Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Errática o malintencionada la política exterior de EE.UU.

La más reciente es toda una provocación política, demostrativa de que en sus relaciones exteriores, Washington o es errático o padece de una mala intención congénita a su condición imperial

Autor:

Juana Carrasco Martín

El presidente de Estados Unidos Joe Biden acaba de llamar «dictador» al presidente Xi Jinping, justo cuando hace apenas unas horas concluyó la visita de su secretario de Estado, Antony Blinken, a Beijing, supuestamente para mejorar las relaciones entre ambas potencias.

Toda una provocación política, demostrativa de que en sus relaciones exteriores, Washington o es errático o padece de una mala intención congénita a su condición imperial, y no puede esconderlo —tampoco hace el más mínimo intento por enmascararlo.

Tras la malévola declaración del jefe de la Casa Blanca —quien últimamente tropieza más de lo debido—, las tensiones vuelven a su punto clímax, pintando de colores sombríos la «esperanza» del líder chino de poder estabilizar las relaciones entre China y Estados Unidos, y le dio la fórmula: «Las interacciones entre Estados deben basarse siempre en el respeto mutuo y la sinceridad».

El paso en falso de Biden, que le cierra las puertas a una «relación constructiva», ocurrió durante un evento en California para recaudar fondos para las elecciones presidenciales de 2024, donde el estadounidense espera reelegirse.

A destiempo, el mandatario de EE. UU. comentó con estas palabras aquel incidente del globo meteorológico chino que perdido sobrevoló territorio estadounidense, lo tildaron de «aeronave espía» y lo derribaron:

«La razón por la que Xi Jinping se molestó mucho cuando derribé ese globo con dos furgones llenos de equipo de espionaje fue que no sabía que estaba allí (…) Esa es una gran vergüenza para los dictadores. Cuando no sabían lo que pasó. No se suponía que ese fuera el lugar donde debía estar. Se desvió del rumbo».

Por supuesto, no se hizo esperar la respuesta china. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, calificó muy atinadamente esa declaración «extremadamente absurdas» e «irresponsables». «Es una provocación política abierta».

Y le agregó con énfasis al imprevisible exabrupto de Biden: «violaron gravemente la dignidad política de China» y «el protocolo diplomático».

Coincide la situación con nuevas «revelaciones» de gente anónima de la CIA,  destinadas a que el diario The Wall Street Journal las divulgue como disparos de humo que dejan rastro en temores de una ciudadanía a la que constantemente le adulteran el razonamiento.

Sin prueba alguna primero dijeron que China le había pagado una multimillonaria suma a Cuba por un centro de espionaje, radares apuntando a Estados Unidos. Ahora, sin escrúpulos éticos, WSJ vuelve a la carga y publica supuestas negociaciones entre La Habana y Beijing para la instalación de una base militar común para entrenar a tropas chinas a solo 90 millas de EE. UU.

Se buscan «pretextos» tejiendo día tras día un nuevo cuento mendaz, puesto a rodar chapuceramente, pero con la efectividad de quienes controlan en buena parte las llamadas redes sociales del mundo, ni que decir la gran prensa occidental.

Con la paciencia asiática correspondiente, Mao Ning había dicho en conferencia de prensa donde se le preguntó sobre el tema: «No estoy al tanto de lo que se menciona. Esperamos que las partes relevantes dediquen su tiempo y esfuerzos a hacer cosas que faciliten la confianza mutua y la paz, la estabilidad y el desarrollo en la región».

En California, Biden apretó el gatillo nuevamente y fuera de lugar. Los intereses que representa, parecen estar empeñados en que el dragón eche fuego. ¡Cuidado!... mi abuela advertiría: «Tanto va el cántaro a la fuente…»

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.