T.B.: Estoy embarazada de un hombre que conocía a mi familia desde pequeño. Tiene muy buena reputación en el barrio. Desde que comenzamos me comentó que llevaba años intentando tener un hijo, sin lograrlo. Accedí a complacerlo, a pesar de que mi embarazo sería de riesgo, de que ya tengo un hijo adolescente y que llevábamos poco tiempo de relación. Él, después de unos meses de felicidad exorbitante, ha decidido que no está preparado y dejó de interesarse por el bebé que ha de nacer. He llorado mucho y no lo quiero más a él, pero no dejo de preguntarme: ¿Por qué me hizo esto si soy la única que le va a dar ese regalo? ¿Cómo es posible que ya no le interese tener un hijo?
Lo más importante es intentar comprender las razones que te llevaron a este embarazo. Pareciera que este niño solo es fruto del deseo que él planteó; pero en verdad, tú debes haber tenido tus propias razones para asumirlo. ¿Acaso no quería también este regalo para sí misma? ¿Cuáles fueron sus motivos para tomar esta decisión a pesar de los riesgos? ¿Qué te une a ese bebé que se gesta en tu vientre más allá de este hombre?
Para las mujeres suele ser importante ser «únicas» para su hombre. Tú querías lograrlo concibiendo tu hijo como un regalo. Al parecer, esperabas que él te pagara con más amor y compromiso. Como ves, no hay que esperar tal reciprocidad. En cambio, sí podemos arreglarnos con el deseo que nos lleva a tomar cada decisión. Por alguna razón elegiste volver a ser madre. Ahora se trata de asumir esa elección.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica.