Los actos terroristas contra el sistema electroenergético venezolano le han venido de perillas al candidato de la derecha Henrique Capriles. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:25 pm
CARACAS.— El medio público Radio Nacional de Venezuela (RNV) colocó en su sitio digital un artículo donde se revelan los preparativos de la embajada estadounidense en esta capital, con vistas a las elecciones presidenciales de este domingo.
Entre las providencias y demás acciones de la sede diplomática del país norteño, se cuenta, dice el texto:
•Compra de grandes cantidades de artículos como alimentos enlatados, agua, toallas, colchones, pasta dental…
•Contratación de vehículos blindados para la estancia y movimiento de sus funcionarios en los estados que visitarán durante las elecciones del 7 de octubre.
•Establecimiento de un centro de monitoreo electoral en la residencia de unos de sus funcionarios.
•Llegada al país de varios oficiales de inteligencia basificados aquí durante el golpe de Estado de 2002.
•Reuniones de diplomáticos con miembros de partidos de la oposición que respaldan la candidatura del derechista Henrique Capriles Radonski, y visitas a grandes empresas privadas.
Este domingo, en su programa La Hojilla, al evaluar el cierre de campaña de Capriles en Caracas, el periodista Mario Silva informó que en el recorrido del aspirante ultraconservador rumbo al camión que luego lo transportaría hasta la tribuna en la avenida Bolívar, fue escoltado por un automóvil Mitsubishi chapa 6109 CD, perteneciente a la embajada de Polonia.
Días atrás, el comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela, en su programa Cayendo y corriendo, de VTV, develó que la televisora privada Globovisión, principal bastión audiovisual de la reacción, compró 48 máscaras antigás y cien chalecos blindados de diversas tallas, capaces de amortiguar balas de nueve milímetros y tiros de subfusiles de gran potencia como los Uzi.
De lo que se fragua o sospecha, sirvan estos datos de botón de muestra. Pero no solo de preparativos y aliados se trata.
Sistema electroenergético en la Diana
La Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) de Venezuela, denunció este lunes «claros actos de sabotaje» contra el sistema energético del país en los últimos días.
Argenis Chávez, presidente de la entidad pública, denunció la detención de dos individuos que lanzaron una honda a las líneas de mediana y alta tensión del municipio de Colina, estado noroccidental de Falcón.
El objetivo era producir cortocircuitos que activaran las protecciones del sistema y dejar a oscuras a toda una comunidad. El hecho fue impedido por la oportuna alarma del consejo comunal de la localidad.
La semana anterior, sin embargo, otros perpetradores lograron el objetivo. Tras lanzar un objeto a las líneas de mediana tensión, interrumpieron el servicio en varias comunidades de Catia, en la populosa parroquia capitalina de Sucre.
El corte del fluido se reportó sobre las 7:50 de la noche y se restableció 50 minutos después, tras la intervención de trabajadores de Corpoelec en la subestación Catia de Magallanes, una instalación en excelentes condiciones técnicas.
Jesús Graterol, comisionado nacional de Corpoelec, informó a la prensa que a inicios de septiembre, en el estado de Lara, se reportaron acciones saboteadoras en los circuitos El Tablazo I y El Tablazo II, donde se cortaron perfiles de ángulo a las bases de varias torres.
«Además, de El Tablazo fueron extraídos tornillos de las bases de transmisión de 14kv para tratar de crear un efecto de caída dominó de las torres y así dejar sin servicio a parte del occidente del país y crear inestabilidad en el sistema».
Y agregaba Graterol a RNV: «hoy están sucediendo cosas que en momentos antes de las elecciones no habían ocurrido, y estos eventos son repetitivos y reiterativos a nivel nacional».
El 8 de septiembre en Zulia ocurrían similares episodios. Cuatro individuos fueron detenidos por la Guardia Nacional Bolivariana cuando destrozaban los tableros eléctricos de la planta Vargas, de la subestación de Pdvsa en Lagunillas, que abastece ocho circuitos de las localidades de Sierra y Lago, ¡y al oleoducto que conecta con la refinería de Amuay!
En agosto se reportó un hecho terrorista contra la subestación La Castellana, ubicada en Chacao, Caracas, que derivó en la explosión de un transformador por impactos de bala, dejando sin energía la urbanización.
Ese mes, Corpoelec denunció también el corte de 54 metros de cables de conectores en la subestación El Furrial, Monagas, que da energía a la planta Jusepín de Pdvsa.
La lista es larga. En junio, durante una conferencia de prensa con medios locales y extranjeros, el ministro de Energía, Héctor Navarro, nos describía casi una decena de sabotajes más contra el sistema y que habían sido expedientados durante varios meses por los expertos de la corporación eléctrica.
Zozobra, malestar, irritación
Desde el año 2010, cuando el país enfrentó una profunda crisis en el servicio, que comenzó con la caída de la capacidad de generación de las hidroeléctricas, debido a una aguda sequía, el sistema electroenergético se ha convertido en blanco de los grupos de extrema derecha. No han parado mientes en atentar, de cualquier forma, contra toda la infraestructura.
A pesar de las multimillonarias inversiones en el sector, y de que la capacidad de generación es la más alta en la historia, es verdad que el servicio, desde el punto de vista técnico, tiene más de una falla.
Sin embargo, la contrarrevolución se ha encargado de agudizarlas. Y a la par de los sabotajes, las campañas de los medios locales y transnacionales hegemónicos.
El objetivo es uno: generar el mayor malestar posible en la población, y acusar de los problemas al Gobierno.
En los momentos actuales, sabotajes y matrices de opinión se dirigen a socavar la ascendencia mayoritaria de Chávez sobre el electorado. No por gusto, este domingo, durante el cierre de campaña presidencial en Caracas, el ultraconservador Henrique Capriles Radonski señaló: este Gobierno (el de Chávez) es «luz para afuera y oscuridad para dentro», en referencia a las políticas solidarias del bolivarianismo en la región y los apagones hacia dentro del país.
En un peligroso discurso ultraconservador, con resortes en el individualismo y el egoísmo nacional, Capriles agregó sobre el programa de Gobierno de Chávez 2013-2019 —específicamente sobre el objetivo estratégico de preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana—: «Y ¿quién nos salva a nosotros?», dijo, en lo que puede catalogarse como un disparate mayúsculo para alguien que se postula para presidir un país.
Los actos terroristas contra el sistema electroenergético venezolano le han venido de perillas a Capriles. Hay que ser muy ingenuo para pensar que está fuera de la «conexión eléctrica». Los cables nunca han estado tirados a tierra, siempre buscaron darle energía a la campaña derechista.
Ante su incapacidad para desbancar por la vía pacífica el proyecto chavista, el miedo, la desestabilización y la violencia son la apuesta de la reacción venezolana.
El terrorismo es una de sus herramientas. No obstante —como demuestran los hechos—, el pueblo venezolano y la sapiencia y madurez del Gobierno están decididos a evitar que la luz de la Revolución Bolivariana se apague.