Acuse de recibo
Luis Raúl López (Senén Mariño No. 17, entre 2da. y 3ra. del Sur, Baraguá, Ciego de Ávila) relata que él, Ania Álvarez, Yaneisis Santana y Ángel Prado son cuatro usufructuarios de tierras que aún esperan por que se les indemnice por lo robado a sus campos impunemente.
Refiere que solicitaron hace unos cuantos años un total de 37,42 hectáreas, que estaban demolidas, sin producir y pertenecientes a una UBPC cañera adscrita a la UEB APA Ecuador. Desde entonces, las sembraron de caña y las han atendido bajo condiciones de secano, pero logrando mejores rendimientos promedio que las áreas aledañas.
Y en la zafra 2017-2018, en febrero, un pelotón de cosechadoras CASE de la UEB Primero de Enero, que cortaba en la unidad vecina, brincó de noche la guardarraya y les robó la caña camión tras camión, adjudicándosela no saben a quién.
Cuando reclamaron, dice, la dirección de la empresa cañera creó una comisión que dio un dictamen, en el cual se confirmaba el robo y se solicitaba que les pagaran. «Pero nadie ordenó el pago de nuestra caña, ni al menos las toneladas estimadas, ni se nos dio respuesta», afirma.
Fueron a juicio, al demandar a la empresa cañera, que es la representante estatal. Se analizó todo, pero el Tribunal no les dió la razón.
«Entonces, ¿quién nos paga la caña que estaba en el campo como en todas las zafras, y que nos robaron? Además, ¿esta situación puede volver a ocurrirle a cualquier campesino? Tenemos perdidas un total de 1938,1 toneladas, lo que representa aproximadamente más de 339 000 pesos cubanos?», concluye.
Guillermo Chalita Pieras (calle F, No. 24, entre 2da. y 3ra., reparto California, San Miguel del Padrón, La Habana) cuenta que es una persona de la tercera edad, y dadas la situación de la pandemia y la congestión en los bancos, el 16 de enero optó por la plataforma Transfermóvil para pagar el impuesto sobre transporte terrestre correspondiente a este año antes del 28 de febrero. De esa forma recibiría una bonificación del 20 por ciento por pago adelantado.
Hizo la transacción exitosamente, y a los pocos minutos recibió un mensaje con todos los datos de esta, entre los cuales se incluye las bonificaciones hechas. «Para mi sorpresa, dice, vi que me hicieron el descuento por uso del canal electrónico, pero no el correspondiente al pago adelantado, que es el de mayor cuantía».
Tras varias llamadas al Banco Metropolitano y a la ONAT provincial, le informaron que tenía que hacer reclamación del descuento por escrito ante la ONAT municipal. Así lo hizo, y quien le atendió allí, muy amable, le informó que tenía que rehacer su carta, y poner otros datos que faltaban. Que volviera al día siguiente y la viera directo sin tener que hacer cola. Al otro día él volvió, pero ella no fue a trabajar.
Por tercera vez, el 23 de enero volvió a la ONAT. Le recibieron la carta y el comprobante impreso que emite Transfermóvil. Y al preguntar cuál sería el curso de su reclamación, le dijeron que esa solicitud la tramitaría la abogada de la ONAT municipal, y en el lapso de 50 días hábiles le llegaría a su casa la resolución aprobatoria de la devolución. Y entonces debía presentarla en la oficina de Finanzas para que le entregaran un cheque, el cual cobraría en el banco.
«¿Quién es el responsable del mal trabajo: Etecsa, Banco Metropolitano u ONAT? ¿Quién me indemnizará por el tiempo invertido y el que me falta para culminar este proceso; y por las consecuencias que puede tener para mi salud, solamente por hacer lo que día a día se está recomendando por todos los medios oficiales de comunicación?», pregunta finalmente Guillermo.
Parafraseando un viejo refrán: no por mucho adelantar, se bonifica más temprano.