Estudio geológico parece confirmar polémica teoría en torno al impacto de un asteroide hace miles de años
Más de 35 especies animales —incluidos mamuts, perezosos gigantes y dientes de sables— habrían desaparecido, y la población humana habría decrecido drásticamente debido al impacto de un asteroide y los cambios climáticos en todo el planeta. No se trata del guion de la última película de La era del hielo, —aunque algo tiene que ver— sino de la teoría del Dryas Reciente, que viene ganando cada vez mayor aceptación entre los geólogos.
Esta vez, el estudio de un sedimento hallado en White Pond, cerca de Elgin (Carolina del Sur), y el trabajo de un equipo de la Universidad de Oxford parecen engrosar esa lista de evidencias que continúan apoyando la idea, y la revista Nature ha publicado los resultados, para generar el sano debate entre partidarios y detractores de la tesis.
Una pensaría que esa roca debería tener mucho que contar para ser capaz de generar tales discusiones científicas. Y es cierto.
En realidad, los estudios publicados en revistas especializadas suelen ser mucho más cautelosos antes de arrojarse a tomar partido directamente por una idea en discusión. Suelen limitarse a exponer los resultados. Y son otros medios los que interpretan esos resultados como señales hacia un lado o el otro. En este caso, el artículo de Nature se limitaba a anunciar el descubrimiento de una anomalía en las sustancias que componían el sedimento.
El asunto es que esa anomalía apuntaba a la presencia de elementos que solo se encuentran asociados a objetos cósmicos como asteroides o cometas, sin embargo, este tipo de sustancias ya ha sido estudiado en sedimentos en otras regiones de la Tierra, como Europa, Asia, Chile y Sudáfrica.
Las muestras ahora analizadas, fechadas mediante pruebas con radiocarbono en el comienzo del Dryas Reciente, presentan una gran anomalía de platino, consistente con los hallazgos en otras regiones; además se halló una gran anomalía de hollín en los núcleos del sitio, lo que indica incendios forestales a gran escala en el mismo período.
Asimismo, las esporas de hongos asociadas con el estiércol de los grandes herbívoros disminuyen al comienzo del período del Dryas Reciente, según otros análisis, lo que sugiere una disminución en la megafauna de la era de hielo que comienza precisamente en el momento del impacto.
Así que la respuesta es sí, en materia de geología: una roca tiene mucho que contar.
El hallazgo de este tipo de elementos ahora en América del Norte respaldaría la teoría del Dryas Reciente, según la cual un asteroide o cometa llamado Clovis impactó nuestro planeta hace casi 13 milenios.
Especialistas creen que ese fenómeno habría dado inicio a una etapa de bajas temperaturas a finales del Pleistoceno —entre 12 800 y 11 500 años atrás— y provocó un trastorno global en el clima con la consecuente pérdida de especies y de densidad poblacional humana.
Los efectos del impacto podrían haber generado explosiones en el aire por todo nuestro planeta, detalla RT.
El autor principal del estudio, Christopher Moore, lo ha explicado del siguiente modo: «Continuamos encontrando pruebas y expandiéndonos geográficamente (…) se han publicado numerosos documentos con datos similares de otros lugares que respaldan casi de manera universal la noción de que hubo un impacto extraterrestre (…) que causó el evento climático Dryas Reciente».
Moore indicó también que la comunidad científica creía primeramente que se trataba de un fenómeno de menor magnitud, que solo afectó al hemisferio norte del planeta, pero los hallazgos en Chile y Sudáfrica hicieron reconsiderar la teoría, y la redefinieron como un cataclismo de alcance global.
Este científico también cree que las concentraciones inusualmente altas de platino e iridio halladas en sedimentos de un cráter en Groenlandia hace muy poco podrían ser el punto de impacto de Clovis, y que los geólogos dedicados al tema deberían abocarse a la datación precisa de este cráter. Ello podría convertirse en la prueba definitiva que demuestre el evento cósmico y su cadena de efectos en la Tierra.
En realidad, la teoría no alcanza consenso, pero sí mayor cantidad de evidencias que la confirman frente a otras alternativas de explicación sobre el decrecimiento de especies del período final del Pleistoceno.
Las argumentaciones más largamente aceptadas consignan que el breve retorno a las condiciones de la edad de hielo durante el período del Dryas Reciente es prácticamente innegable, pero las razones del declive biológico simplemente se desconocen, y quedan aún en un vacío de evidencias.
La hipótesis más aceptada propone como causa posible de estos cambios climáticos, que duraron alrededor de 1 400 años, la falla de las presas de hielo glacial, que habrían permitido una liberación masiva de agua dulce en el Atlántico Norte, afectando la circulación oceánica y haciendo a la Tierra un lugar sumamente frío.
A partir de la propuesta de la nueva hipótesis, en 2007, la comunidad científica aceptó como poco probable la teoría, según Moore, porque la idea de que un impacto cósmico haya desatado una serie de efectos que llevaran finalmente a la extinción se vio con recelo.
Los defensores de la hipótesis del Dryas Reciente, por su parte, afirman que sí fue el impacto cósmico el detonante del enorme escape de agua de deshielo hacia los océanos, y creen que tan solo se trata de buscar con rigor la evidencia disponible.
La idea, explica Moore, «fue audaz en el sentido de que estaba tratando de responder muchas preguntas realmente difíciles con las que la gente ha estado lidiando durante mucho tiempo de un solo golpe»; sin embargo, afirma que aún es temprano para considerar la teoría probada.
Aun cuando los recientes descubrimientos van aumentando las posibilidades para la controvertida idea, el investigador se muestra cauteloso en cuanto a su supuesta presentación como causa total del declive biológico:
Aún la comunidad geológica no acepta completamente que un único impacto haya sido el detonante del declive natural del Pleistoceno. Foto: SciTechDaily
«Especulamos que el impacto contribuyó a la extinción, pero no fue la única causa. La caza excesiva por parte de los humanos también contribuyó, al igual que el cambio climático (…). Algunos de estos animales sobrevivieron después del evento, en algunos casos durante siglos. Pero a partir de los datos de esporas en White Pond y en otros lugares, parece que algunos de ellos se extinguieron al comienzo del Dryas Reciente, probablemente como resultado del impacto ambiental».
La evidencia adicional encontrada en otros sitios en apoyo de un impacto extraterrestre incluye el descubrimiento de vidrio fundido, partículas esféricas microscópicas y nanodiamantes, lo que indica que había suficiente calor y presión para fusionar materiales en la superficie de la Tierra. Otro indicador es la presencia de iridio, también asociado con objetos cósmicos.