En el marco del Foro de Sao Paulo, que se celebra en el Palacio de Convenciones de La Habana hasta el 17 de julio, representantes de la izquierda de Brasil, Argentina, EL Salvador y Ecuador hicieron una declaración especial a la prensa para denunciar la politización de la Justicia, una realidad emergente en el panorama político de la región.
Desde la realidad de cada país, los representantes progresistas de estas cuatro naciones explicaron a los medios el modo en que la institución de la Justicia se ha convertido en un nuevo peón de los intereses de derecha al encauzar acusaciones absurdas hacia líderes de izquierda, principalmente para evitar que ocupen o regresen a cargos políticos importantes.
Por la parte argentina, Jorge Escalona, diputado de Parlasur, en representación de la izquierda de su país, denunció la persecución y presión sobre los periodistas de la agencia Télam, y la maniobra judicial que se ha abierto contra la expresidenta Cristina Kirchner como muestras de esta arma de la guerra jurídica derechista.
A su vez, la presidenta del Partido de los Trabajadores brasileño, Gleisi Hoffmann, declaró que el encarcelamiento de Lula Da Silva es también una evidencia del fortalecimiento de ese mecanismo de la Justicia politizada, pues lo que verdaderamente persigue es eliminar al expresidente la posibilidad de recolocarse en las elecciones del país.
Ecuador, por su parte, en la voz de Gabriela Rivadeneira, presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador expuso una situación similar en los casos del encarcelamiento del vicepresidente Jorge Glass y el intento de apresar al expresidente Rafael Correa, tras las reformas neoliberales que ha desarrollado el gobierno de Lenín Moreno y el desarrollo de una campaña de desacreditación de imagen del exdignatario.
Otro método utilizado para evitar que el expresidente ecuatoriano vuelva a ser titular del país ha sido la manipulación de absurdas acusaciones por parte de la institución de la Justicia.
Finalmente la jefa de la fracción legislativa del partido FMLN de El Salvador, Nidia Díaz, expresó su experiencia en este mismo sentido, al referir la lucha que ha librado el gobierno de Salvador Sánchez Cerén por acusaciones a su gestión sin evidencias.
Estas maniobras, que calificaron de persecución judicial, y guerra de imagen fueron denunciadas como una realidad latinoamericana común en lugar de experiencias individuales, por el Foro de Sao Paulo, y se espera visibilizar el problema como una nueva forma de agresión que la izquierda debe aprender a manejar.
Interrogada sobre la importancia del Foro de Sao Paulo para el logro de la liberación de Lulq Da Silva, Gleysi Hoffmann afirmó que cree que tanto los pronunciamientos de intelectuales y líderes de movimientos sociales como una declaración de este Foro, que ha logrado reunir a más de 400 delegados procedentes de Latinoamérica y el Caribe, África, Asia y Europa, sean un elemento de peso para presionar a favor del exdignatario brasilero.