Acuse de recibo
Leydis Pedroso Domínguez (calle 50 No. 210, apto. 4, entre 21 y 23, Playa, La Habana) cuestiona hasta cuándo ella y sus vecinos residentes en un pasillo interior van a vivir entre aguas sucias por una fosa que ya colapsó, en un barrio que carece de alcantarillado.
Cuenta que desde hace varios años se desborda la fosa de ese interior, la cual se ubica bajo el mismo pasillo por donde transitan los vecinos. En múltiples ocasiones solicitan el servicio de limpieza de esta. «Se puede decir que vienen en uno de cada tres o cuatro reportes que se hacen, dice; y a los 12 días de vaciada, la fosa vuelve a verterse».
Narra que el 23 de febrero pasado fueron a limpiar la fosa, y junto al camión llegó un funcionario de Saneamiento Básico, además del presidente del consejo popular. Y tras visitas de funcionarios de Vivienda municipal y Aguas de La Habana, entre otros, se les informó que ya la fosa no tenía vida útil. Luego de varios análisis y pruebas, se decidió que se iba a conectar esa fosa para que aliviara a un pozo existente fuera del pasillo; trabajo que no debían hacer los vecinos, por el desconocimiento de la labor en sí, si no operarios de la ECAL contratados por Vivienda.
«Nueve meses después, expresa, seguimos haciendo reportes para que, aunque sea se haga la limpieza y se alivie el vertedero de aguas sucias. Y no acaban de llegar. Las aguas albañales corren y el mal olor no lo deja a uno ni sentarse en la sala. El pasillo se hace intransitable. Sabemos que el país tiene una situación crítica con el combustible; pero los cubanos seguimos adelante y no dejamos que nada nos detenga. La respuesta ya la tenemos, ¿Y la solución cuándo llegará?», concluye Leydis.
Y Belén Vázquez García, una señora con limitaciones físico-motoras que vive en el pasaje no. 317, en Padre Chao, entre Ciclón y Toscano, en Santa Clara, dice que allí la mayoría de los vecinos son ancianos y personas enfermas, en diez viviendas, «que tienen totalmente colapsado su alcantarillado, y las tuberías de agua que entran se contaminan con las heces fecales que corren por la superficie y hacen el agua no potable».
Alerta que en varias casas las aguas albañales salen por las tuberías de los baños, inundándolos. Y expone que han realizado durante más de cuatro años gestiones en el Gobierno municipal, la Dirección Municipal de la Vivienda, el Partido Provincial y la dirección del policlínico Nazareno.
Se le ha notificado al director municipal de Acueducto y Alcantarillado, y es planteamiento permanente en las asambleas de rendición de cuenta del delegado. La directora municipal de la Vivienda estuvo por allí, quedó en retornar y… ojos que te vieron ir…
Cierta vez, señala, destupieron y no duró más de unos días, pues las tuberías son viejas y están destrozadas por el tiempo y la humedad. Y hace unos cinco meses fueron y dijeron que no había por dónde destupir, además de aclarar que el problema no era interno de las viviendas, si no de la red exterior. Y se fueron.
Se le comunicó al delegado, plantea, que se escribiría a la prensa. Y él dijo que lo hicieran, porque ya estaba cansado de plantearlo.
Y el tercer caso lo envía Luis Francisco Cruz Cazañas, vecino de Obrapía 58 entre Oficios y Baratillo, La Habana Vieja: En la ciudadela sita en Santa Flora 26, entre Giral y Bernal, en el barrio habanero de Mantilla, los vecinos hace tiempo sufren una tupición similar, sin que hasta ahora encuentren solución, a pesar de las gestiones hechas a todas las instancias.
«En dos ocasiones mi sobrino, que vive en dicho lugar, ha estado hospitalizado con fiebre, diarreas y vómito en el Pediátrico de Centro Habana, y en el día de hoy lo están atendiendo en dicho hospital con los mismos síntomas. Varios niños allí han estado hospitalizados por los mismos motivos», concluye.
¿Qué se espera para aliviar a todas esas personas con una solución? No se puede vivir entre aguas sucias y detrito de todo tipo.