La alegría pioneril se apoderó estos días de toda nuestra geografía. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 21/09/2017 | 05:32 pm
Los rostros de los niños no mienten cuando miran. Los rostros de los niños desafían. Así se evidenció el 4 de abril en la Perla del Sur y durante la visita de Nexy Véliz, presidenta nacional de la Organización de Pioneros José Martí, la cual sirvió para medir satisfacciones del presente e impulsos futuros.
Un recorrido por el lomerío cienfueguero propició el conocimiento de cuanto se hace en el Escambray para potenciar la formación de los infantes. Los dos campamentos pioneriles con que cuenta la provincia fueron reabiertos luego de reparaciones totales en sus áreas.
Los trabajos en el Manuel Prieto Labrada, ubicado en el Consejo Popular La Sierrita, comprendieron el cambio parcial de las cubiertas, la construcción de un nuevo ranchón, el mejoramiento de las instalaciones sanitarias, la pintura del centro y el acondicionamiento de las áreas deportivas.
El otro centro beneficiado fue el Arnaldo Milián Castro, inaugurado por Raúl el 20 de julio de 1986. Ubicado en el Consejo Popular El Sopapo, en Cumanayagua, brinda a los estudiantes servicios combinados de docencia y vida en campaña, mediante rotaciones semanales y quincenales.
Tras la restauración y labores constructivas, en este 2013 se muestran mejorías considerables y será posible atender a un total de 200 personas, incluidos padres y pioneros.
Acerca de la importancia de estas obras, Nexy Véliz señaló: «Creo que ha sido un gran paso de avance y sobre todo una alegría inmensa para los estudiantes. Es muy bueno tener lugares donde nuestros pioneros se formen vocacionalmente y desarrollen actividades del movimiento de pioneros exploradores; donde puedan crear y utilizar la imaginación a partir de sus necesidades y la creatividad de los maestros».
Acampada con sabor cubano
También la alegría pioneril se apoderó por estos días de Camagüey, que se «vistió» de sabores y olores cubanos, de sonrisas infantiles y de multicolores vestimentas.
En el reparto El Porvenir de esta ciudad, los más pequeños guisaron, adobaron, sazonaron y aliñaron —con la magia de la cocina cubana— cientos de platos.
En esta faena, por ejemplo, las calabazas se transformaron en cantimploras, las pencas de coco en espumaderas y cucharas, las güiras en platos y la caña de bambú en vasos.
La Acampada Pioneril aglutinó a cientos de niños junto a sus maestros, para revivir una tradición cubana que estuvo también «sazonada» por la hermandad, el apego a la madre naturaleza, la iniciativa creadora y hasta la inconformidad con lo hecho.