Carlos Delfino (con el balón), una de las estrellas de Argentina. Foto: AP
Después de que casi todos los sueños latinoamericanos se volvieran pesadillas en la recordada Copa Mundial de Fútbol Alemania 2006, nuestro continente se vuelve a ilusionar cuando en el horizonte se vislumbra ya el campeonato del orbe de baloncesto masculino, que arrancará la próxima semana en Japón.
Y las razones del optimismo son bien fundadas, pues Argentina y Brasil tienen armas para pelear por un título al que aspiran también con mucha fuerza Estados Unidos y la «armada europea» que encabeza el monarca continental, Grecia.
Los argentinos son los actuales subcampeones del mundo, pero su título olímpico en Atenas 2004 les coloca el «cartelito» de favoritos, con todo y que los norteamericanos presentarán un «dream team» de la NBA encabezado por LeBron James, Carmelo Anthony y Dwyane Wade, tres de las más rutilantes estrellas del momento.
Pero sucede que en la NBA juegan también las principales figuras albicelestes —y las de casi todos los demás contendientes—, como son los casos de Emanuel «Manu» Ginóbili, Carlos Delfino, Andrés Nocioni y Fabricio Oberto, quienes llevan la ventaja adicional de conocerse muy bien y saber jugar como equipo.
Camino al Mundial, Argentina ganó en Buenos Aires el torneo Súper 4, en el que también intervinieron Brasil, Nueva Zelanda y Venezuela, y acaba de concluir segundo en el Torneo de Madrid, donde cayó en la final ante España por 79-67.
Mientras, Brasil ganó el pasado año el campeonato panamericano (Argentina no llevó a sus principales jugadores) y cuenta con una gran nómina en la que destacan los NBA Leandrinho Barbosa y Anderson Varejao, quienes acaban de hacerle la vida un yogurt a los estadounidenses, en un juego de fogueo que finalmente ganaron los norteños 90-86. Los brasileños también tienen a su favor el juego de conjunto y serán un rival muy peligroso para cualquier equipo.
El resto de los equipos de América: Panamá, Venezuela y Puerto Rico, tienen atributos para hacer ruido, aunque no creo que superen la barrera de los grandes de Europa. El «Viejo Continente» estará representado por nueve selecciones y, además de los griegos, deben tener un gran evento Alemania, Francia, España y Lituania, conjuntos que ocuparon los puestos del dos al cinco en el último campeonato europeo celebrado el pasado año en Serbia y Montenegro.
Precisamente los serbiomontenegrinos son los actuales campeones mundiales, mas serán ahora una incógnita después de sus decepcionantes actuaciones en los últimos cuatro años (ni siquiera llegaron a clasificar por méritos propios, sino fueron invitados por la Federación Internacional). Pese a que en ocho juegos de preparación solo han perdido uno, su director técnico, Dragan Sakota, ha dicho que, sin estrellas, el equipo puede jugar sin presión.
«No tenemos la obligación de ganar. Estamos haciendo un nuevo equipo y los aficionados estarán satisfechos si demostramos espíritu de lucha. Nuestro objetivo es pasar el grupo. Después ya veremos, el sistema de competencias permite soñar a todos», sentenció Sakota.