Acuse de recibo
Es una verdadera pandemia lo de la hiperdecibelia. Cualquiera monta un tinglado bullanguero. Música a todo volumen sin opción alguna, acompañada de bebidas alcohólicas, en cualquier sitio descubierto, no importa a quienes moleste. No importa a qué hora.
La denuncia hoy la envía Mario Rizo, profesor del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Oriente, y residente del apartamento O, tercer piso, en el edificio 12 Plantas del reparto Antonio Maceo, en la ciudad de Santiago de Cuba.
Refiere el profesor que el pasado verano fue colocada, al lado del edificio, una carpa con varias mesas, para vender bebidas alcohólicas y pollos fritos. Y se contrataron los servicios de un particular, que funcionaba como «animador-musicalizador», con potentes equipos. Aquella gozadera por todo lo alto funcionó diariamente en julio y agosto, y a partir de septiembre de viernes a domingo. Sin baños públicos siquiera. A imaginarse…
Dice Mario que los sonidos competían con los de una turbina de avión, y muchas veces con la peor música. No importaba que los vecinos tuvieran que cerrar puertas y ventanas en la calurosa Santiago, y así y todo no poder disfrutar de la programación televisiva o de radio, ni mucho menos leer o sencillamente descansar y relajar en paz.
Lo preocupante para Mario es que la carpa convocaba a cientos de jóvenes, que se acostumbran así a disfrutar insensiblemente, sin pensar en la tranquilidad del prójimo.
Y lo que pudo ser un intento de recreación estival, se ha convertido en escenario de las más reprobables conductas.
Mario pregunta si se ha tenido en cuenta, para tal imposición sonora y conductual, el sentir de los vecinos, que lo plantean constantemente en las asambleas de rendición de cuentas.
Asegura él que todo es del conocimiento de las estructuras distritales de Gobierno y administración, pues con fecha 9 de septiembre les fue entregada una carta firmada por más de 40 vecinos del edificio, proponiendo la reubicación del mencionado establecimiento. «A ninguno de los firmantes se le ha dado respuesta alguna hasta hoy», asegura Mario.
Una vez más se pone de manifiesto que existen autoridades locales que soslayan los efectos perniciosos de este fenómeno de indisciplina, vulneración del orden público e insensibilidad. Dejan a los ciudadanos solos en el sufrimiento de la fechoría y la desconsideración ajenas. Y sin intervenir en estos escenarios sueltan más las manos de la impunidad y el desasosiego.
¿Estarán sordos a las quejas y los estados de ánimo?
El pasado 1ro. de septiembre reflejé aquí la insatisfacción del espirituano Yoaner Caballero acerca de la no existencia en esa provincia de cajeros automáticos, que permitan a personas con tarjetas magnéticas hacer operaciones bancarias.
Al respecto responde Alberto Quiñones Betancourt, director general de la Empresa de Servicios Bancarios para el Banco Central de Cuba, quien precisa que «en las actuales circunstancias no tenemos posibilidades de llevar a esa provincia ese servicio».
Precisa que «mientras, tanto en las sucursales de los bancos comerciales (BANDEC y BPA) y en CADECA se han habilitado terminales de puntos de venta para atender a aquellos clientes que tengan tarjetas magnéticas, tanto las del sistema RED, que son las emitidas por el Sistema Bancario, como las internacionales que son aceptadas en Cuba».
Afirma el director general que «tan pronto tengamos condiciones que garanticen el funcionamiento de ese sistema, se extenderá hasta donde sea posible en nuestro país».