La tecla del duende
Este año se cumplen 40 del asesinato de Che en La Higuera, el 9 de octubre de 1967. Son fechas tristes para rendir homenaje a hombres que murieron por la alegría.
Este año también —y resulta maravilloso—, es el aniversario 50 del ascenso a Comandante de Che. Un momento singular en su vida. Él mismo, en Pasajes de la guerra revolucionaria, recuerda:
«Se firmó la carta en dos columnas y al poner los cargos de los componentes de la segunda de ellas, Fidel ordenó simplemente: “Ponle Comandante”, cuando se iba a poner mi grado. De ese modo informal y casi de soslayo, quedé nombrado comandante de la segunda columna del Ejército Guerrillero la que se llamaría número 4 posteriormente.
«(...) La dosis de vanidad que todos tenemos dentro, hizo que me sintiera el hombre más orgulloso de la tierra ese día. El símbolo de mi nombramiento, una pequeña estrella, me fue dado por Celia junto con uno de los relojes de pulsera que habían encargado a Manzanillo».
¿Qué les parece visitar el lugar donde Che se sintió «el hombre más orgulloso de la tierra»?
Hace años visité —en compañía de mi amigo y guía de Che Hipólito (Polo) Torres—, aquel lugar en lo intrincado de la Sierra. Todavía quedaba un horcón de la casa campesina. Sueño con volver, y este año sería formidable hacerlo junto a lectores y tecleros de Juventud Rebelde.
Propongo este concurso para ganar 30 plazas, de un total de 50, para quienes respondan esta pregunta: ¿En qué te acompaña Che en tu vida cotidiana?
Las bases son: escribir la respuesta en no más de dos cuartillas a máquina o con letra bien clara o de molde. El plazo de admisión vence el 20 de junio de 2007, y los ganadores se darán a conocer el 30 de junio.
GRAFFITIDania: Qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo. Tu Tati
Ovadis: Eres la revolución energética que alumbra la oscuridad de mi corazón. José
Livi: Todavía te pienso. Todavía oigo a Arjona y a Linking Park por ti. Vuelve. Tu marciana verde
Mi Tatica: Por ti hasta morir es bueno. Perro enamorao
SIEMPRE AMORÉl había fallecido y se acercaba el día de San Valentín. Cada año ella recibía un ramo de rosas con una tarjeta: «Te amo más que el año pasado, mi amor crecerá cada año». Este sería el primer año en que no las recibiría. Llamaron a la puerta y al abrirla le dieron un ramo de rosas.
Molesta por lo que creyó una broma de mal gusto llamó a la florería y amablemente le dijeron que su esposo las había pagado por adelantado, así como todas las demás que seguirían llegando cada año.
La señora abrió la tarjeta y leyó: «Amor, sé que ha sido un año difícil, espero puedas reponerte pronto. Quería decirte que te amaré siempre, porque todo es posible con amor».
REGALO DE JUEVESLa belleza es la sombra de Dios sobre el universo. Gabriela Mistral.