Islas las que vamos a libertar”. Ese pensamiento del Apóstol resurge con fuerza en estos albores del siglo XXI y la región del Caribe está llamada en la actualidad a encarar el desafío de hacer una contribución esencial al equilibrio del mundo.
Coincidentemente con el aniversario 155 del natalicio de Martí dará inicio en La Habana la II Conferencia Internacional Por el equilibrio del mundo que será sin duda un espacio de reflexión y debate en torno a los problemas más acuciantes que enfrenta la humanidad teniendo como referente indispensable el pensamiento de José Martí. Ese examen debe estar orientado hacia la realización de acciones que contribuyan a la salvación de nuestra especie amenazada de muerte en el siglo recién comenzado.
Concebida como un homenaje a esta figura esencial de nuestra historia como nación la Conferencia que iniciaremos el 28 de enero da continuidad a la que efectuamos con igual tema hace cinco años, en el 2003, y nos permite reafirmar, con la persistencia obstinada de los hechos, que nunca tuvo más vigencia este principio martiano.
Hoy, en el 2008, como bien se sabe, aquellos problemas no han sido resueltos y han crecido las contradicciones ya no solo en el seno de la sociedad, sino de la humanidad con la naturaleza y su evolución ulterior.
Partiendo de los desafíos y de los grandes peligros presentes en la actual coyuntura que vive la humanidad hemos decidido dedicar este significativo aniversario de su natalicio a promover un mayor conocimiento y estudio de su pensamiento y en particular de sus formulaciones acerca del equilibrio entre los hombres, las colectividades y las naciones. Martí concebía el equilibrio como ley matriz esencial que rige tanto para la naturaleza como el espíritu, así como para el arte, la ciencia, la economía, las relaciones sociales y la política.
La concepción martiana del equilibrio en las relaciones internacionales se fundamenta en la independencia y soberanía de las naciones como garantía de la multipolaridad que necesitaba el mundo. El presidente Rafael Correa ha dicho que no estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época. Fidel Castro se ha referido dramáticamente esta situación señalando que si no cambia el curso de los acontecimientos la humanidad puede perecer, y ha apuntado que la solución está en la inteligencia genéticamente recibida que no somos capaces de utilizar, y la forma de utilizarla sería promoviendo la cultura en su sentido más amplio y con la justicia como su categoría principal.
En cuanto a Cuba, presentaremos en el evento la historia y la experiencia de la tradición cubana y nuestra identidad nacional que germinó y nació desde finales del siglo XVIII hasta el 20 de octubre, fecha de su nacimiento, vinculada a la aspiración de la justicia universal. Buscar soluciones en ese sentido en el marco de la mejor tradición cubana es el aporte que hará Cuba a este empeño, y ese aporte estará referido, en gran medida, a la cultura filosófica, política y social de nuestro país.
Estamos en el deber de encontrar una síntesis de los mejores pensamientos de la cultura universal con Martí, Bolívar y los próceres de nuestra América y podemos hallarla valiéndonos del método electivo de la tradición filosófica cubana presente en el obispo Espada y José de la Luz y Caballero: todas las escuelas y ninguna escuela, he ahí la escuela; todos los métodos y ningún método, he ahí el método.
La tradición filosófica cubana y la identidad nacional de nuestro país en general es, pues, pueden significar un camino válido para encontrar las nuevas ideas que se requieren para enfrentar en el orden cultural los grandes retos de nuestro tiempo.
“Alejandro de Humboldt, cuando estuvo en América a principios del siglo XIX, dijo que los países del Nuevo Mundo donde mejor se sabía hacer política eran Cuba y Venezuela. Después surgieron Bolívar y Martí. En nuestra época sabemos que América Latina tiene hoy un potencial de integración de enorme significado.
Martí representa una tradición espiritual y un pensamiento integrador comprometido con la redención definitiva de nuestra especie y que constituye, con su acento utópico, una alternativa al materialismo vulgar y ramplón que predomina en una civilización que se fundamenta de manera unilateral en los avances tecnológicos y científicos.
Es imprescindible relacionar el pensamiento latinoamericano y caribeño con el de los hombres y mujeres sensatos del Norte para alcanzar la modernidad necesaria en el siglo XXI. Para ello resulta indispensable contar con las ideas de hombres y mujeres sensatos que en la patria de Lincoln y Hemingway están también preocupados por el futuro de su país y de la especie humana. Por eso, nos proponemos que la Conferencia, envíe un mensaje a la sociedad norteamericana que nos permita abrir cauce a las soluciones que necesitan los propios Estados Unidos, el hemisferio occidental y el mundo actual.
Esas serían las ideas que quisiera abordar Cuba para salvar a nuestra especie del peligro de extinción. Se trata de que todos trabajemos para que nuestros hijos, nietos y demás descendientes se eduquen sobre la base de principio martiano “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre.
Todo este esfuerzo tendrá como una prioridad favorecer la más amplia movilización internacional para enfrentar los retos que significan procurar la igual dignidad de toda la especie humana y lograr un mundo mejor, caracterizado por la justicia social, la paz, el desarrollo sostenido, la solidaridad y la participación ciudadana. A este respecto, el legado intelectual de José Martí constituye un referente ético y político del futuro al que aspiramos para las generaciones venideras.
Pasar a la acción es un reclamo de vida o muerte. No nos sobra tiempo. La familia humana esta enferma de gravedad y todos estamos concernidos. Más allá de filiaciones políticas, religiosas o de otro tipo nos une el propósito de contribuir a evitar una catástrofe de incalculables proporciones. Y recurro una vez más a Martí, ese genio de la pluma y la palabra, que consideró, sin embargo, que Hacer es la mejor manera de decir.