A. Y.: Mi novio y yo llevamos cerca de dos años y medio juntos. Al inicio nos llevábamos muy bien y en el sexo nos entendíamos casi diariamente, pero ya no me siento igual y casi nunca tengo deseos. Si acaso lo hacemos una vez a la semana porque él me convence. Se ha mostrado muy compresivo, pero a veces veo la decepción en su cara. Lo quiero mucho, me gusta y una vez que empezamos todo surge como antes, pero me cuesta llegar a ese punto y por eso tenemos muchas discusiones. Buscamos soluciones, pero ninguna resulta. Pienso que el problema está en algo físico que podría modificar, aunque no se muestra interesado. No obstante lo admiro y me siento enamorada de su persona.
Es usual que después de un tiempo cambie la frecuencia de las relaciones sexuales. No siempre coincide el ritmo de aparición del deseo en ambos y por eso tienen ante sí el reto de buscar sus puntos de encuentro. Si bien no parece tan distante una semana para amarse, llama la atención tu queja sobre tu deseo. Pareciera que este no aparece nunca o que tu novio siempre se anticipa, sin que puedas definir si llegas a desearlo alguna vez. Para intentar solucionarlo es preciso definir el problema.
El deseo sexual puede disminuir si se pierde la conexión erótica en la pareja, pero también por problemas de salud, agotamiento físico, carencia de condiciones propicias o contradicciones subjetivas en la pareja. En tu caso, la demanda constante de él o ideas asociadas a su físico podrían vincularse a tu desinterés hacia este hombre que aún quieres y disfrutas. Tu inapetencia puede ser una manera inconsciente de responder ante algo que no marcha bien, más difícil de tratar que la frecuencia de entrega. Debes continuar intentando definir qué sucede, y consultar a un especialista si a solas te resulta imposible.
Mariela Rodríguez Méndez, psicoanalista y máster en Psicología Clínica