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Yordanis Samón conectó un jonrón decisivo en séptimo episodio. Autor: Tomada de Periódico 26 Publicado: 01/06/2025 | 08:05 pm
En este minuto los Tigres de Ciego de Ávila lucen imparables en la gran final de la 3ra Liga Élite. Sus rivales de turno por la discusión del título, los multicampeones nacionales Leñadores de Las Tunas, se han topado con un juego unido e infalible que conquista y seduce a la afición (no solo avileña).
Hoy el conjunto dispuesto a romper todos los pronósticos pre-competencia este año, puso la situación color de hormiga para los del Balcón del Oriente. Los venció por segunda jornada consecutiva con pizarra de 6-3, e inclinó así, aún más, la balanza a su favor luego de sacar dos importantes éxitos dentro de su selva, el estadio José Ramón Cepero.
La mitad de la tarea, le repiten a Danny Miranda, está hecha. Pero él contesta con ecuanimidad: "a los equipos grandes, como Las Tunas, se respetan. Esto es del primero que llegue a cuatro victorias".
Una cosa sí ha tenido clara el conjunto avileño durante la gran final: la de comenzar presionando, desde bien temprano en los partidos, a los Leñadores. Hoy tampoco fue la excepción, y abrieron delante en el marcador en la misma primera entrada.
Desde la loma de los suspiros, el refuerzo de los tuneros, Albert Valladares, nada pudo hacer frente a los cuatro bateadores que enfrentó, ni siquiera sacar un out. El orden solo lo puso por el picheo tunero Keniel Ferraz, que realizó un extenso y efectivo relevo durante seis capítulos, en los que apenas le fabricaron una carrera limpia y no regaló boletos.
El inning de la suerte comenzó a serlo para los Tigres en el sexto episodio, cuando Dennis Laza conectó por segundo día consecutivo un jonrón en solitario para desatar el delirio en las gradas.
Pero en el séptimo, los inspirados muchachos de Danny Miranda descosieron los lances del relevista Rodolfo Díaz, a quien Abeysi Pantoja llamó, quizás, de forma apresura para abrir ese capítulo, cuando apenas le habían hecho una anotación a Ferraz. Sin embargo, las interioridades de cada equipo solo las conocen quienes están dentro del banquillo.
Fue Yordanis Samón el que dio el batazo definitivo, la conexión que desató la locura en el José Ramón Cepero: un cuadrangular con dos compañeros a bordo. Resultaba raro que Samón fuera el único hombre en la alineación de Ciego de Ávila que, hasta ese momento, no tenía indiscutibles en la final. Como el gran pelotero que es, guardó lo mejor para el instante clave.
De preservar la ventaja en el marcador se encargó Yunier Batista, que otra vez subió inmenso al box. Hace algunos días, en el estadio Latinoamericano, me comentaba que era imposible para un lanzador no sentir nervios durante una postemporada. Sin embargo, aún con su juventud, él parece hecho para estas instancias difíciles. No lo digo yo, lo dicen sus números y actitud esta temporada.
En la etapa regular supo sofocar con extrema efectividad cada situación compleja viniendo del bullpen y, en esta final, no ha sido menos. Tomó la pelota este domingo con el juego empatado en el séptimo episodio, sorteó la potente tanta de los Leñadores y se llevó la segunda victoria de los Tigres en la final.
En la cuota del éxito también hay que referirse a la buena labor monticular del abridor José Grandales. El muchacho trabajó durante seis entradas completas, permitió tres carreras limpias y recetó dos ponches.
Ciertamente los Leñadores se ha topado con una barrera eficiente, controlada y difícil de franquear como es el picheo avileño. Huy fueron Grandales y Batistas, pero ayer fue Zerquera. Entre los tres han dejado melladas las hachas tuneras que venían muy bien afiladas de la semifinal, donde produjeron como promedio diez o más anotaciones ante los envíos de las Avispas.
Ambos conjuntos se trasladarán ahora hasta el Balcón del Oriente, donde los locales buscarán a toda costa la remontada, mientras los avileños apostarán por alzar el título en el muy difícil bosque encantado de los Leñadores.
