La asociación entre la meningoencefalitis eosinofílica, una inflamación del sistema nervioso central, y el parásito alojado en caracoles como el gigante africano motivó la investigación de un estudiante cubano de Ciencias Médicas, galardonado con el premio internacional Lurap que otorga la Sociedad Americana de Fisiología
A Alejandro Ramos Robledo le apasiona la investigación científica, el saber que siempre se puede hacer algo ante una enfermedad, aunque no tenga cura. Es estudiante de 5to. año de la carrera de Medicina de la Facultad Miguel Enríquez en La Habana y recibió el pasado año el premio internacional Lurap (Local Undergraduate Research Award in Physiology) que otorga la Sociedad Americana de Fisiología.
«A los cinco años debuté con diabetes tipo I y motivado por el interés de conocer más de mi enfermedad, poco a poco fui adentrándome en el mundo de la Medicina».
Ramos Robledo, junto a otros alumnos ayudantes de diferentes especialidades de la Medicina, desarrollan su labor investigativa en el Laboratorio Central de Líquido Cefalorraquídeo (Labcel), perteneciente a esta facultad universitaria y reconocida como una entidad de Ciencia e Innovación Tecnológica en el país.
«Un miembro de la Asociación tiene el derecho de proponer a un estudiante para que presente los resultados de una investigación. Somos cinco los que gracias al licenciado en Bioquímica y Doctor en Ciencias de la Salud, Alberto Juan Dorta Contreras, nuestro maestro y coordinador principal en el Labcel, hemos podido aspirar al galardón. Lo más importante es contribuir a erradicar un problema».
El doctor Alberto Juan Dorta Contreras advierte que, sin embargo, antes de 2011 la actividad de los alumnos ayudantes de Labcel se centraba fundamentalmente en la investigación científica.
«La creación de las Becas de Investigación Quincke, basado en cursos de verano, ha sido fundamental en la formación de los alumnos ayudantes como protagonistas de la docencia y la investigación, junto a los profesionales del laboratorio y otros foráneos.
«Sustentamos esta iniciativa en la necesidad de la adquisición de habilidades para la investigación. Para lograrlo se emplea una modalidad innovadora en el modelo educativo que se basa en los principios de la ciencia abierta.
«Estas becas constituyen una experiencia pedagógica innovadora que fue única en el contexto cubano hasta hace poco cuando surgió la Beca Internacional de Investigación en Sicofisiología Cardiovascular Iván Pavlov, en la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Además, la participación de alumnos ayudantes de Labcel junto a un profesor en congresos y cursos dentro y fuera del país, en eventos en Estados Unidos, Brasil, México y España es una innovación en el contexto cubano».
Dorta Contreras comenta que en 2015, las Becas Quincke recibieron el Premio Anual de Inmunología entregado por la Sociedad Cubana de Inmunología en la modalidad de Enseñanza. Un año después, por primera vez, la Asociación Americana de Fisiología entregó como parte de las Becas la distinción Lurap a los estudiantes de Medicina con resultados meritorios en la investigación.
Ramos Robledo explica que, antes de iniciar la investigación presentada este año, se realizaron los estudios métricos pertinentes con relación al tema que le interesaba indagar para conocer su repercusión, jerarquización y alcance.
«El punto de partida para el estudio es la asociación entre la meningoencefalitis eosinofílica, una inflamación del sistema nervioso central, y el helminto Angiostrongylus cantonensis, el cual podemos encontrar en caracoles como el gigante africano.
«Revisamos un total de 20 artículos de Brasil, Colombia, Estados Unidos, Francia y Cuba, en los que se advierte la creciente preocupación por el auge de la plaga invasora del caracol africano, identificada en nuestro país a partir de 2014.
«En el caso de este tipo de caracol (Lissachatina fúlica), hospedero intermediario del parásito, la propagación de la enfermedad ha obedecido a factores
comerciales por el potencial cosmético de la baba del caracol, como sucedió en Ecuador y en Brasil. En nuestro país fue introducido con motivos religiosos.
«Revisamos toda la bibliografía relacionada con el tema y realmente resulta fácil obtener evidencias neuroinmunológicas en Cuba que ayudan al diagnóstico de esta parasitosis, porque es la única causa de esta enfermedad en el territorio y la más probable en el mundo».
El estudiante advierte que en otras naciones de Occidente se ha evidenciado una relación proporcional entre la proliferación de esta especie y los casos de la enfermedad. «Pero en Cuba, donde se ha publicado sobre esto en la capital, Cienfuegos, Holguín y Villa Clara, puede que el subregistro impida una mejor aproximación de la realidad».
Para el estudio, Ramos Robledo explica que se tomaron 19 muestras de líquido cefalorraquídeo y suero, simultáneamente, a cada paciente diagnosticado con meningoencefalitis eosinofílica, perteneciente a la serioratoteca del Labcel.
El objetivo del estudio fue determinar si existen diferencias entre los pacientes que sufrieron meningoencefalitis eosinofílica antes de la introducción del caracol gigante africano y después de la entrada de esa especie invasora.
«Dividimos las muestras en dos grupos. El primero, conformado por todas aquellas derivadas de punciones efectuadas antes de 2014, y el segundo a las que se dieron desde 2014 hasta hoy. De manera general, los pacientes con la enfermedad, asociados con el caracol gigante africano tienen un mayor porcentaje de síntesis, lo que habla de la agresividad del helminto».
Ramos Robledo advierte que la amenaza se agrava con el hecho de que personas desconocedoras de la enfermedad y su modo de transmisión tienen contacto con este tipo de caracol. «En Cuba, lo más frecuente es que los pacientes tengan contacto con el caracol o con su baba, que contamina frutas y vegetales que se consumen crudos o mal lavados».
Subraya el estudiante que todas las muestras utilizadas provienen del municipio capitalino de San Miguel del Padrón, donde se reportó por primera vez esta enfermedad, y donde existe una preocupación y una disciplina marcadas entre el personal médico y paramédico del hospital pediátrico.
«Se conoce que la transmisión de la enfermedad antes de la entrada de este molusco al país estaba centrada en la población infantil por contaminación accidental a través del juego sin un lavado correcto de las manos posteriormente. Solo se reportó un brote en Cienfuegos en 17 adultos, dos de los cuales manifestaron lesiones cerebrales crónicas. En la actualidad, son los adultos los más afectados».
Entre las recomendaciones derivadas del estudio, Ramos Robledo menciona ampliarlo a otros municipios de la capital y a otras ciudades del país, desarrollar nuevos métodos diagnósticos empleando la biotecnología con la que se cuenta actualmente. «Además, es importante continuar publicando sobre esta problemática de salud para que los médicos estén alertas ante cualquier caso sospechoso».