Creo que a cada rato es bueno recordar la historia. Tratar de entender lo que pasó es, a mi entender, tan saludable e inteligente como tratar de saber lo que está pasando en los días en que se vive. A la historia siempre se le está tratando de cambiar, alterando los hechos, y a veces, hasta borrándolos.
Lo único que nos salva de que esto no se haga con más frecuencia es que existan documentos de la época que reafirmen lo que verdaderamente pasó. El recurrir a testigos es muy lamentable y por supuesto nada confiable. Las personas tratan de describir un hecho según sus perspectivas, resultando en que el mismo suceso descrito por dos personas que fueron testigos oculares de este muchas veces difiera totalmente, ya que la narrativa cambia según quien la interprete. Estoy hablando de cosas que pueden haber ocurrido horas antes, imagínese cuando
han pasado meses, años o siglos. Los evangelios y la biblia son los mejores ejemplos.
Del Imperio romano sabemos bastante, ya que se conservan muchos documentos de la época, pero ¿hasta qué punto sabemos qué certeras son las historias que nos han llegado de Atila, o del genial Aníbal?
He sacado todo lo anterior a propósito, porque quiero enseñarles un documento que estoy seguro de que muy pocos de los lectores de este periódico conocen y los que sí lo han olvidado. Es un documento que estuvo clasificado por las agencias gubernamentales de Estados Unidos y, por lo tanto, durante mucho tiempo se desconocía su contenido. Este documento, para mí, es uno de los más importantes que existen para poder entender la criminal política que el país más poderoso de la tierra le tiene implantada a una pequeña isla que solo se encuentra a 90 millas de su territorio y cuyo único pecado es definirse como un país libre, soberano e independiente.
El documento se explica por sí solo, solo hay que leerlo tal y como fue escrito y saber que fue fundamental, que fue la base de una política que hasta el día de hoy existe.
Hay que entender que después de este documento vino el llamado «embargo» y que muchos años después llegaron la Torricelli y la Helms-Burton, y aún muchísimos años más adelante llegaron las 243 medidas del republicano Trump, que aún se mantienen con el demócrata Joe Biden.
Aquí les presento el famoso memorándum de 1960:
Memorándum del Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos (Mallory) al Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos (Rubottom) 1
Washington, 6 de abril de 1960.
ASUNTO
Decadencia y caída de Castro
Las consideraciones más destacadas respecto a la vida del actual Gobierno de Cuba son:
Si se acepta lo anterior o no se puede contrarrestar con éxito, se deduce que deben emprenderse con prontitud todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba. Si se adopta tal política, debe ser el resultado de una decisión positiva que convoque una línea de
acción que, siendo lo más hábil y discreta posible, haga las mayores incursiones para negar dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios monetarios y reales, para provocar hambre, desesperación y derrocamiento del gobierno.
El elemento principal de nuestra aljaba económica sería una autoridad flexible en la legislación azucarera. Esto debe buscarse urgentemente. También deben explorarse todas las demás vías. Pero primero, es necesario tomar una decisión en cuanto a la línea de nuestra conducta. ¿Desea que se prepare una propuesta de este tipo para el Secretario? LDM.
Para los que no lo conocían ¿qué les parece? Ahí está todo dicho, nada ha cambiado hasta el momento, 63 años después.
Fuente: Departamento de Estado, Archivos Centrales, 737.00/4-660. Secreto. Redactado por Lester D. Mallory.