Acuse de recibo
El pasado 2 de junio, desde Jesús Menéndez, en la provincia de Las Tunas, Luis Larrudet Solórzano reclamaba aquí lo que consideraba un daño a la propiedad de su refrigerador por parte de técnicos de la Empresa Eléctrica de esa provincia.
Contaba que el 8 de abril de este año fueron a su casa dos técnicos de la Empresa Eléctrica a cambiar de lugar el reloj contador y el breaker. En la labor, se hizo el empate del cable que lleva la corriente desde el poste cercano hasta su casa. Y se retiraron sin avisarle que el trabajo había concluido.
Después, el refrigerador no funcionaba. Buscó a alguien que supiera, quien revisó el equipo y le dijo que la máquina se había quemado debido a problemas con la electricidad, específicamente por el mal empate que se hizo en el cable desde el poste a su reloj contador. Luis fue a la oficina de la Empresa Eléctrica en su municipio. Allí el segundo jefe le comunicó que tal reclamación no tenía lugar porque habían transcurrido más de 72 horas del suceso.
«Bien, decía Luis, debe cumplirse con lo establecido. Pero me pregunto: ¿cómo sé que el trabajo fue satisfactorio, si los técnicos que lo realizaron se fueron sin avisarme ni se comprobó el resultado final ante mi presencia como cliente? Ahora que me quedé sin refrigerador, ¿quién defiende mi derecho? ¿Quién
acude en mi auxilio? ¿De dónde saco el dinero que necesitaría para comprarme una nueva máquina para mi refrigerador, si es que pudiera conseguirla? ¿Cuánto me costaría su puesta en marcha?
«Soy un viejo trabajador de la industria azucarera a la que dediqué lo mejor de mí durante más de 50 años en el ya desaparecido central Jesús Menéndez, revolucionario y fidelista ciento por ciento. Las gavetas de mi escaparate están llenas de reconocimientos y diplomas que así lo atestiguan; estímulos que me gané con el durísimo trabajo en la industria azucarera. A mis 84 años de vida, y con las limitaciones físicas que padezco, no tengo a quien acudir para que me ayude con este problema», concluía.
Al respecto, responde René Rocío Pupo, director adjunto de la Empresa Eléctrica de Las Tunas, que la comisión que investigó los hechos comprobó que Luis fue atendido por el jefe de la oficina comercial del municipio el 8 de mayo de 2021, cuando se presentó a hacer la reclamación por su refrigerador dañado, un mes después de que se le realizara el trabajo de variado de lugar del contador.
Precisa que entonces se le explicó al cliente que su reclamación ya no procedía debido al tiempo transcurrido desde que se hizo el trabajo y el momento en el que presentó la reclamación.
Y se pudo verificar también, añade el directivo, que al momento de hacerle el variado de lugar de un servicio de 110 volt, Luis no tenía breaker. Y ese es un elemento de protección responsabilidad del cliente, por lo que el servicio se conectó sin ese equipo.
Tampoco hubo evidencia alguna de un reporte realizado al Centro de Atención Telefónica como se establece en la resolución 173/2018, procedimiento para la atención y tramitación de daños a la propiedad, que fija un plazo de tres días hábiles para ser reportado el hecho a la empresa.
«Analizados todos los elementos antes expuestos se dictamina la queja sin razón, por lo que la reclamación es sin solución», concluye.
Agradezco la respuesta. Evidentemente, Luis hizo la reclamación un mes después de que le cambiaran de sitio el contador, cuando lo dispuesto por resolución es que el plazo de admisión de la queja por daños es hasta tres días.
Lo que sí no se esclarece es el porqué los técnicos se retiraron sin comunicarle al cliente que habían concluido el trabajo, algo elemental profesionalmente hablando. Y lo otro es que si la Empresa Eléctrica no puede garantizar en sus servicios algo tan necesario como el breaker, ¿dónde lo puede conseguir una persona necesitada de él en la Cuba de hoy, con tantas carencias de oferta? Y si logra agenciárselo en el mercado informal, ¿cuánto le costaría?