario hombre-institución, como le llamaba afectuosamente R. F. Retamar, los libros y la revista del Centro Teórico-Cultural Criterios. Recuerdo de Desiderio su atención al más mínimo detalle en todo, su profesionalidad, y su intolerancia ante cualquier error de impresión en sus publicaciones.

A través del poeta y amigo Roberto Manzano, comencé a trabajar junto a Alpidio Alonso Grau en el proyecto de revista de poesía que nombraríamos Amnios. Una revista que, en sus 21 números publicados, al decir de Retamar, se ha hecho imprescindible en Cuba en su género, y está entre las mejores internacionalmente. Junto a Enrique Ubieta, realizamos la revista Cuba Socialista en su cuarta etapa.

En la Sociedad Cultural José Martí, la revista Honda, dirigida sabiamente por Rafael Polanco, me ha permitido conocer e investigar más a fondo sobre la historia y la cultura cubanas. Y esta es una arista fundamental en el trabajo de un diseñador editorial: investigar, conocer, dominar lo más posible la materia o el contenido sobre lo que se quiere dar forma y rostro.

Volviendo a la Casa de las Américas, asumir el diseño de una institución con una identidad visual sólida, reconocida internacionalmente, no fue nada fácil. Como escribió el maestro y amigo Jorge Martell: «El equipo creativo de la Casa de las Américas (dirigido por el colega y amigo Pepe Menéndez) tienen eternamente una “espada” de la mejor creatividad de nuestro país sobre sus cabezas: el ejemplo del mejor diseñador cubano, Umberto Peña, que sin lugar a dudas los hará tratar de alcanzar, inevitablemente, el tope de la creatividad».

A eso aspiramos y por ello trabajamos. Diseñar bajo el concepto de aportar algo más que un libro o una revista atractiva visualmente. Recuerdo que el Chino Heras, cuando tuvo entre sus manos los libros impresos de la primera colección Premio que trabajamos juntos, dijo que le parecían libros-objetos. Libros que invitan a verlos, palparlos, leerlos, y en un momento de pausa en la lectura, volver a contemplar su cubierta y contracubierta ilustradas. Si se ha logrado establecer un enlace emocional y estético con el público lector, es el mayor mérito y reconocimiento al trabajo realizado.

Mi agradecimiento a todos los compañeros y amigos antes mencionados, y a otros muchos que no he nombrado, pero que han estado presente en diversos momentos de mi profesión. Gracias a todos por depositar, en este servidor, su confianza y consideración.

Muchas gracias.

*Palabras pronunciadas al recibir el Premio Nacional de Diseño del Libro 2024, el domingo 16 de febrero de 2025, en San Carlos de La Cabaña, sede de la 33ra. Feria Internacional del Libro de La Habana.

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