Última foto de Conrado Benítez. Autor: Archivo de JR Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
MATANZAS.— La confianza y el amor por la naciente Revolución fue el acicate principal para la obra hermosa que el joven maestro Conrado Benítez se propuso defender en los campos de las montañas espirituanas. Pero la vileza del imperialismo no permitió que este joven matancero abrazara el sueño cubano de erradicar la ignominia del analfabetismo.
Por eso este cinco de enero los matanceros conmemoraron el aniversario 51 del asesinato del maestro voluntario Conrado Benítez, quien recibió el tributo de los alumnos y profesores de la Universidad Pedagógica Juan Marinello (UPJM), de alfabetizadotes, maestros voluntarios y de sus familiares, encabezados por Herminia Benítez López, tía y madre de crianza del mártir.
La ceremonia dio inicio con el depósito de una ofrenda floral ante el panteón de los mártires caídos por la defensa en el cementerio San Carlos de Matanzas, donde reposan sus restos.
Allí, como es tradicional, se recordó la obra y grandeza del joven que nació en esta provincia el 19 de febrero de 1942 y que vio en la triunfante Revolución los caminos y oportunidades que le habían sido vedados por pobre y negro.
En el emotivo encuentro se interpretaron canciones, se declamó el poema A Conrado Benítez y los maestros voluntarios entonaron su hinmo.
Jennifer Hernández, miembro del secretariado del FEU en la OPJM, apuntó que el ejemplo de Conrado sirvió para que más de 100 000 jóvenes se incorporaran a la Campaña de Alfabetización.
Al cumplirse un aniversario más de aquel deshonroso y cobarde asesinato, recordamos la palabras pronunciadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro en su discurso en La Plaza de la Revolución José Martí, en el acto donde se proclamó a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo: «¡Qué vergüenza para el imperialismo comprobar que el crimen fue inútil, comprobar que el asesinato de un maestro humilde de nuestro pueblo, Conrado Benítez, se convirtió en cien mil brigadistas Conrado Benítez!».
Conrado Benítez en 1954, luego de aprobar el sexto grado, matriculó la enseñanza primaria superior y posteriormente partió junto con un grupo de jóvenes para la escuela de Minas de Frío, en la Sierra Maestra, el 12 de mayo de 1960.
Al graduarse se le asignó la escuela rural de la finca San Ambrosio, en las intrincadas montañas de Sancti Spíritus, donde a los pocos días de iniciada la Campaña de Alfabetización, el cinco de enero de 1961, en la zona de Tinajitas, en el macizo montañoso del Escambray, fue ultimado junto a otros compañeros, por la banda de alzados contrarrevolucionarios encabezada por Osvaldo Ramírez.
La historia recoge que las únicas armas que portaba eran sus pertenencias personales, un libro de Anatomía, uno de Matemáticas y otro de Composición… y algunos regalos para sus alumnos.