En la medida que se está dispuesto a entregarse a un nuevo amor, la actitud receptiva beneficiará los buenos encuentros
H.E.: Estoy muy preocupada porque desde que emigró mi pareja de 14 años de relación no he vuelto a tener un vínculo estable. Todos los hombres que me encuentro y me interesan están casados. Salgo a la calle, me divierto, pero esto no sirve de nada, aunque nos seguimos comunicando la relación terminó. Sigo sin un compañero. Soy una profesional de 33 años.
Encontrar un nuevo amor requiere romper el lazo afectivo que te ata aún a ese noviazgo cultivado por 14 años. Observa que no encuentras ningún hombre. Es probable que esto responda a tu deseo de sostener esa comunicación que mantienes con tu amado.
Comenzar una relación con alguien dispuesto a amarte, conlleva a la ruptura afectiva con ese hombre que se fue. Romper con él, implica perder cualquier ilusión de reunirse en el futuro. Si no es así, de manera inconsciente, pondrás barreras a todo nuevo intento de volver a amar. Irás a divertirte como una novia que por alguna razón salió ese día sola, pero cuida su relación.
La separación física no siempre representa una distancia afectiva; la ruptura de un vínculo no es suficiente para acabar con todas las ataduras del alma; la voluntad de seguir adelante no garantiza una verdadera disposición a volverse a entregar. Por eso, vale analizar el lugar que tiene para ti este amor en la distancia, cuánto más cultivarás esa relación y las ilusiones que a ella te atan.
En la medida en que estés más dispuesta a entregarte a un nuevo amor, estarás con una actitud receptiva a los buenos encuentros. No puedes hacer que aparezca un hombre ante ti, pero sí puedes establecer relaciones más significativas con quien te interese.