Situado en el Castillo de San Severino, en la ciudad de Matanzas, rememora la impronta que dejó la esclavitud en nuestra memoria histórica
MATANZAS.— El lamento que arrancaba el látigo y los abominables cepos son vestigios de una historia por contar. Solo ha llegado a nuestros días con mutilaciones, pero siempre en ella ha gravitado el dolor y la deshumanización.
Del siglo XVI a la primera mitad del XIX, la exportación y compra de esclavos dominó las relaciones entre Europa y el África subsahariana. Los esclavos no eran la única mercancía, pero sí la de mayor plusvalía. El comercio estuvo en manos de portugueses, genoveses, franceses, holandeses, daneses o ingleses, quienes a través de mercedes, licencias, asientos, contratos o contrabando, introdujeron al continente americano no menos de 20 millones de africanos.
En la inauguración del Museo Nacional de La Ruta del Esclavo, en el Castillo de San Severino, en la ciudad de Matanzas, se rememora la impronta que dejaron en nuestra memoria histórica aquellos seres que fueron violentamente arrancados de sus tierras y convertidos en esclavos, como mano de obra barata.
Olabiyi Babalola Joseph Yai, presidente del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, manifestó que la esclavitud y la trata atlántica forman parte esencial de la historia común, entre África, Europa, el Caribe y América.
«La paradoja de nuestra llamada mundialización es que muchos hombres y mujeres en el mundo beben ron y fuman tabaco, sin saber la historia que hizo posible esta práctica común; muchos son los jóvenes que bailan los ritmos modernos sin saber el origen o el componente africano de estas cadencias».
Además enfatizó que la tarea mayúscula consiste en romper el silencio; de ahí el proyecto de La Ruta del Esclavo: «Ya es hora de que todos reciten los versos de Guillén: “Yo soy también el nieto, biznieto, tataranieto de un esclavo. (Que se avergüence el amo)”».
El Presidente del Consejo Ejecutivo de la UNESCO añadió que hoy choca el hecho de que un ser humano pueda ser reducido a una mera mercancía, y África ha sido víctima de esta práctica inmoral e innoble.
Es nuestra tarea histórica dar a conocer sin complacencia la historia de este comercio innoble, de multifacéticas consecuencias, precisó el dirigente de la UNESCO.
«Debemos inventar una nueva museología, con instrumentos epistemológicos y metodológicos inéditos. El nuevo museo puede ser un puente entre generaciones; y veo este museo como un lugar predilecto para la enseñanza de las lenguas y la historia de África, paso esencial en la realización de una memoria viva», concluyó Olabiyi Babalola Joseph Yai.
Tres raícesSe trata de una exposición itinerante de carácter didáctico, cuyo objetivo es difundir el conocimiento de la africanía, una de las tres raíces, la negroafricana, que junto con la europea y la amerindia conforman la historia, la sociedad y la cultura de las naciones americanas de habla española y portuguesa, a través de los procesos de transculturación y mestizaje, poniendo de relieve los resultados de la diversidad cultural.
Por medio de ilustraciones y textos, uno queda impresionado, por ejemplo, con el calimbo, el cual consistía en marcar a los negros con un hierro candente, a su llegada, en los mercados de esclavos, para identificarlos como propiedad del comprador, con una letra u otro signo cualquiera.
Existen referencias que dentro de los barcos también se les calimbaba en el estómago, brazos o espalda, y a las mujeres igualmente se les marcaba en el pecho y las piernas.
Abel Prieto, ministro de Cultura, dijo a JR que esta inauguración es un paso muy trascendente, y al agradecer la Medalla Por la Diversidad Cultural otorgada a Cuba, sostuvo que tiene un gran valor, sobre todo por el concepto con que nace este museo, que se vincula con la filosofía del Consejo Nacional de Patrimonio y su red de museos, en relación con la idea de que un museo no es un almacén de piezas, concebidas como algo arqueológico que pertenece al pasado, sino que esas instituciones culturales deben verse como instrumentos educativos, vivos, en manos de la comunidad, de maestros y escuelas.
«La memoria sobre aquel terrible genocidio se recupera de este modo tan hondamente cultural, pues es una gran idea exponer parte de las obras donadas por Lorenzo Padilla a Matanzas. Creo que este museo tiene que trabajar por instalarse en la memoria del cubano del presente y del futuro, y trabajar permanentemente con todos los que puedan mover esas ideas; así la exposición recorrerá otras provincias».
El miembro del Buró Político señaló, además, que es muy importante para la cultura de Matanzas y de Cuba que se haya inaugurado aquí el primer museo de La Ruta del Esclavo de nuestro continente.
Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, comentó que el científico Fernando Ortiz, al afirmar que Cuba sin el negro no sería Cuba, estaba reconociendo el tesoro de las culturas africanas que contribuyeron a otorgarle un rostro definitivo a nuestra nación.
«Tomar conciencia plena de lo que significó el holocausto de la trata esclavista moderna para los pueblos subsaharianos, el más terrible que ha conocido la humanidad, es también tener presente la profunda huella estampada por hombres y mujeres que, atados por gruesas cadenas, llegaron a nuestras costas, para nunca más regresar a sus tierras, a sus familias y a sus culturas».
Barnet ahondó que en nuestro contexto es imprescindible profundizar en el conocimiento de las religiones afroamericanas, como uno de los factores fundamentales de la múltiple herencia africana en la región latinoamericana y caribeña.
«Para Cuba, la presencia africana no es una tercera raíz, sino una raíz esencial y definidora en franca concomitancia con la raíz hispana y asiática», indicó el autor de la novela-testimonio Biografía de un Cimarrón.
Centenaria fortalezaSegún Isabel Hernández, directora del museo, y Anabel Díaz, promotora cultural, esta fortaleza recibió la bendición de la primera piedra el 13 de octubre de 1693, pero fue inaugurada a inicios del siglo XVIII.
Hoy cuenta con cuatro salas: la casa del comendador, presentación arqueológica, de la esclavitud y la de los orishas.
Eusebio Leal, Historiador de la ciudad de La Habana, elogió la labor de Barnet y sentenció que el pueblo que se avergüenza de sí mismo perece, retomando las palabras de Ortiz.
«Nos sentimos orgullosos de reafirmar nuestra condición de pueblo mestizo, de la sangre y de la cultura; pensamos que allá, esos jóvenes caídos y que descansan en todos los cementerios de la isla de Cuba, contribuyeron en las llanuras de Cangamba y en la batalla de Cuito Cuanavale a derrotar a ese adversario terrible que mutilaba el derecho de África a su verdadera libertad».
El intelectual cubano recordó que Cuba ha tenido a lo largo de su historia a valientes defensores de estas causas. «Lo tuvo en el Padre fundador, que no vaciló en afirmar que todo hombre viene al mundo igual; mientras Martí dijo que cubano era más que blanco, más que mulato, más que negro».
Herman Van Hof, director de la Oficina Regional de la UNESCO, dijo que el proyecto nació en 1993, y que en 2005 se propusieron tres objetivos: poner término al silencio sobre la tragedia de la trata de esclavos en las distintas regiones; subrayar las consecuencias de la trata y de la esclavitud en las sociedades contemporáneas y en especial las numerosas transformaciones y legados culturales generados por estas tragedias; y contribuir a la comprensión mutua y la coexistencia pacífica entre los pueblos, en especial mediante la reflexión acerca de los prejuicios de la esclavitud, el diálogo intercultural y el pluralismo cultural.
En el contexto de la inauguración del Museo quedó abierta la exposición Afro América: la tercera raíz, con 105 carteles didácticos, y 14 esculturas africanas donadas al Museo de Arte de Matanzas por el artista cubano Lorenzo Padilla.
Asistieron a la jornada Pedro Betancourt García, primer secretario del Partido en Matanza; Margarita Ruiz, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural; Paula Marcelo Moreno, ministra de Cultura de Colombia; Natalia Bolívar, Manuel Mendive, Rogelio Martínez Furé, Nancy Morejón, entre otros intelectuales, autoridades de la Cultura; el Partido y el Gobierno, y varios representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba.
El proyecto Danza Espiral y el grupo folclórico Afrocuba ofrecieron su arte durante el acto.