El mayor servicio de redes sociales en el mundo continúa en la mira de las críticas internacionales
Facebook, la mayor red social del mundo, se vio en-red-ada recientemente en otro escándalo que renueva las preocupaciones en torno a su política de privacidad. Al parecer el sitio web sacó a la luz un sistema de identificación automática que no ha sido del agrado de sus cientos de millones de usuarios.
Se trata de una aplicación capaz de procesar las fotos publicadas por los usuarios, identificar los rostros de las personas que aparecen y sugerir sus nombres para etiquetarlos, siempre y cuando estén registrados en el servicio.
La funcionalidad de este sistema no es lo único que alarma a usuarios que se sienten cada vez más vigilados y controlados por la gigantesca herramienta de comunicación. Y es que la nueva utilidad, además, está activada por defecto.
Si bien otros programas en línea como Picasa, de Google, y iPhoto, de Apple, utilizan una tecnología de reconocimiento facial similar, esta permite elegir si se le quiere o no utilizar en las colecciones personales de fotografías antes de ejecutarse.
La de Facebook, por el contrario, opera de manera independiente, automática, a menos que los interesados se molesten en desactivarla.
Facebook es un sitio web gratuito de redes sociales creado en 2004 por Mark Zuckerberg. Originalmente se destinó a estudiantes de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, pero actualmente está disponible para cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico y acceso a Internet.
En sus siete años de vida su popularidad ha crecido considerablemente. Ha sido traducido a 70 idiomas y más de 600 millones de usuarios de todo el mundo ven en él una comunidad donde pueden compartir experiencias, gustos, sentimientos y hasta desarrollar una vida social virtual similar, o incluso complementaria, a la del mundo real.
Localizar amigos con quienes se perdió el contacto o agregar otros nuevos para intercambiar y comentar fotos o mensajes, crear grupos de usuarios con intereses comunes, enviar regalos virtuales y disfrutar de videojuegos están entre sus principales atractivos, a los que podrían sumarse en poco tiempo la descarga y reproducción de música.
Sin embargo, a pesar de su poder en la red de redes, no todos se declaran «flechados» por su encanto.
Una de las principales críticas de los detractores apunta a que Facebook potencia una «cultura del exhibicionismo». Ciertamente, a la hora de crear un perfil, los usuarios pueden agregar, bajo su responsabilidad, información personal detallada, desde un currículum vitae hasta sus hábitos alimenticios.
Pero así pueden también comenzar los problemas, cuando datos que se suelen considerar confidenciales se convierten de repente en información pública.
Al compartir una foto o mensaje en la red social debemos estar conscientes de que la información puede ser visualizada por todos nuestros amigos registrados o los amigos de nuestros amigos. Incluso, si no se configuran las opciones de privacidad pertinentes, cualquier desconocido que visite nuestro perfil podrá estar al tanto de detalles personales de nuestras vidas.
Julian Assange, fundador de WikiLeaks, señaló en una entrevista concedida a Russia Today, que Facebook es «la máquina de espionaje más espantosa jamás inventada».
Según Assange, en ese servicio se encuentra la base de datos más completa de personas, sus relaciones, nombres, direcciones, lugares de interés y comunicaciones personales, entre otros tantos.
Assange aclaró en la entrevista que ello no significa que Facebook sea directamente operado por la inteligencia estadounidense, pero está sometido a presiones jurídicas y políticas.
«No se trata de información entregada como resultado de una orden legal, sino de sistemas con un interfaz de acceso creado específicamente para los servicios de inteligencia estadounidenses», dijo.
Como era de esperarse, Facebook dio la cara a estas acusaciones y negó que facilite información a las autoridades. Según su portavoz, solo lo hacen sobre la base de procesos legales obligatorios. Para ello la red social cuenta con un equipo que se dedica a estudiar los casos, formado por dos fiscales federales especializados en delitos informáticos.
Si las acusaciones de Assange fueran ciertas, el Gobierno de Estados Unidos estaría en posesión de los datos personales de cientos de millones de personas de todas las latitudes.
Aunque Facebook no cobra a los usuarios por su servicio, genera cada año cientos de millones de dólares en ganancias, según información del banco estadounidense Goldman Sachs.
Los números no salen de la nada. La red social cuenta con un grupo de inversionistas privados que han inyectado cientos de millones de dólares a la empresa y la han hecho valuarse, según Goldman Sachs, en una cifra superior a los 50 000 millones.
Pero Facebook asegura que desde hace un par de años es capaz de hacerse cargo de sus gastos sin ayuda de nadie. La inversión, dicen, solo sirve para crecer.
Tres son los pilares que están llenando los bolsillos del sitio: publicidad, acuerdos con terceras empresas y monedas virtuales.
Facebook maneja tres tipos de anuncios diferentes: publicidad dirigida (los anunciantes escogen a quién llegar), anuncios interactivos (las empresas piden a los usuarios que realicen alguna acción en su publicidad) y los anuncios contextuales (se muestra a cuáles de nuestros amigos les gusta cierta marca o producto).
Otra parte de los ingresos proviene de acuerdos con terceras empresas como Microsoft, que vende publicidad dentro de la red social.
Pero el sitio está extendiendo sus brazos a más terrenos. Una de las experiencias más exitosas ha sido su moneda virtual o Facebook Credits, que permite a los usuarios trasladar su dinero real a una «ciberdivisa», para comprar suscripciones en juegos, adquirir bienes virtuales o regalos para sus amigos. Los analistas estiman que en 2011 esta opción podría generar más de cien millones de dólares.
Aunque las críticas en torno a la funcionalidad de Facebook han crecido con el paso del tiempo, es innegable que el número de usuarios registrados aumenta cada día.
La ciudadanía de Estados como Túnez, Egipto y España también ha encontrado en el sitio, y en otras redes sociales como Twitter, un aliado que les está permitiendo coordinar acciones colectivas para protestar masivamente contra los excesos de sus Gobiernos.
El Doctor Sergio Moya Mena, profesor e investigador de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (UCR) y autor del libro Medio Oriente, imagen y conflicto, consideró que Internet, las redes sociales y los teléfonos celulares permitieron que en algunos días se organizaran revueltas que antes hubieran tardado meses en concretarse.
Conscientes del valor que están adquiriendo estos medios comunicativos, el movimiento de los indignados en España también supo aprovecharlos para coordinar sus acciones.
Comunicados en la página de Facebook Toma la Calle 15-05-11, en la plataforma ciudadana Democracia Real Ya, así como las redes de Anonimous, resultaron imprescindibles para la concentración que tuvo lugar en Madrid, donde miles de personas consiguieron colapsar el centro de la ciudad el pasado mes de mayo.