Las pretensiones de Trump de convertir la Franja de Gaza en una «zona turística», evidencian la ignorancia rotunda del estadounidense sobre la situación humanitaria en el territorio palestino AFP. Autor: AFP Publicado: 12/04/2025 | 08:10 pm
Con frialdad y menosprecio, la descripción correspondía a un negocio entre manos donde se busca la mayor ganancia. A comienzos de la semana, se reunieron en la Casa Blanca Donald Trump y Benjamin Netanyahu. En la agenda estuvieron el alto al fuego entre Israel y Hamás, los intereses y las presiones de ambos respecto a Irán, y la propiedad de Gaza, pues no hay otra forma de exponer este último punto en las conversaciones de quienes comparten responsabilidad como criminales de guerra.
El mandatario estadounidense le dio de plazo a la figura del régimen nazi-sionista de dos a tres semanas para que concluyera la guerra en la Franja de Gaza. Le dijo que le han dado suficiente apoyo financiero y militar para hacer la tarea. Desde hace años, Washington sostiene a Israel con 4 000 millones de dólares anuales, y Trump acotó: «Eso es mucho».
Tiene apuro, y no precisamente por ponerle punto final a la matanza de palestinos, la que continúa después de un acuerdo de alto al fuego violado por Israel. El pelirrojo reiteró su verdadera pretensión: la propiedad de Gaza, a la que describió como un «bien inmueble importante» sobre el que Estados Unidos debería ejercer el control.
Es más, reveló durante la conferencia de prensa posterior al encuentro la propuesta de una «fuerza de paz» estadounidense para gobernar Gaza tras la limpieza étnica de los palestinos sobrevivientes a los que quiere «voluntariamente» desplazados a otros países. No son una población aceptable para la que quiere convertir en «la riviera» sur del Mediterráneo. Funcionarios de EE. UU. dijeron por lo bajito: A Trump se le está agotando la paciencia…
Y Netanyahu, que de seguro tendrá su parte del pastel en ese negocio, continúa arrasando las edificaciones y matando a los palestinos. También en esta semana se conocieron testimonios de primera mano del horrendo e impune crimen ejecutado durante esta fase iniciada en octubre de 2023 y que pretenden sea el final del exterminio.
Un grupo israelí de derechos humanos publicó el pasado lunes un informe en el que oficiales y soldados de las llamadas Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que participaron en la creación de una zona de amortiguación a lo largo de la frontera de Gaza con Israel, describieron crímenes de guerra, incluyendo asesinatos indiscriminados, así como la destrucción deliberada y generalizada de infraestructura civil en lo que varios denunciantes llamaron una «zona de exterminio».
La publicación estadounidense commondreams.org se hizo eco del nuevo informe de Breaking the Silence (BTS) —Rompiendo el silencio—, el cual detalla cómo Israel, que durante décadas ha dependido dudosamente de zonas de amortiguación defensivas en los territorios que conquista o controla, decidió aplicar una política de «destrucción generalizada y deliberada» para crear un perímetro de seguridad de entre aproximadamente media milla y una milla de ancho en el lado de Gaza de la frontera entre Israel y Palestina.
«Para crear esta zona, Israel lanzó una importante operación de ingeniería militar que, mediante una destrucción generalizada, transformó por completo alrededor del 16 por ciento de la Franja de Gaza, un área que anteriormente albergaba alrededor del 35 por ciento de las tierras agrícolas de Gaza», afirma el informe.
Sobrecogen las descripciones: La misión encomendada a los soldados en el campo, según revelan sus testimonios, era crear una extensión vacía y completamente plana de aproximadamente un kilómetro de ancho a lo largo del lado de Gaza de la valla fronteriza, y ese espacio no debía tener cultivos, estructuras ni personas. Casi todos los objetos, instalaciones de infraestructura y estructuras dentro del perímetro fueron demolidos.
A los palestinos se les negó por completo la entrada a la zona, prohibición que se aplicó con fuego real, incluyendo ametralladoras y proyectiles de tanques. De esta manera, el ejército creó una zona de muerte de enormes proporciones, añade el informe.
«Los lugares donde antes la gente vivía, cultivaba y establecía industrias se transformaron en un vasto páramo, una franja de tierra erradicada en su totalidad».
«Los testimonios demuestran que los soldados recibieron órdenes de aniquilar deliberada, metódica y sistemáticamente todo lo que estuviera dentro del perímetro designado, incluidos barrios residenciales enteros, edificios públicos, instituciones educativas, mezquitas y cementerios, con muy pocas excepciones», afirma el periódico.
Los palestinos que se atrevieron a entrar en el perímetro, incluso, accidentalmente, también fueron atacados, incluidos hombres, mujeres, niños y ancianos civiles.
El bloqueo israelí de Gaza ha provocado una hambruna generalizada, a veces mortal, y los palestinos entraron en la «zona de la muerte» para recolectar plantas silvestres nutritivas, después de que las tierras de cultivo de la zona fueran arrasadas.
Uno de los oficiales israelíes que dio declaraciones para el informe Breaking the Silence, dijo crudamente en una entrevista con el diario británico The Guardian, que al principio su actitud hacia la invasión de Gaza fue: «Fui allí porque nos mataron y ahora los vamos a matar nosotros». «Y descubrí que no solo los estamos matando, sino que los estamos matando, estamos matando a sus esposas, a sus hijos, a sus gatos, a sus perros». «Estamos destruyendo sus casas y orinando en sus tumbas».
Otro oficial reservista declaró a BTS que le informaron que «no hay población civil» en la zona. Al preguntársele cómo se veía la zona tras la operación de limpieza de las FDI, el oficial respondió: «Hiroshima».
Hay otros testimonios similares en el informe de BTS, surgido tras una investigación publicada en diciembre pasado por el diario israelí Haaretz, en la que soldados y veteranos describieron una «zona de muerte» en el corredor de Netzarim, en el corazón de Gaza, donde se ordenó a las tropas disparar a «cualquiera que entrara», continuó el comentario de commondreams.org sobre el escabroso y terrible tema.
Uno tras otro, los relatos de tamaño crimen testifican cada vez mayores niveles de deshumanización: «Las fuerzas en el terreno lo llaman “la fila de cadáveres”», dijo un comandante. «Después de los tiroteos, no se recogen los cuerpos, lo que atrae a jaurías de perros que vienen a comérselos. En Gaza, la gente sabe que dondequiera que veas a estos perros, no debes ir».
Ese genocidio no ha cesado, por el contrario, se recrudeció el 18 de marzo de este 2025 cuando Netanyahu rompió el alto el fuego iniciado el 19 de enero, y está coordinado con Washington, para expulsar por la fuerza a cientos de miles de palestinos, y ampliar el perímetro que Trump aspira a que pase a sus manos como la «Riviera del Medio Oriente».