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El día que se estremeció La Habana

Han transcurrido 57 años desde aquel mediodía de marzo en que el país escuchó en Radio Reloj la voz de José Antonio Echeverría conminando al pueblo a la lucha

Autor:

Margarita Barrios

«Éramos 17 hombres armados, en tres carros; en el segundo viajaba José Antonio Echeverría y yo iba en el último», recuerda Julio García Oliveras, jefe de la acción de Radio Reloj el 13 de marzo de 1957.

«Llegamos a nuestra posición en M y 21 y atravesamos el auto en la calle, según lo proyectado. Nos bajamos con la armas en la mano y veíamos los otros dos carros en sus respectivas posiciones.

«Teníamos radio y sintonizamos la transmisión. A las 3 y 22 comenzaron a radiarse las noticias que habíamos preparado. Ansiosamente esperaba las palabras de José Antonio, hasta que al fin su voz cargada de emoción se hizo escuchar por la radio.

«Yo contaba los minutos vigilando con preocupación la posible irrupción de los patrulleros; todo transcurría sin novedad, pero súbitamente la transmisión se interrumpió, el tiempo pasaba y José Antonio y sus acompañantes no bajaban. No tenía explicación para lo que ocurría y mi inquietud aumentaba ante la posible llegada del enemigo. Minutos después de las 3 y 31 salieron a la calle.

«Para nosotros, en la acción de Radio Reloj, la etapa más riesgosa era la toma de la estación, donde deberíamos permanecer unos 20 minutos, ya que tanto la travesía hacia la Universidad, relativamente corta, como la estancia en la Colina las considerábamos mucho más seguras. Y no fue así…».

La emoción embarga a Julio García Oliveras cuando recuerda los últimos momentos de José Antonio, las peripecias para llegar a la Universidad y el fracaso final de la acción.

«Habíamos hecho cálculos. La policía, cada vez que había un disturbio en la Universidad, demoraba entre cinco y seis minutos en llegar. Asumimos que cuando comenzara la transmisión de Reloj iban a llegar los patrulleros.

«Por ello organizamos un dispositivo que impidiera que llegaran por las calles 23 o 21, de manera que en caso necesario José Antonio diera marcha atrás y saliera por allí, pero las cosas salieron al revés, las perseguidoras no vinieron y ocurrió el incidente de que los carros tomaron por diversos caminos, el de José Antonio se quedó solo y se encontró con la perseguidora, y ya conoces el fatal desenlace».

—¿Por qué seleccionaron a Radio Reloj?

—En primer lugar por su carácter de transmisión continua, que nos aseguraba un estudio fijo a donde dirigirnos, y en segundo lugar su cercanía a la Universidad, en la que se ubicaría el puesto de mando del movimiento.

«Un tercer factor era que, con la población inquieta por la situación del país, Radio Reloj mantenía gran audiencia, y además, durante la lucha estudiantil los trabajadores de esa emisora nos habían brindado gran colaboración y existía allí una célula del Directorio, encabezada por Floreal Chomón, hermano de Faure».

—¿Cómo elaboraron el plan?

—Mis primeros pasos fueron dirigirme a la estación, para realizar el necesario reconocimiento. En compañía de Floreal recorrimos la cabina de transmisión, los pasillos, los accesos, escaleras y elevadores, tomando cuidadosamente el tiempo de cada movimiento.

«Un punto importante era la cabina de control, a la entrada del piso de la estación  que regulaba todas las emisiones que se producían en CMQ.

«Al mismo tiempo se elaboraban los textos de las informaciones que iban a ser transmitidas. Se componían con tres elementos fundamentales: una primera sesión de noticias anunciando el ataque a Palacio; otra para desinformar y crear confusión entre los batistianos, con noticias supuestamente originadas en el Campamento Militar de Columbia —hoy Ciudad Escolar Libertad— informando de movimientos entre los militares, y finalmente la alocución de Echeverría, anunciando la muerte del tirano y llamando al pueblo a unirse al movimiento.

«Los originales, que copiaban exactamente el estilo empleado por los periodistas que cubrían esos sectores —incluso se utilizaron sus nombres—, fueron redactados inicialmente por Samuel Biniakonski, estudiante de Arquitectura y hasta ese momento jefe de Propaganda del Directorio; pienso que después fueron modificados, en parte, por Enrique Rodríguez Loeches.

«Pero nadie nos advirtió de que la transmisión podía ser cortada también en la subestación de Televilla, como realmente ocurrió de manos de un canalla del enemigo. No nos habría sido difícil ocupar el lugar con unos pocos hombres armados y garantizar así la transmisión completa».

Oliveras recuerda que le daban mucha importancia al llamamiento de José Antonio, «porque no era solo matar al tirano en su propia madriguera, sino propiciar que el pueblo se levantara.

«Y tuvimos que discutirlo con José Antonio, que quería ir a Palacio, pues la consideraba la acción más riesgosa, pero él era una figura conocida, era quien podía lograr ese impacto en la población».

Luego de la Carta de México, que unió para siempre al Movimiento 26 de Julio y a la FEU, los estudiantes se proponen realizar una acción en la capital. Con la cantidad de armas de que disponían, no podían desplegar un gran movimiento, tenía que ser una acción rápida y decisiva.

Así nació la idea de realizar aquella heroica acción, la cual quedó inscrita para siempre en las páginas más gloriosas de la historia patria.

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