La información publicada en The Wall Street Journal es aterradora a la vez que indignante, injusta, insultante: altos funcionarios de Estados Unidos —el cómplice principal en el crimen de genocidio que se perpetra contra Palestina— concluyen que no se alcanzará un acuerdo de alto al fuego en Gaza antes de que el presidente Joseph Biden termine su mandato, es decir el 20 de enero de 2025. Por tanto, seguiremos presenciando, prácticamente inermes y casi al detalle, durante 122 días, por 2 928 horas, mientras transcurren 175 689 minutos, el intento de exterminio de un pueblo.
En el contexto cubano actual, donde las dinámicas sociales y económicas se viven en desafío constante, la participación popular no solo es una alternativa, sino que es la clave para la búsqueda de soluciones colectivas a los problemas que afectan a nuestras comunidades.
Con la misma vehemencia con que preserva los canteros plantados de boniato, quimbombó y espinacas en su patio y áreas comunes, mi vecino Frank Ernesto espera con ansias la próxima rendición de cuenta del delegado de la circunscripción.
Mujeres todas. Una musulmana (Carmen María Valdés), una budista (Vivian Contreras), una Hija de la Acacia (Dileydis López), una católica (Raquel Núñez), una ortodoxa rusa (Liubov Fenina), una santera (Lázara Menéndez), una espiritista (Magaly Quesada), una judía (Yamilet Rojas), una presbiteriana (Dora Esther Arce Valentín) y una ortodoxa griega (María Valle). Cubanas todas. Valientes, fieles, coherentes, dichosas. Dueñas de su fe que las motiva a despertar cada día, a caminar, a trabajar, a soñar, a transformar, a compartir, a vivir en la Cuba que aman y que desean salvar a toda costa.
Hace varios años propusimos, desde Bayamo, que cada 20 de octubre, a una misma hora, los cubanos cantáramos juntos La Bayamesa, la marcha guerrera compuesta por Perucho Figueredo que luego se convirtió en Himno Nacional.
Sobre los coches arañas quería escribir hace tiempo. Lo postergué porque lo consideraba como una tradición del campo cubano, y más que eso, una necesidad ante la precaria situación con el transporte, que en las zonas rurales se convierte en un hecho vital.
Debutante en la comunidad de los que utilizan bastones —una característica ya frecuente de nuestro paisaje—, encontré al paso por las calles de Santa Clara mayoritaria bondad, además de la garra esgrimida de algunos «oportudorados».
Pese a las protestas populares, cada vez más recurrentes, todo indica que el presidente argentino, Javier Milei, siente aún el respaldo suficiente como para revestir con visos oficiales el ajuste emprendido desde que llegó a la Casa Rosada.
De un lado a otro lanzaron «palabrotas». Luego, la temperatura subió tanto que fue imposible registrarla con los termómetros. El colofón del temible espectáculo llegó con el sonido del filo del machete por el aire enmudecido más de una vez sobre el lomo del cuadrúpedo. Sangre, gemidos, desplome.
Se sentía orgulloso de que lo apodaran «Telegrama», porque eso connotaba la rapidez con que andaba de noche o de día, mientras proclamaba que nadie podía realizar un recorrido más veloz que él.