Acuse de recibo
¿Qué sucede con la cerveza?, pregunta en su carta el lector Lázaro Quintana García (calle 21 No. 1156 e/ 16 y 18, Vedado, La Habana). Y este redactor comparte su inquietud y la de muchos consumidores capitalinos, que han visto esfumarse de la red comercial la refrescante ambarina cubana, en su modalidad envasada y en todas sus variantes: la Bucanero y la Cristal, en CUC, y la Cacique y Mayabe, en CUP.
Acuciado por los tempranos calores, Lázaro salió el pasado domingo en busca de la «rubia», pero esta no daba señales de vida ni en La Puntilla, uno de los grandes centros comerciales de la capital, sito en el municipio de Playa. Tampoco había cervezas importadas, que son más caras, por aquello de que la insatisfecha demanda se trasladó hacia ese surtido foráneo ante la falta del criollo.
«Estamos hablando de un producto que no es de primera necesidad», manifiesta el lector, poniendo el parche antes de que salga el hueco insondable de las justificaciones. Y argumenta: «Pero también está claro que para nuestro clima es un bálsamo que ayuda a mitigar el horrible calor —¿y por qué no?— también algunas penas».
Durante su infructuoso peregrinar en busca de la cerveza perdida, Lázaro preguntaba en algunos sitios comerciales y gastronómicos el porqué de la ausencia. Y ante la generalizada falta de información, los rumores crecían como la espuma: «mantenimiento en las líneas de producción…», «un extranjero que financiaba la producción se fue del país porque le debían…», «ha sido por retener la venta de Cristal y Bucanero para que se consuma la Mayabe y la Cacique ante la cercanía de la fecha de vencimiento de estas últimas…».
«Debido a la falta de información —señala Lázaro— se pueden generar estos y muchos otros comentarios que en nada ayudan; como, por ejemplo, uno escuchado: “Imagínate tú, si ya no hay ni cerveza…”».
Ante el silencio público con respecto a tan deficitario asunto, Lázaro ha llegado a preguntarse si nuestros periodistas no beben cerveza. Y este redactor le asegura que sí ha extrañado por estos días, casi hasta la nostalgia, la presencia de la «fría».
Lamentablemente, y una vez más, se evidencia que existe escasa cultura de la comunicación e información en muchas instituciones estatales. Ya era hora de que las entidades productoras, distribuidoras o comercializadoras de la cerveza en Cuba, hubieran explicado el porqué de tan repentina desaparición. Así se evitaría la «embriaguez» de los rumores y malentendidos.
Ernesto Almaguer Díaz escribe desde calle Antonio Moreno No. 2LA, entre 12 y 14, reparto Hilda Torres, en Holguín. Y lo hace para venerar el sentido de pertenencia que hay detrás de la recuperación de la fábrica de caramelos El Turkinito, de esa ciudad; entre tantas manifestaciones de «no», «ni» y «nada» que aparecen cotidianamente.
La industria —señala— está situada en la populosa calle Real del reparto Pueblo Nuevo, en la Ciudad de los Parques. Y hace unos tres años fue diagnosticada con peligro de derrumbe, aparte de presentar serios problemas de mantenimiento constructivo.
La misma no dejó de producir en todo este tiempo. Y un cartel en su fachada anunciaba que estaba siendo reparada con esfuerzo propio de sus trabajadores.
«Hoy la historia es distinta a la de hace unos meses, afirma Ernesto. En tiempo récord ha sido reparada su fachada y la han dejado como nueva. Estoy seguro de que cuando se le dé el terminado va a contribuir al embellecimiento de la ciudad, y todo respetando su estructura original.
«Me mueve esto —apunta— a resaltar la labor tan estoica de un grupo de trabajadores que han demostrado un sentido de pertenencia digno de imitar por aquellos que, con más recursos, no son tan ágiles en resolver los problemas.
«Para esos trabajadores, el más sentido y caluroso reconocimiento de parte de este pueblo, que con ejemplos como el de ellos se motiva y cree que sí se puede», concluye.