Acuse de recibo
Ángel Manuel López Acosta, quien reside en calle Línea, No. 3, Jicotea, municipio villaclareño de Ranchuelo, considera que por mucho que se ha avanzado en la digitalización de los Registros del Estado Civil, queda mucho por hacer en tal sentido para satisfacer la demanda de la ciudadanía de los servicios que presta esa institución.
Manifiesta que desde noviembre de 2023 hizo la solicitud de la inscripción del matrimonio de sus abuelos que se encuentra en el Registro Civil de Guayos, en la provincia de Sancti Spíritus, en el municipio espirituano de Cabaiguán, Y lo hizo mediante la página web del Ministerio de Justicia: https://certificaciones.minjus.gob.cu.
Y a pesar del tiempo transcurrido, de las repetidas solicitudes electrónicas realizadas por él, y de presentarse personalmente dos veces en dicho registro en el transcurso de todo ese tiempo, aún no la tiene en su poder.
«No sé si es que el servicio no está disponible en todos los registros civiles, porque con la inscripción de nacimiento de mi padre sucedió algo similar: mediante un conocido que tenía en esa localidad fue personalmente a solicitarla y de esa forma logré obtenerla de forma digital.
«Sin embargo, en los demás trámites que he tenido que realizar en otros registros civiles, como el de Esperanza, en el municipio de Ranchuelo, provincia de Villa Clara, he obtenido las certificaciones con brevedad.
«No entiendo cómo un servicio con gran demanda sea tan engorroso de realizar. Como decía, estoy consciente de la situación que afronta el país y por eso, no puedo presentarme con más frecuencia en ese registro civil, pues no soy de la provincia de Santi Spíritus.
«Ellos exigen que se realice la solicitud por Ticket, pero, lograr hacer una reserva en ese registro se hace extremadamente difícil. Nunca hay espacio para reservar. Y pagar para entrar en la lista de espera es un suicidio, pues lo he hecho otras veces y no ha sido viable.
«Comunicarse telefónicamente no es posible, el teléfono nunca es atendido. Acudo a esta vía para de alguna forma recibir respuesta de personas competentes con el asunto y el problema que planteo», concluye.
Norka Coffigny Reloba, residente en Carlos Tercero, No. 617, entre Oquendo y Marqués González, cuenta que en la propia puerta de su casa hay un portal donde se sientan a vender cualquier objeto extraído de la basura personas de las llamadas deambulantes. Y ella tiene tres hijos que no salen de una fiebre para entrar en otra.
De tal intrusión, agrega, tienen conocimiento la delegada del Poder Popular, la Presidenta del consejo popular y el jefe del sector de la Policía. Los inspectores de la DIS pasan por allí y no actúan al respecto.
«Esto parece un corral de puercos. Yo limpio y es como si no lo hiciera. Tengo la impresión de que esto es propagación de epidemias. Pero no sucede nada», indica Norka.