El Presidente Raúl Castro, acompañado por mandatarios de América Latina y el Caribe, rindió homenaje al más universal de los cubanos, José Martí. Autor: Tomada de la TV Publicado: 21/09/2017 | 05:37 pm
Hasta el Cementerio de Santa Ifigenia, en especial hasta el Mausoleo a José Martí, se fueron los mandatarios latinoamericanos y caribeños invitados a la conmemoración por los 60 años de los hechos del 26 de julio de 1953, luego de finalizado el acto central por trascendental hecho en la historia patria.
Con una rosa blanca para el amigo sincero llegaron hasta allí, acompañados por el Presidente cubano Raúl Castro, para homenajear al Héroe Nacional de Cuba, José Martí, autor intelectual de la gesta del Moncada.
Ocurrió este viernes en el Cementerio Santa Ifigenia, Monumento Nacional, donde se encontraba José Mújica, Presidente de la República Oriental del Uruguay, además de una representación de estados miembros de Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), como Nicolás Maduro Moros, presidente de la República Bolivariana de Venezuela; Evo Morales, presidente de Bolivia; Daniel Ortega, presidente de Nicaragua; y Ricardo Patiño, ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador.
Conformaban asimismo la importante comitiva, en nombre del Caribe: Roosevelt Skerrit, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de la Mancomunidad de Dominica; Winston Baldwin Spencer, primer ministro de Antigua y Barbuda; Kenenth Davis Anthony, primer ministro de Santa Lucía; y Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, quienes pudieron apreciar en un primer momento el impresionante cambio de la Guardia de Honor, que se produce cada media hora, desde el 19 de mayo del 2002, cuando se recordaba el aniversario 107 de la caída en combate en Dos Ríos de quien es considerado por Fidel como el «autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada».
Tras escucharse las notas del Himno Nacional, los altos dirigentes se dirigieron hacia la base del Mausoleo a José Martí, inaugurado el 30 de junio de 1951 y conformado por un conjunto arquitectónico de 26 metros de altura y 86 de largo, incluidos la cámara funeraria y áreas exteriores.
Y justo allí, donde descansan los restos del autor de La Edad de Oro, se depositó una ofrenda floral, que fue arreglada por el Presidente Raúl Castro. Luego, tal y como escribiera en sus Versos Sencillos, los mandatarios colocaron rosas blancas, para así cumplir su voluntad de: «Tener en mi losa un ramo/ De flores y una bandera».
Además del prócer cubano, en este camposanto —considerado el segundo más grande de Cuba, después de la Necrópolis de Colón, en La Habana— se custodian los osarios de héroes, personajes, hombres y mujeres ilustres, como Carlos Manuel de Céspedes, Emilio Bacardí, Federico Capdevila, Tomás Estrada Palma, Mariana Grajales, Perucho Figueredo...
En cuanto a los restos del Maestro, permanecen en una cripta funeraria de bronce, que descansa, cubierto por la enseña nacional, sobre un puñado de tierra procedente de 21 países, y a donde llega la luz natural proveniente de un lucernario.
La entrada al Mausoleo la custodian 28 monolitos que simbolizan igual cantidad de campamentos donde estuvo el Apóstol durante su participación en la Guerra Necesaria. Al conjunto también pertenece la Llama Eterna, inaugurada el 30 de julio de 2007, por Raúl Castro Ruz.