Una aparentemente tranquila tarde dominical se transformó en un candente debate en Estados Unidos y, por aquellos de que si el imperio estornuda, en el resto del mundo ya hay gripe, también se activaron medios y redes sociales en todo el orbe, cuando el presidente Joseph Biden anunció que salía del carril demócrata por la reelección presidencial.
Al mismo tiempo, respaldó a la vicepresidenta Kamala Harris para que tome el batón y se enfrente el 5 de noviembre a Donald Trump en las urnas estadounidenses.
Nuevas dudas, incertidumbres, interrogantes y la revisión de las encuestas tomaron los espacios tanto republicanos como demócratas, más redobles de incisivos comentarios y hasta insultos. Se reorganizan los bandos, se buscan fondos financieros. Está en juego la Casa Blanca. También el presente y futuro de Estados Unidos, y el tiempo es bien corto, cuando prácticamente se está en el esprint final.
En las últimas semanas fue creciendo el número de demócratas influyentes que pedían a Biden que diera un paso al lado. La presión tuvo éxito. Ahora está por ver si llega con prontitud el consenso que apoye a la Harris o si la división se afianza en una Convención Nacional Demócrata abierta, que en agosto diga la última palabra, es decir, el visto bueno oficial a otro candidato envuelto en gran interrogante, pero que sea capaz de cerrarle el paso a un Trump que avanza creído de su victoria. En ese caso contará la decisión que tomen los 3 800 delegados que estaban comprometidos con Biden.
Y vienen las encuestas, esas que pueden tener la verdad o también equivocarse. Ya dejó de ser Trump versus Biden, el panorama ha cambiado y se evalúa a Kamala Harris, y según Decision Desk HQ y The Hill, no es tanta la diferencia con que el republicano aventaja a la vicepresidenta —mujer, negra e hija de inmigranes—, apenas dos puntos, en un 47-45.
Hay variación sustancial cuando la carrera se hace trío con el electrón independiente de Robert Kennedy Jr. Ahí el exmandatario se eleva seis puntos (43 sobre 37), porque el hijo de Bob y sobrino de John le resta a la demócrata.
Por estos días, estaremos viendo encuestas de CNN, AP, CBS, The Economist y muchos más, aunque se mueven hilos más invisibles a cargo de los líderes demócratas, los grandes donantes, los grupos de votantes con preferencia demócrata, que en definitiva dirán la última palabra.
Sin embargo, un elemento apunta que no está tan desarmada la Vicepresidenta, cuando Trump encabezó de inmediato las diatribas contra la Harris, intentando desacreditarla con insultos semejantes a los que propinaba a Biden, y no son disparos a sedal… Dicen que entre domingo y lunes ya recaudó 50 millones de dólares para la campaña electoral del Partido del Burro o Azul.
Por demás, no aporta agenda nueva, se estima que seguirá la de su Presidente, con experiencia en la vida política iniciada como fiscal de estado y 22 años menos de edad que el preceptor —aunque en este acápite el republicano se buscó un compañero de boleta de apenas 39 años, al parecer carismático y de mucho empuje, con los que se dice que puede hacer olvidar todo lo que le falta de experiencia en la política al exmarine.
Si fueran Trump y Harris los finalistas, los lápices se afilarían para ver cómo le irá a cada uno en los llamados estados bisagras o péndulos, aquellos en los que la preferencia por uno u otro partido no se define hasta que se cuentan los votos. En ese panorama también hay que tomar en cuenta quién podría ser el vice de la actual vice.
En un Estados Unidos lleno de incertidumbres —y de problemas—, de aquí a noviembre, sobrarán las especulaciones, los golpes bajos y también los otros, además del alcance cierto de los dineros de los poderosos.
Una amiga me dejó una interrogante como parte de las teorías: ¿Y si Barack Obama se presenta o Robert Kennedy decide y es aceptado como demócrata? Abuela, ¿qué pasaría?