Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Falleció a los 77 años el dibujante Virgilio Martínez

Consagró su vida y su arte, primero a hacer posible el sueño del triunfo de la Revolución,  y luego a apoyarla con extraordinaria modestia

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Virgilio. Foto: Adán Iglesias Sucede, y no pocas veces con los grandes artistas, que sus obras dejan de ser propias para convertirse en patrimonio de todos. Ocurre, incluso, que el nombre del autor hasta se pierde en la memoria colectiva, sobre todo cuando lo creado ha tenido tanto que ver con nuestras vidas. Ese es el caso del emblema que distingue a la Unión de Jóvenes Comunistas. Solo ahora, que la muerte nos obliga a volver sobre la inmensa obra de su creador, el notable Virgilio Martínez Gaínza, es que muchos caerán en cuenta de que Virgilio, Premio Nacional de Periodismo José Martí, nos había entregado a diario mucho más que las magníficas viñetas con que ilustraba la seguida sección Hilo directo de su querido periódico Granma.

Hace poco más de un año, desde estas mismas páginas Virgilio rememoraba aquellos tiempos en que ideó el logotipo de la UJC. «Creo que fue porque era el único que tenían a mano», comentaba a JR con la modestia que lo distinguía. «Me mostraron los trabajos que habían enviado los concursantes y me pidieron una propuesta. Tampoco a mí me convencieron los diseños enviados porque todos se iban por caminos demasiado gráficos. A Mella lo tomé del emblema de la Juventud Socialista. Esa fue una muy buena solución. Hice el carné de la AJR, al que le incluí el rostro de Camilo en el fondo. Así que utilicé las dos figuras.

«También reflejé en mi diseño el lema de la organización: Estudio, Trabajo y Fusil; y decidí dar a cada uno un tratamiento diferente del color. El verde para la defensa; el azul para identificar el trabajo (de ese color eran las camisas de las milicias obreras), y el blanco representaba las páginas de los libros. De rojo dibujé la estrella».

La muerte lo sorprendió a los 77 años: más de siete décadas que empleó, en buena medida, primero haciendo posible el sueño del triunfo de la Revolución, mediante el apoyo de la lucha a través de la prensa clandestina —en particular en el magazine Mella y en la Carta Semanal, donde le dio vida a Supertiñosa (1959) y a Pucho (1955)—, y luego apoyándola como director artístico de la revista Mella y como dibujante humorístico en Juventud Rebelde y sus suplementos El Sable, La Chicharra, DDT y Pionero. Más tarde en Pionero y Zunzún, sin olvidar sus apreciadas colaboraciones en INRA, Moncada, Mar y pesca, Bohemia, Editorial Pablo, La Calle...

Poseedor de la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, la Distinción por la Cultura Nacional y la Distinción Félix Elmuza, entre otros reconocimientos, Virgilio, que se inició en 1949 con el trabajo publicitario, integró como dibujante la redacción internacional de Granma, después de formar parte del colectivo de Somos Jóvenes.

Alguna vez contó que aprendió a hacer historietas en Mella. Recordaba con orgullo que la UJC, organización con la cual laboró por 30 años, fue para él «una universidad en todos los sentidos», sin mencionar que, en verdad, justamente él había sido uno de los maestros.

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