HOLGUÍN.— La aprobación por el Ministerio de Educación Superior (MES) del sello editorial Conciencia Ediciones, adscrito a la Universidad de Holguín, Oscar Lucero Moya, coadyuvará a estrechar los vínculos establecidos con la sociedad por esa casa de altos estudios desde su fundación en 1973.
En concordancia con dos misiones esenciales —la promoción de la cultura y de los resultados del quehacer científico de profesores y estudiantes—, la nueva editora dispone de un plan de publicaciones que incluye, además, la producción de dos revistas digitales dirigidas a la comunidad universitaria en ramas como las Ciencias Sociales, Jurídicas y Pedagógicas.
Daliana Rodríguez Campos, directora de la referida editorial, informó que desde su asiento legal en el International Standard Book Number (ISBN) y la obtención de la numeración oficial correspondiente a nivel internacional (978-959-7237), Conciencia Ediciones se alista para la impresión de sus primeros títulos con miras a la Feria Internacional del Libro del venidero año.
La también joven profesora universitaria adelantó que en proceso avanzado de edición se encuentran al menos tres libros, uno de ellos acerca de un novedoso tema como es la auditoría ambiental, y el resto sobre historia local, Derecho y Periodismo.
Agregó que en un futuro inmediato esta editorial universitaria fungirá como un departamento docente de la institución y favorecerá, entre otros procesos, los procedimientos jurídicos y metodológicos de las tesis de maestría y doctorado, y las prácticas profesionales de estudiantes de Periodismo y Comunicación Social.
Conciencia Ediciones constituye la quinta casa editora radicada en la provincia de Holguín, además de La Luz, perteneciente a la Asociación Hermanos Saíz; La Mezquita, de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba; Ediciones Holguín, de las direcciones locales de Cultura y el Instituto Cubano del Libro, y Cuadernos Papiro, vinculada al Fondo Cubano de Bienes Culturales.
Hasta el momento, en el país, solamente las universidades de La Habana, la Central Marta Abreu, en Villa Clara, y la de Oriente, en Santiago de Cuba, contaban con sellos editoriales propios.