Los gladiadores cerraron a todo tren su actuación en la cita centrocaribeña. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 21/09/2017 | 05:59 pm
Se acabaron los cálculos y las incertidumbres. Hoy cae el telón de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe, allá en la entrañable Veracruz, desde donde regresará la delegación cubana con la gran meta cumplida, con el trono regional ya a buen recaudo, pues nada de lo que suceda podrá cambiar la historia.
Los anfitriones no calibraron la potencia que podía tener el demoledor remate de la comitiva cubana, inferior en número y posibilidades, pero de incalculable valía sobre cualquier escenario competitivo.
El aporte de los remeros fue fundamental en el asalto a la cima del medallero. Foto: Ismael Francisco, especial para JR
Por un lado, los remeros surcaron victoriosos la Laguna Mandinga y de ella sacaron todo el oro posible. Del otro, los boxeadores unieron esfuerzos y potencia de sus golpes para convertirse en una maquinaria casi perfecta, dueña de las nueve coronas a que podía aspirar en las carteleras finales.
También los gladiadores pusieron todo su talento en pos del objetivo común de los cientos de deportistas de la Mayor de las Antillas que defendieron en cada competencia, con honor y máximo sacrificio, los colores patrios.
Dice adiós una cita regional que será recordada por la fraterna lucha entre cubanos y mexicanos por el trono regional, que mantuvo la tensión hasta los días finales del calendario. También para la historia quedó grabada la épica actuación de nuestros futbolistas, junto a la eficiente faena de los competidores en el campo y pista del atletismo, cuyo significativo aporte prendió la mecha de la remontada.
Finalmente, sí se pudo. Gracias a absolutamente todos, Cuba vuelve a reinar en el deporte centrocaribeño.