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Juegos Panamericanos Lima 2019: Limando pronósticos

¿Por qué lo más prudente es hablar de superar la actuación de Toronto?

Autor:

Norland Rosendo

Quedan menos de cien días para que la fresca Lima se caliente con los primeros Juegos Panamericanos organizados en esa urbe sudamericana. Después de mucho años yendo con el mismo pronóstico: segundo lugar, aunque en Toronto fuera más idilio que posibilidad, Cuba aterrizará en la capital de Perú con una filosofía ajustada a la realidad y sus potencialidades: mejorar la actuación de hace cuatro años. Y eso, así sin números, también es un vaticinio complejo.

En las más recientes declaraciones públicas, autoridades del Inder «han jugado» con dos posibles resultados: ganar más medallas de oro que en Toronto (36) y no mejorar el cuarto puesto, o alcanzar menos títulos y quedar entre los lugares dos o tres en el ranking por países. Sin embargo, no será hasta el mes de mayo que puedan acercarse lo más posible a la realidad, cuando tengan más información sobre todos los rivales.

Sepultar el triunfalismo y las falsas expectativas ya significa una medalla agradecida por la siempre sabia afición cubana, que hace cuatro años estaba muy clara al cuestionar los augurios oficiales de un 120 por ciento imposible segundo lugar.

De entonces hasta la actualidad el escenario deportivo continental no ha cambiado y a la vez es diferente. A la consolidación de potencias regionales como Brasil y Canadá, se suma la emergencia de Colombia y México, cuyas delegaciones han anunciado la intención de seguir ascendiendo en el medallero. Y además, cada vez hay más países con posibilidades de ganar metales dorados que antes solían ir al pecho de atletas cubanos. Estados Unidos es el candidato inobjetable a seguir encabezando la tabla de posiciones.

Se sabe que la embajada cubana será menor que la que viajó a Toronto. Ni asegurando los más de 60 cupos que se podrían lograr en deportes que no han cerrado aún su clasificación, se llegará a los 451 que estuvieron en la ciudad norteña en 2015.

La ecuación matemática es simple: solo con eficiencia se podrá lograr un resultado integralmente superior. En la edición anterior, nuestros atletas intervinieron en 217 pruebas, llegaron a 121 finales y apenas ganaron 29.7 por ciento de estas (o sea, de cada 10-3 en números redondos).

En la próxima edición ya es seguro que por lo menos no habrá cubanos en 145 de las 422 pruebas convocadas. Por eso, la estrategia en la preparación está muy clara: atención diferenciada, personalizada, tanto de recursos, como metodológicamente, según las posibilidades de podio o de asegurar puestos en las finales.

Se trabaja fuerte con 166 atletas: 46 potenciales medallistas de oro, 24 de plata y 98 de bronce, cifras que podrían variar en la medida en que se vayan conociendo los adversarios. Sin descartar que el resto pueda aportar títulos, aunque sus vaticinios precompetencia no los contemplen.

De hecho, de la información brindada en la última sesión de la Comisión de Salud y Deporte del Parlamento a la aportada en el balance del Inder, hay un ligero ajuste en el número de los posibles terceros puestos.

Semejante dato, aunque parezca imperceptible habla de la seriedad y sistematización en el seguimiento casi diario de los propósitos rumbo a Lima, a tenor de la indicación del presidente del Inder, Osvaldo Vento: análisis objetivos y reales, sin falsas expectativas.

Pese a que los resultados a partir de la política deportiva de la Revolución están por encima de su tamaño físico y cantidad de habitantes, en Cuba nunca nos conformamos con la plata o el bronce. Es asunto de orgullo, de hidalguía.

Pero el deporte internacional está siendo brutalmente impactado por las lógicas mercantiles. Cada vez los sistemas clasificatorios exigen participar en más competencias con los consiguientes gastos en transportación y alojamiento (negocios interconectados), se invierten sumas cuantiosas en tecnologías para optimizar los tiempos y marcas; es más barato comprar o nacionalizar a un atleta que formarlo, y en el entorno regional no resulta nada despreciable el número de técnicos y entrenadores cubanos que trabajan con equipos foráneos.

En Lima, además, 20 deportes otorgarán boletos olímpicos, lo que supone que los mejores exponentes de América en esas especialidades aprovechen la ocasión para asegurar su asistencia a Tokio 2020. Entre ellos, atletismo, bádminton, balonmano, levantamiento de pesas y tiro, en los que Cuba tiene cifradas esperanzas de preseas.

Nuestros deportistas saben que la afición es muy ávida de medallas y si son de oro, mejor. Por eso el lema: siempre por más.

 Tablas elaboradas con la información ofrecida por el Inder en la última sesión del Parlamento (abril 2019)

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