¿Qué clase de democracia es esa en la que los funcionarios públicos, desoyendo los clamores de la ciudadanía, aprueban leyes que esta rechaza? ¿Qué tipo de funcionario es el que le vira las espaldas a los que lo eligieron y legisla en contra de los intereses de esa mayoría de ciudadanos? ¿Cómo se puede explicar que se invite al pueblo a que exprese sus opiniones y luego se toman decisiones contrarias a lo expresado?
Bueno, la comisión del condado Miami-Dade de la Florida convocó a los ciudadanos para que fueran al hemiciclo del condado y emitieran sus opiniones sobre el nuevo presupuesto que había presentado el alcalde, para que fuera aprobado o rechazado por los comisionados.
El presupuesto de más de 7 000 millones de dólares tenía un déficit de alrededor de 400 millones, y por lo tanto, había que balancearlo. La pregunta era de dónde iban a salir tantos millones para eso. O se cortaban algunos servicios o se aumentaban los impuestos a la propiedad para con ello buscar los dólares faltantes. El alcalde, un ex policía del condado, recomendó que se subieran los impuestos a la propiedad en un 14 por ciento y así recaudar el dinero. La ciudadanía, enfurecida, denunció la medida como una falta de consideración y un abuso con los dueños de propiedades que tienen que hacer de tripas corazón para pagar los impuestos actuales. Los comisionados, sin importarles las quejas de los asistentes, aprobaron la medida. Ahora tenemos que pagar entre un 12 y un 14 por ciento más de lo que pagamos el año pasado.
Más del 13 por ciento de la población laboral de este condado está desempleada, las ejecuciones hipotecarias se han incrementado en una forma espantosa en esta región, las ofertas de empleo están en las tinieblas, la vida de los que viven del Seguro Social ronda la miseria, el precio de las propiedades se ha desplomado, etc., etc. Es, bajo esta realidad, que se le sube el impuesto a la propiedad.
Es verdad que en el presupuesto presentado por el señor alcalde existe un enorme déficit, pero ¿por qué no se han recortado algunos programas que existen en el mismo y que no son necesarios? ¿Por qué no se rebajan los inflados salarios, empezando por el del alcalde, que el año pasado terminó ganando un poco más de 300 000 dólares?
Hay que no tener ni la más mínima vergüenza e irrespetar a la ciudadanía en general para aumentar el impuesto de la propiedad por culpa de un déficit de 400 millones en el presupuesto presentado. Parte de ese déficit, más de 132 millones, se utilizarán para aumentar los salarios ya inflados a la policía, los bomberos y los burócratas que son empleados del condado Miami-Dade.
Hasta el 2001, el Presidente de Estados Unidos ganaba 200 000 dólares anuales. Desde esa fecha, el salario fue aumentado a 400 000. Pues bien, el administrador del condado Miami-Dade gana alrededor de 450 000 al año, es decir, mucho más que lo que gana el Presidente de la nación. ¿Cómo es esto posible?
Cualquier director de departamento gana más dinero en salario que el Vicepresidente, que los senadores, los representantes o que el Presidente de la Corte Suprema del país. Traté, para este artículo, de averiguar el número de empleados del condado, los salarios de más de 100 000, el total de la nómina, etc., y después de muchas llamadas telefónicas, las que me transferían de una oficina a otra, nadie me dio la información solicitada. Hay que procurar dicha información por medio de una petición escrita para que ellos la consideren. De todas formas, extraoficialmente se dice que el número de empleados es de más de 30 000 y que la nómina asciende a alrededor del 30 por ciento del presupuesto. Es decir, que de los más de 7 000 millones de dólares que suma el presupuesto del condado, 2 000 y tantos millones de dólares se gastan en mantener una inmensa burocracia.
Aparte del aumento de los impuestos a la propiedad, también quieren cobrar por lo poco que hasta ahora era gratis, como por ejemplo, el estacionamiento en los parques públicos. Dentro de poco, se les ocurrirá cobrar por el aire que respiran los ciudadanos que aquí residimos. Entre los delincuentes que están en la nómina del gobierno condal, los burócratas que solo sirven para desangrar el erario público, y los políticos que no oyen las voces de los que supuestamente los eligieron, los residentes de Miami-Dade, estamos con el agua al cuello.
Se está creando un movimiento para pedir un referendo revocatorio del actual alcalde, pero eso no afectará los bolsillos de los contribuyentes. El daño ya está hecho desde el momento que aprobaron el deficitario presupuesto. Ahora, a meterse las manos en los bolsillos para pagar sueldo a los parásitos que pululan en las nóminas del condado Miami-Dade.
*Periodista cubano radicado en Miami