Doris Ayling, una bisabuelita británica de 99 años, recibió una carta en la que el Portsmouth Hospitals NHS tenía a bien informarle que, en efecto, estaba encinta. Sus tres hijos, ya septuagenarios, se pondrían a pensar más de cuatro cosas y tal vez alguno se sintió celosillo ante la perspectiva de un hermanito, pero pronto la clínica envió una nota de disculpa por el error administrativo. Entonces, Doris hizo a la prensa una declaración desconcertante: «Estoy casi segura de que no puedo estar embarazada».