Todos los acontecimientos históricos que marcaron «un antes y un después» por su profundidad y alcance —más allá del escenario nacional y regional en que tuvieron lugar— son objeto de las más variadas interpretaciones en su valoración y significado.
Vuelve julio con la invariable costumbre de asistirnos la memoria, y cada 26 es emoción, historia que reta.
Ningún otro deporte detiene tanto la atención de los aficionados en Cuba como el béisbol, a pesar del crítico estado de salud que posee hoy el mayor espectáculo deportivo en nuestro país. Cada postemporada en los últimos años parece recordarnos que, todavía pendiendo de un hilo su vitalidad, la pelota respira en los terrenos y entre el público como alma indispensable de la nación.
Todos los días el discurso neoliberal nos cansinea con el discurso de la meritocracia y que el trabajo arduo da resultado para mejorar económicamente. Pues bien, una investigación de la revista Forbes muestra que, por primera vez desde 2009, todos los multimillonarios menores...
Una aparentemente tranquila tarde dominical se transformó en un candente debate en Estados Unidos y, por aquellos de que si el imperio estornuda, en el resto del mundo ya hay gripe, también se activaron medios y redes sociales en todo el orbe, cuando el presidente Joseph Biden anunció que salía del carril demócrata por la reelección presidencial.
La humanidad ha demostrado a lo largo de la historia una capacidad asombrosa para la compasión, la empatía y la solidaridad. Sin embargo, también hemos presenciado actos de insensibilidad y crueldad que desafían nuestra comprensión.
Como Penélope, la fidelísima esposa del protagonista de la Odisea, tejo y destejo la inmensa tela de mis recuerdos, fragmento de una historia contemporánea en la que muchas manos participaron para impulsar la gesta revolucionaria conducida por la dirección histórica de nuestro país.
Una y otra vez el más universal de los cubanos inundó la sala. José Martí parecía ser evocado en cada reflexión, en cada análisis que se hizo teniendo por bandera que Cuba debe ser construida siempre con todos y para el bien de todos y que ella misma es «dicha, dolor y cielo para todos», según recordara uno de los diputados. No es casual que el Apóstol se nos acercara como una suerte de guía en cuanto se haga por este país que late, incluso, más allá de sus fronteras.
A lo largo de muchos años he visto correr el tiempo; ese que todo lo cura, que todo lo transforma y que es en realidad lo único que verdaderamente poseemos. El tiempo histórico lo puede todo, todo lo hace crecer y hasta las metáforas de la vida las modifica. El tiempo es la más rica de nuestras posesiones; y a lo largo de ese tiempo que me ha tocado vivir, he visto cómo maduran las personas y cómo se recolocan las cosas en su justo lugar. El cubano, es decir, nosotros, hemos sido testigos de los avatares del tiempo histórico, el que mueve las velas y hace que avancen los días y las noches, ese tiempo es el nuestro y no lo cambiamos por ningún otro del planeta. Es nuestro tiempo, el más acariciado, el mejor.
No hace tanto, en la playa El Tenis, en la ciudad de Matanzas, una pareja de turistas tuvo la delicadeza de entrar y salir del agua para extraer una lata y botellas de cerveza dejadas por personas inescrupulosas. Caminaron con la mayor naturalidad del mundo hasta llegar al cesto de la basura, donde depositaron esos objetos.