La firma de decenas de órdenes ejecutivas durante el primer día de gobierno de Trump, no provocó el efecto intimidatorio que pretendía el empresario-presidente. Autor: Politico Publicado: 21/01/2025 | 10:36 pm
Mientras Cuba rechaza y demuestra la falsedad de la nefasta reinclusión en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo, y gobiernos, legisladores, sindicalistas y pueblos responden con firmeza a las amenazas a la integridad de México y Panamá proferidas por Donald Trump al asumir la presidencia de Estados Unidos el lunes, como parte de las decenas de órdenes y decretos autoritarios que firmó, el mandatario continúa dando titulares.
Los gobernadores demócratas de 22 estados y grupos de derechos civiles en EE. UU. presentaron una serie de demandas el día después de la asunción en desafío a su orden a las agencias estadounidenses para que nieguen la ciudadanía a los niños nacidos en Estados Unidos cuyos padres no son ciudadanos estadounidenses o residentes legales permanentes. A esos estados se unieron el Distrito de Columbia, San Francisco, Boston y Seattle, así como la Unión Americana de Libertades Civiles en defensa de lo que es un derecho garantizado por la Constitución.
Esto promete una dura batalla legal y puede incluirse en la imposición a lo interno de una política de presión y miedo, en las redes digitales, prácticamente controladas por unos pocos de los multimillonarios que apoyaron el retorno trumpiano, lo que nos lleva a concatenarlo con otro anuncio de este martes y que puede tener relación estrecha con la manipulación de la sociedad que sale de las sombras.
Junto a los fundadores de las gigantes compañías tecnológicas SoftBank, OpenAI, Oracle y MGX, Donald Trump dio a conocer la creación de Stargate, un consorcio destinado a asegurar «el liderazgo estadounidense en inteligencia artificial» y que «proporcionará una capacidad estratégica para proteger la seguridad nacional» de Estados Unidos.
Panamá y México responden
Por ahora nos interesa destacar lo que a la América Nuestra compete.
Legisladores de casi todos los partidos mexicanos alzaron sus voces y sindicalistas istmeños quemaron banderas estadounidenses frente a la que será residencia del nuevo embajador de ese país en la capital panameña.
«¡El Canal es panameño!», reclamaron los manifestantes haciéndose eco del presidente José Raúl Mulino, quien horas antes había definido al diálogo como «la vía para aclarar los puntos mencionados»; pero, agregó, «sin menoscabar nuestro derecho, soberanía total y propiedad de nuestro canal». Respondiendo al discurso inaugural, puntualizó: «El Canal es y seguirá siendo de Panamá».
Mulino también desmintió las aseveraciones del magnate sobre un supuesto control del Canal por China, y aseguró que «no hay presencia de ninguna nación del mundo» que interfiera con la administración panameña. Y aclaró que el Canal de Panamá «no fue una concesión de nadie».
Así respondieron en ese país ante la reiterada amenaza de Trump de recuperar la administración sobre el paso marítimo, incómodo por lo que considera altos peajes cobrados a los barcos estadounidenses, y bajo la presunción de una supuesta violación de los Tratados Canaleros, que hace 25 años terminaron de restituir la vía interoceánica al pueblo istmeño, su legítimo dueño.
Fuera de Panamá, incluso una voz poco dada a anteponerse a la de Washington ni a defender a sus compatriotas regionales y reiterar compromiso con los Tratados Torrijos-Carter, como la del titular de la OEA, Luis Almagro, calificó de «incontestable» la soberanía panameña sobre el Canal y rechazó el eventual uso de la fuerza por el Pentágono para recuperar su control.
Mientras, en México, donde algunas de las amenazas injerencistas de Trump se han convertido en realidad mediante cinco de las 41 órdenes ejecutivas suscritas por Trump, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión formuló un llamado a la unidad nacional frente a las decisiones del republicano que, dijeron, «ha tomado determinaciones que exceden con mucho las facultades territoriales que el Gobierno de Estados Unidos tiene».
«Nosotros, como lo ha dicho la presidenta Claudia Sheinbaum, estamos de acuerdo con la comunicación y la cooperación con el Gobierno de Estados Unidos, pero bajo ninguna circunstancia estamos dispuestos a ceder un solo milímetro de nuestra soberanía y nuestra independencia nacional».
La Jefa de Estado, quien busca el diálogo, llamó a sus connacionales a la calma y a mantener la cabeza fría, pero recalcó la certeza de que «siempre vamos a defender nuestra soberanía e independencia. Es el principio máximo que la Presidenta tiene que asumir; y segundo, siempre vamos a apoyar a los mexicanos, a los connacionales que viven en Estados Unidos».
Con sus decretos, Trump certificó el estado de emergencia en la frontera con México, declaró «terroristas» a los cárteles de la droga, supuestamente «cambió» el nombre del Golfo de México por «Golfo de América», ordenó la detención de todos los extranjeros «expulsables» para proceder a su deportación, y reinstaló la campaña Quédate en México, lo que instaura nuevas medidas contra los indocumentados. Entre esas disposiciones se halla la obligación de los migrantes de quedarse en el país vecino, al tiempo que el Presidente de EE. UU. se arroga el derecho de concluir el muro fronterizo que inició durante su primer mandato.
En su habitual conferencia mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum agregó que «estamos esperando la comunicación entre el canciller Juan Ramón de la Fuente y el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, sea el día de hoy o de mañana, para iniciar las conversaciones bilaterales, que son indispensables con la llegada del presidente Trump, y poder establecer toda la comunicación, el diálogo respetuoso entre nuestros países».
Cuba: dignidad y coraje
Las decisiones en el primer día de Donald Trump, cuando también revocó 78 órdenes ejecutivas firmadas por Joseph Biden entre las cuales se encuentra la hipócrita y bochornosa
reinclusión de Cuba en la falsa lista de países supuestamente promotores del terrorismo, son consecuentes con las expresiones de tono imperial y despectivo del magnate inmobiliario, quien, al referirse a América Latina durante su discurso de asunción, dijo: «Ellos (los latinoamericanos) nos necesitan mucho más de lo que nosotros les necesitamos a ellos. Nosotros no les necesitamos. Ellos nos necesitan. Todos nos necesitan», añadió con arrogancia.
Por su parte, el Gobierno Revolucionario cubano, frente a esta arremetida imperialista, con la que sin ningún pretexto Trump volvió a incluirla en la lista arbitraria de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, ha dejado claro en una declaración que Cuba vencerá a esa decisión de restablecer las férreas medidas de guerra económica contra Cuba, demostrativas de la agresividad de esta administración contra la soberanía, la paz y el bienestar de la población cubana.
Recuerda la declaración que la decisión del mandatario de la Casa Blanca «no sorprende» y ya había sido advertido por la Cancillería el pasado 14 de enero, cuando se dijo «que el Gobierno de ese país podría revertir en el futuro las medidas hoy adoptadas, como ha ocurrido en otras ocasiones, como muestra de la falta de legitimidad, ética, consistencia y razón de su conducta contra Cuba».
Al afirmar que así se gobierna en Estados Unidos, se puntualiza: «Trump ha interpretado su llegada al poder como la coronación de un emperador. Su ambición abarca, solo para empezar, la conquista de Canadá, la usurpación de Groenlandia, el cambio de nombre del Golfo de México y el despojo a los panameños de su canal. La hegemónica Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, que a golpe de sangre y fuego se impusieron en América Latina y el Caribe, son la guía del nuevo equipo de Gobierno».
La denuncia cubana se reitera: «Este nuevo acto de agresión del Gobierno de Estados Unidos contra el pueblo cubano muestra, una vez más, el objetivo verdadero, cruel, despiadado de estas y tantas otras medidas de cerco y asfixia, que con fines de dominación se aplican contra Cuba. Constituye la reacción de impotencia frente a la incapacidad de doblegar nuestra voluntad y ante el respeto, simpatía y apoyo que concita la Revolución entre los pueblos del mundo».
Efectivamente, desde muy diversas partes del mundo ya llegan mensajes de respaldo y solidaridad que el pueblo cubano agradece, y que reafirman la decisión de la pequeña nación caribeña de no desviar su rumbo socialista ni el empeño de recuperar la economía, ni de cejar en defender «la libertad, la independencia, la soberanía y el privilegio de construir un futuro sin injerencia extranjera».
América Latina no dobla las rodillas.