La tecla del duende
Como cada hoja tiene su envés, y resulta delicioso mirar desde muchos ángulos los asuntos, hoy comparto con ustedes el mensaje de un teclero que se hace llamar El Cazador. Él responde, con ingenio y elegancia, la pregunta que lanzábamos unas columnas atrás sobre la vida como Estrellas o Cometas, a raíz de un texto remitido por Annay. Muchos se decantaban por la primera opción, este amigo opina distinto:
«Aquellos que piensen que la vida cometa es símbolo de soledad es porque solo han probado la insípida vida de una estrella... Las personas cometas han de andar en busca de nuevas amistades, aquellas que sean capaces de seguir su rumbo y velocidad, pero igual de marcar la vida de quienes aprecien o amen aunque no puedan o no estén dispuestos a seguirlos. Somos cambio, progreso, diferencia... A esos que pretenden ser eternos y estar siempre presentes cuando sabemos que no puede ser posible, les digo que puede que no llevemos el calor de una estrella para quienes nos rodean, pero somos admirables para aquellos que nos ven pasar. Y sé que es difícil a veces tomar una dirección y avanzar, pero son riesgos que vale la pena correr... Todos tenemos que partir en algún momento y como dices tú (Annay), lo importante es no haber pasado en vano... Si lo que sientes es temor al olvido, solo recuerda que vives dependiente de las memorias de los que deseas a tu lado, mientras yo guardo recuerdos de personas muy especiales que he conocido en mi imparable andar, tanto cometas como estrellas. Por cierto, piensas que vives en un mundo lleno de cometas, te equivocas, en realidad está lleno de estrellas, pero como no son capaces de avanzar no notan su presencia. No has de pensar que el universo consta de los que te rodean solamente... Admito que nuestra presencia puede ser efímera, pero ¿así mismo no es nuestra existencia? Entonces no somos símbolos de soledad, sino de vida latente».
«Cadáver exquisito» cubano-canadiense. Desde Canadá, Dayani envía este poema a ciegas que armaron exquisitamente:
«…El duende tocó la Tecla/ De la nada nacen cosas infinitas/ Memorias que nos enseñan, vivencias que nos despiertan/ Pero que hago con tanto, con tanto…/ ¡Y sigue pensado, y no ames!/ Me encontró la musa desnuda frente al mar/ Y del silencio nace el grito que todos han de oír/ En el pensar mucho detienes tus sueños, ¡cúmplelos!/ ¿Y si te dijera que te extraño a cada momento?/ Pese a todo, pese a todos, seguimos intentado ser.
Los duendes de Holguín —de quienes olvidé anunciar su peña— envían reporte. Teclazo dedicado a la prensa y a la mujer. Invitada suiza: Sicrit Nabulsi. Asalto cariñoso al periódico Ahora. ¡Y más planes para expediciones!